regresa a México para pasar el verano con su familia y encontrarse con los amigos, también para cumplir otros proyectos: dictar su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, el próximo 21 de junio, donde hablará de los temas que le obsesionan y que marcan su universo literario; y además para empujar con más fuerza la procuración de justicia y la restitución de la verdad y la memoria en el feminicidio de su hermana Liliana.

Pero también, la escritora, traductora, profesora universitaria y crítica literaria nacida en Matamoros, Tamaulipas, en 1964, está en México para promocionar su más reciente libro: Me llamo cuerpo que no está. Poesía completa, que reúne los cinco libros de poesía que Cristina Rivera Garza escribió entre 1998 y 2015, alternándolos con sus obras de ficción donde, al igual que en la poesía, siempre experimenta, trata de reinventarse y empezar de cero.

“La cuestión de los campos y de los temas es que por primera vez están estos libros juntos, libros que han conversado, en su momento, con su tiempo, y ahora de repente están conversando entre ellos. Eso mueve el tapete porque en su momento fueron proyectos independientes, pre- imaginados como independientes, y esta oportunidad de reunirlos me hace pensar que su independencia es cierta hasta cierto punto, porque hay discusiones que veo desarrollarse, ampliarse moverse por otro sitio, divagar por otro lado, pero siempre en una especie de continuidad”, dice la narradora que acepta que en sus libros de poesía hay resonancias de sus obras de ficción.

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Esta conversación va de poemas escritos al cuerpo enfermo de la madre y los hospitales “a donde llevamos nuestros cuerpos frágiles y partidos en mil pedazos”, a La imaginación pública, que es el libro más reciente (2015), donde aparecen ya los cuerpos despedazados, violentados en muchos casos, desaparecidos que continúan ahí como una preocupación y urgencia.

“Es un recorrido muy largo; del 98 al 2015 han pasado cosas tremendas en el país; entre tantas, una guerra a la que todavía no le ponemos bien el nombre y creo que esta es mi manera de ir dialogando con el momento, con las distintas tradiciones por las que me siento interpelada y conmigo misma también”, reconoce la autora de El invencible verano de Liliana, Autobiografía del algodón y Había mucha neblina o humo o no sé qué.

Su búsqueda es amplia, especialmente los últimos libros que ha escrito están justo en la colindancia entre distintos géneros “y si esa es la apuesta es muy difícil regresar al mundo de los géneros establecidos y definirlos como tal, como campos de alguna manera autónomos dentro de sí, pero a la vez hay algo que me ha llevado a escribir estos textos poéticos de esta manera y no de otra”, afirma Rivera Garza, quien asegura que la pregunta de qué es la poesía para ella es una pregunta que la atormenta mucho y la atosiga.

En Me llamo cuerpo que no está hay una preocupación por el cuerpo, no como un tema ni como una cuestión metafísica, dice la narradora y ensayista, sino como una forma de aceptar el reto de la materialidad de quien produce la escritura, del proceso de escritura y del lenguaje dentro del proceso. “El primer libro que está incluido aquí está muy ligado al libro que acabo de publicar El invencible verano de Liliana. Yo he dicho que no podía escribir el libro del asesinato de mi hermana, aunque había hecho el intento. Pienso ahora que, a lo mejor, este libro era la forma que encontré en ese momento, son esas iteraciones, esos enunciados, esas maneras de ser de esos libros que no existieron de esa otra forma, pero existieron dentro de éstas”, apunta.

Cristina Rivera Garza presentará su Poesía completa el próximo viernes 23 de junio, a las 19 horas en la librería Mauricio Achar. Lo hará dos días después de que ingrese a El Colegio Nacional, a donde llevará su agenda feminista y su literatura tan fronteriza y arriesgada.

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