La venta de piezas arqueológicas y paleontológicas en México, dicen expertos, siempre ha existido. Sin embargo, con redes sociales como Facebook, Instagram y Tik Tok, la venta se ha disparado sin que nada ni nadie lo impida. El mercado, además, se profesionaliza, pues también se ofrecen servicios de "restauración" (como pegar una vasija con pegamento escolar), y crean documentación apócrifa con sellos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con los que “garantizan” la autenticidad e incluso el valor comercial de la pieza. Todo al alcance de un clic.
Estos grupos de venta, dice el arqueólogo Omar Espinosa, existen desde hace años, pero es a partir de que Facebook lanza en 2016 Marketplace, una aplicación para comprar y vender, cuando la oferta se dispara pese a que en sus políticas está prohibido “promocionar productos, servicios o actividades ilegales”. La comercialización de bienes arqueológicos y paleontológicos es ilegal, según la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos Artísticos e Históricos.
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Espinosa conoce bien la actividad de estos usuarios en redes sociales, a lo largo de los años ha documentado y alertado su existencia en su cuenta de Twitter. Además, si bien considera que los perfiles de los vendedores pueden ser muy diversos, no descarta que haya profesionales o egresados de escuelas que participan deliberadamente.
“En estos grupos se pasan tips, información, experiencias, conocimientos, se comparten fotos de excavaciones irregulares, lo cual está prohibido en la ley y es tarea exclusiva del INAH. Es decir, la primera acción ilegal no es la venta, sino la excavación y extracción. La transportación y comercialización ya son los delitos asociados”, explica Espinosa.
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Y, ¿cómo se fijan los precios?, Espinosa dice: “Unos por intuición, otros son tiburones, suben fotos de manera bestial. Es posible que fijen el precio a partir de la revisión que hacen en revistas o libros para ver qué tipo de pieza tienen, pero también pueden calcular con subastas que hay”.
En el primer grupo estaría ubicado Jorge, el vendedor contactado por EL UNIVERSAL. Durante la conversación con este diario, en una pretendida negociación de compra-venta, explica que es coleccionista amateur, cuenta con una veintena de piezas teotihuacanas y toltecas. La mayoría, dice, las compró en grupos de Facebook en donde ha establecido contactos con vendedores en todo el país y afirma conocer gente que se dedica a ir “a las milpas y también saben en donde hay vestigios para ir a escarbar”.
El antropólogo especialista en legislación cultural Bolfy Cottom explica la ley: “Los bienes arqueológicos que entran dentro del periodo que protege la legislación son inembargables, imprescriptibles, no se pueden comercializar, están prohibidas las excavaciones arqueológicas clandestinas y sólo se permiten a instituciones autorizadas legalmente”.
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La “restauración” también es común. En Facebook circula un documento con sello del INAH, que asegura una intervención a una “carita” de época prehispánica, con técnica de “barro cocido decorado” y se fija un valor comercial de entre 300 y 600 pesos. EL UNIVERSAL contactó al restaurador para solicitar sus servicios, en respuesta pidió la imagen de la pieza para su valoración y no se volvió a comunicar.
Las fósiles, tesoros en auge
Adriana Miranda Martínez, bióloga y paleontóloga, profesora de la Facultad de Ciencias de la UNAM, impulsa el proyecto Geoxplora, que fomenta el conocimiento paleontológico del país, asegura que se ha encontrado también con una venta “descarada” de piezas. “Hay gente que da pitazos, que ya tienen compradores. Cada pedazo de México tiene su componente paleontológico, quien haya construido una casa en todo el Valle de México seguramente se encontró restos porque ahí hay una megafauna, en el norte de México están todos los dinosaurios, en Puebla hay un montón de invertebrados, es decir, en cualquier estado del país hay una localidad fósil".
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Lo punitivo no frena el saqueo
Los especialistas consultados coinciden con el antropólogo y añaden que debería haber enseñanza del valor de estos bienes en la educación y campañas de difusión en contra de estas prácticas. Y existe. El INAH lanzó en abril pasado el Programa de Manejo de Riesgos para la Conservación Preventiva y Prevención de Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, lanzó la campaña ¿Qué perdemos cuando nos roban el patrimonio cultural?, con el objetivo de promover la denuncia y tiene la página @PerdemosMilesDeHistorias, pero no tiene ni mil seguidores.
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Por ello, coinciden los entrevistados, los esfuerzos tendrían que multiplicarse.
“Los grupos de venta se han reproducido pese a las políticas de Facebook; eso no inhibe la práctica y la red social no está bajando las publicaciones”; Omar Espinosa, Arqueólogo.