Más Información
Diputadas celebran a emprendedoras; reconocen a la doctora Araceli Alonso, incluida en las 100 mujeres líderes
Yasmín Esquivel defiende la reforma judicial en Con los de Casa; alejado de la realidad pensar que es una venganza política, afirma
Elección judicial: Aspirantes a cargos comparten carta de motivos y hasta currículum; “Justicia no debe ser inaccesible”, afirman
Niño de 3 años toca “la campana de la victoria” por vencer al cáncer; recibió quimioterapias en el IMSS
Tres de cada 10 estudiantes es víctima de violencia en planteles; exigen reforzar medidas de seguridad
La serbia Marina Abramovic , distinguida este miércoles con el Premio Princesa de las Artes 2021 , afirmó que "la vida de un artista no es tarea fácil" y "requiere sacrificio personal, plena dedicación y compromiso con su trabajo".
"Me siento conmovida, honrada y orgullosa de haber recibido este prestigioso premio", fueron las primeras palabras de este icono del arte contemporáneo y máximo exponente de la " performance ", según declaraciones difundidas por la Fundación que lleva el nombre del título de la heredera de la Corona.
Abramovic, que recibió el galardón español por ser una de las creadoras más emocionantes de nuestro tiempo y por la valentía con la que se entrega a su público, aseguró que obtener el Princesa de Asturias es "un gran honor y reconocimiento" en este momento de su vida y carrera.
Lee también:
Tras más de cinco décadas explorando la relación con la audiencia y los límites del cuerpo y la mente, esta "soldado del arte" -como ella se autodenomina- de 75 años es "parte de la genealogía de la performance, con un componente sensorial y espiritual anteriormente no conocida", según recoge el acta del jurado, reunido telemáticamente este miércoles por el Covid-19.
El fallo del galardón también puso de relieve que su arte transgresor "ha dotado a la experimentación y a la búsqueda de lenguajes originales de una esencia profundamente humana".
Lee también:
Entre sus principales obras destaca "La artista está presente", con la que en 2010 se hizo mundialmente conocida tras permanecer sentada inmóvil en una silla en el MoMA de Nueva York más de 700 horas durante tres meses simplemente para mirar a los ojos de los visitantes.
fjb