siempre acude a la memoria y a las experiencias personales para construir sus historias. Lo hace desde la convicción de que las pequeñas historias cobran una fuerza y tienen un impacto en la Historia , sabe que un relato personal implica acciones en el plano colectivo. Así escribió " El nudo materno" (Las Afueras, 2018), un libro que publicó en los 70 y en el que hace escuchar su voz al hablar sobre su madre, la maternidad y en el que cuestiona el mito de la madre buena.
Publicado por Lazarre, originalmente en 1976, "El nudo materno" es un clásico del feminismo y su lectura es tan relevante hoy como hace 40 años.
La escritora y periodista estadounidense ha vuelto a la memoria y la experiencia personal para escribir su más reciente libro, "El comunista y la hija del comunista" (Las Afueras, 2021), en el que recupera la figura de su padre, dirigente destacado del Partido Comunista, y al hacerlo da cuenta del radicalismo, racismo y xenofobia que prevalece en Estados Unidos; y donde aborda otros elementos importantes del mundo contemporáneo como los efectos del colonialismo.
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En entrevista con EL UNIVERSAL, Jane Lazarre también habla de la regresión en los derechos de las mujeres que se enfrenta en todo el mundo y particularmente en su país, donde la Corte Suprema de Estados Unidos decidió revocar el derecho constitucional al aborto, que revirtió un precedente legal de cinco décadas.
¿Hay más retrocesos en los derechos de las mujeres de los que había en los 70?
En todo el mundo se vive una regresión de los derechos, de cosas que habíamos conseguido; las mujeres y las madres aun tienen mucho por lo qué luchar. Las madres siguen rodeadas de un aura mitológica que no es real, reciben apoyos mínimos, tanto económicos como especiales, de ayudas, compaginación del trabajo con el cuidado de los hijos, mucha soledad y el mito de la madre perfecta aún domina en la sociedad.
La situación en Estados Unidos es terrible
Especialmente desde que Trump entró a la presidencia empezó este proceso de regresión y cada vez son más visibles o fragantes las injusticias que hay en todos los aspectos contra los más débiles. Ahora mismo nos encontramos en una encrucijada con lo que ha pasado en Estados Unidos, que se ha derogado la ley del aborto; quiero escribir sobre eso porque es algo que afecta a todas las mujeres y a todos los hombres que quieren a las mujeres y las apoyan.
¿El nudo materno fue una batalla contra el mito de la maternidad que es vigente?
Fue el primer libro que escribí cuando tenía 30 años y ya tenía dos hijos. Era la segunda ola del feminismo en Estados Unidos, estaba muy candente y yo estaba aprendiendo muchas cosas nuevas gracias a ese feminismo que empujaba tan fuerte. Lo escribí con la esperanza de que fuera un libro que llegara a las mujeres, no tanto de mi generación sino la de mi madre; muchas habían elegido ser madres y para muchas no había sido una elección. Deseaba por encima de todo mostrar que las mujeres podían tener una voz propia para contar sus vidas y sus anhelos y no una voz como hasta entonces, que era desde una perspectiva masculina.
¿Pasaron varios años para ahora hablar de tu padre?
En medio de los dos había escrito mucho sobre ser una madre blanca y judía de dos hijos negros en Estados Unidos, había escrito sobre la raza, había enseñado mucho, había leído mucho; y había escrito mucho sobre esos temas para públicos diversos. Finalmente quise centrarme en la figura de mi padre y contar esa época del radicalismo en Estados Unidos, las distintas fuerzas que se enfrentaban en el país, pero más desde un punto de vista de una hija que se quedó sin madre muy niña, y sobre cómo en ese país su padre tuvo que educarme a mi y a mi hermana, muy pequeñas, él solo, lo cual en esa época era algo insólito.
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¿En El comunista y la hija del comunista vuelves a lo personal y a la memoria?
Efectivamente, otro periodista calificó esa forma de honestidad radical, yo digo que es una búsqueda muy exigente para contar la historia íntima de mi vida y mi relato personal y al mismo tiempo es levantar la voz contra la injusticia de la época de mi padre, de su mundo, contra la historia general, con mayúscula.
¿Tienes claro que una pequeña historia es universal?
Esa importancia del relato personal con respecto a la historia en general es siempre mi primera motivación para escribir. Fui una niña que se crió en un medio comunista y me enseñaron desde pequeña la esperanza en un mundo mejor, más igualitario y cuál era mi responsabilidad como individuo a la hora de contribuir a esa Historia.
La historia siempre nos afecta, está en todos nosotros. Por eso en "El nudo materno" lo que me motivó a escribir ese libro es que los relatos sobre maternidad que leía la mayoría eran falsos, no decían la verdad sobre la experiencia real de las mujeres, esa fue mi motivación para escribir sobre la verdadera experiencia y así también contribuir a la historia.
¿Te reconciliaste con tu padre y con la ausencia de tu madre?
De adolescente peleaba mucho con mi padre, pero también lo quería mucho y me sentía querida por él. La reconciliación vino sobre todo cuando me casé y tuve a mis hijos. En ese tiempo no era fácil el matrimonio con personas de distinta raza, pero él siempre me apoyó, quería mucho a mi marido y cuando nació mi primer hijo, aunque sólo lo conoció durante dos años, fue una época muy bonita. Yo siempre me había considerado la hija de mi madre, era un falso mito, todos me decían que me parecía mucho a ella, pero al escribir el libro de mi padre me di cuenta que en realidad era como él.
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