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La violinista francesa Anna Göckel (Premio Enesco de la Sociedad de Autores, Compositores y Editores de Música de Francia, 2020) interpreta hoy y mañana, a las 20 horas, tres sonatas y tres partitas de Johann Sebastian Bach en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural de Ciudad Universitaria. Las seis piezas conforman todo lo que el músico alemán compuso para violín solo y, en palabras de Göckel, son una especie de conjunto que “implica una transformación: empieza como algo oscuro, doloroso, y poco a poco pasa a un estado luminoso”.
Para los violinistas, las sonatas y partitas son como la Biblia y tocarlas es como escalar el monte Everest; son piezas muy espirituales que rara vez se interpretan en conjunto y que pueden cambiar la vida de quien las escucha, señala la violinista que en 2016 fue nominada a los Grammys franceses.
Estos trabajos fueron compuestos, cuenta, poco después de la muerte de la primera esposa de Bach; él había salido de viaje y, a su regreso, se encontró con que ella había fallecido. “Su título en italiano es ‘Sei Solo’, que podría traducirse como ‘Estar solo’. Es una forma de trascender el dolor que tuvo, la soledad de ver que la persona que más quiso ya no estaba con él. Estas piezas son un recorrido que va de la oscuridad de la madrugada a la luz y el regreso al mundo”.
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La colección tiene una duración de tres horas, en promedio. Algo raro, precisa, porque en Bach usualmente “el violín tocaba alguna voz dentro de un conjunto más grande. Aquí, el violín solo toca muchas voces de forma simultánea. Es raro tener todas estas voces en un instrumento tan pequeño, ante preguntas trascendentales como la vida, el amor o la muerte”.
La integral empieza, a nivel tonal, con un sol menor, que es el registro más bajo que puede alcanzar un violín, y sube gradualmente hacia su registro más alto, el mí mayor, “lo cual le da un carácter más alegre, casi como el de las danzas de las aldeas”, explica.
Para estos dos conciertos, así como para la interpretación que también hará del Tzigane para violín y orquesta de Maurice Ravel —el 26 de junio, a las 18 horas, en la Sala Nezahualcóyotl—, utilizará una combinación de “instrumentos de cuerdas de metal y de tripas de chivo; en aquella época las cuerdas de los instrumentos se hacían con tripas de animales. Pero para interpretar piezas contemporáneas, como las de Ravel, se requieren cuerdas más modernas. Para los dos conciertos de Bach usaré un arco barroco que es, un poco, como un pincel de pintura que le da a la interpretación el carácter barroco de la música de Bach”, concluye.
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Para más información consultar el sitio web: boletoscultura.unam.mx.
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