Resultado de 40 años de trabajo y estudio sobre la escritura de las mujeres y la forma como han sido leídas a lo largo de los siglos en México y el mundo, el nuevo libro de Sara Sefchovich, Del silencio al estruendo. Cambios en la escritura de las mujeres a través del tiempo, analiza la escritura de mujeres que, asegura, había estado invisibilizada y que ahora está en una visibilización extrema que se le debe al feminismo.
“Las mujeres dejaron de escribir nada más sobre ‘problemas de mujeres’ o de representación del género y se pusieron a escribir sobre aquello que les interesaba, del mundo al que habían podido, de repente, acceder y conocer cuando se abrieron las puertas, digamos simbólicamente, del hogar o del harem o de donde sea que estuviera encerradas, y eso cambió completamente sus temas, su modo de escribir porque se dieron cuenta que el mundo es ancho y ajeno”, señala Sefchovich.
La escritora habla sobre el libro editado por Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, que analiza qué, cómo, por qué escriben y cómo se había leído y se lee a las escritoras; y del cual conversará con Ave Barrera, Liliana Pedroza y Socorro Venegas en la presentación del libro en la edición virtual de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el 28 de febrero (16 horas) en las cuentas de Facebook de la Feria y de Libros UNAM.
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¿Un trabajo de varios años de estudio sobre literatura escrita por mujeres?
El libro es el resultado de 40 años de trabajo sobre escritura de las mujeres y sobre la forma como han sido leídas. Está dividido en los temas de los que escriben, la manera en cómo nos presentan lo que escriben y por qué escriben, que también ha cambiado mucho de hace dos siglos a una mujer escritora hoy; y, finalmente, cómo las hemos leído. En todos los apartados lo que hago es presentar los cambios que ha habido a lo largo de la historia.
¿Los temas pasaron de lo privado y cotidiano a lo público?
¿El feminismo dio libertad y echo luz sobre la literatura hecha por mujeres?
Sí, aunque no estamos hablando de libertad para todas las mujeres, falta mucho por hacer, pero el feminismo en la escritura fue muy evidente, las mujeres dejaron de escribir nada más sobre ‘problemas de mujeres’ o de representación del género y se pusieron a escribir sobre aquello que les interesaba del mundo al que habían podido de repente acceder y conocer cuando se abrieron las puertas digamos simbólicamente del hogar o del harem o de donde sea que estuviera encerradas y eso cambió completamente sus temas, cambió completamente su modo de escribir porque se dieron cuenta que el mundo es ancho y ajeno, como decía aquel escritor, y pudieron escribir sobre lo que les interesaba. Eso fue el gran salto en los temas, en los modos de escribir fue muy significativo, y ese salto a la hora de leerlas se dio entre los grupos ilustrados y entre el lector común, porque muchísimas mujeres empezaron a ser muy leídas y comenzamos a conocer los nombres de las escritoras más leídas y más famosas del mundo, de América Latina y de México y eso también fue un cambio muy importante, porque las mujeres siempre leían encerradas en sus casas, y pudo salir a la luz que las mujeres si leían mucho y que podían escoger lo que les gustaba leer y muchas escogieron leer a escritoras.
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¿Por eso dice que nos fuimos al extremo opuesto?
Es que de no verlas pasamos al extremo opuesto, en medio estuvo la burla y la descalificación cuando las mujeres en los años 80 empezaron a vender muchísimo y todo mundo se sorprendió y empezaron a decir que eran de bajas calorías; pero nos fuimos al extremo opuesto, a decir “todo lo que hacen las mujeres es maravilloso”, “todo lo que hacen ellas lo tenemos que aplaudir”, por eso el libro se llama Del silencio al estruendo. Es como el péndulo del que hablaba Foucault, que vamos de un lado a otro para después, espero finalmente, llegar al centro, en donde se valore lo que se escribe más allá de que alguien sea mujer o sea hombre, donde ya no sea necesario hacer esas diferencias y podamos hablar de literatura. En este momento estamos valorando a muchísimas escritoras no necesariamente por su literatura sino por el hecho de que sean mujeres justo porque estamos en el extremo opuesto.
“Espero llegar al centro, en donde se valore lo que se escribe más allá de que sea mujer u hombre, donde ya no sea necesario hacer esas diferencias y podamos hablar de literatura”
¿Cuánto veremos pasar para decir quiénes se quedan?
Pensemos que hay una separación muy importante entre lo que opinan la crítica y los estudiosos y lo que compra el público lector más amplio y común, esa diferencia en los últimos años es de separación, muchos han tratado de subsanarlo para que aquellas cosas que se venden mucho no por definición digamos que es mala literatura, sino tratar de incorporarlas, pero todavía no se logra del todo y lo que definitivamente no hay forma de lograr por decreto es que los lectores lean, aunque los críticos digan que fulana es maravillosa y que su obra es maravillosa. En esa separación es donde no sabemos cómo se va a poder formar el canon de mañana, sí van a entrar las que son más leídas o las que son más consideradas por la crítica, o si se va a lograr llegar como lo están intentando hacer en Estados Unidos, Holanda o Francia, de tratar de hacer un único canon donde se consideren las dos cosas, eso todavía está en pañales; no sabemos en qué momento ya vamos a poder decir esto es literatura independientemente de si fue muy leída o poco leída o si la hizo una mujer o un hombre o lo dijo el crítico o lo decidió el lector.
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¿Lo veremos?
Estamos en ese proceso de cambio que es interesantísimo, a mí me atrae mucho cómo en Estados Unidos ahora están haciendo un gran esfuerzo por meter en el canon a las ensayistas, porque al principio del esfuerzo fue por las poetas y después las novelistas y ahora ya estamos en las ensayistas, como diciendo que una mujer también puede tener cerebro y pensar no nada más emociones, y este proceso está en marcha.