La historia y repertorio musical de la artista que construyó el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris” será expuesta en el montaje “Esperanza… Donceles 36”, que se presentará los miércoles 15, 22, y 29 de agosto.
La propuesta escénica, que cuenta con la dramaturgia de Denisse Zúñiga y dirección de Érika Torres, hará un recorrido por la música que consolidó a Rosalía Esperanza Bofill Ferrer, mejor conocida como Esperanza Iris, la Reina de la opereta.
Con idea original y actuación de Pilar Padilla como Esperanza, el público conocerá los pasajes íntimos de la artista, cuyo poder creativo legó al país con el emblemático teatro, informó un comunicado.
Pilar Padilla, quien interpreta a "La Tiple de Hierro", es egresada del Colegio de Literatura Dramática y Teatro, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y desde 2014 es integrante del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro.
Esperanza Iris nació en Tabasco y creció rodeada de los artistas que acudían a la casa de huéspedes de su mamá, Eloísa Ferrer de Bofill, donde cuando era niña iba todos los días a la hora de la comida para estar cerca de los artistas, a quienes algunas noches con suerte veía actuar desde la concha del apuntador.
Cuando eligió el nombre la actriz dijo “me quiero llamar Esperanza, ése es el nombre que me pongo cuando jugamos a las comadritas” su padrastro dijo “muy bien, y yo te pongo el seudónimo de Iris y así queda tu nombre para el teatro muy lindo. Si alguna vez llegas a ser algo, no faltarán poetas que al hablar de Esperanza Iris encuentren en ese nombre algo que les inspire hermosas composiciones”.
A los ocho años, después de perder a su papá, su mamá se casó con el articulista Gabriel Virgilio, Esperanza fue enviada en tren a la Ciudad de México al cuidado de sus dos hermanos, con quienes llegó a Veracruz.
Después se reunió con su madre, hermanos y padrastro en una pequeña vivienda de una vecindad, que en nada se parecía a su casa de Tabasco y donde sólo había una cuchara para todos.
Una tarde, el profesor de orquesta Carlos Barraza la encontró en la calle y la invitó a ser parte de una compañía infantil para el Teatro Arbeu, de Miguel Iglesias, donde le pagarían dos pesos diarios y le darían el vestuario. La niña aceptó y dejó la escuela sin saber que se convertiría en actriz por 30 años.
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