Ingresé a laa estudiar Sociología en 1973, convencida de que ahí debería estar. Tuve la oportunidad de conocer compañeros y compañeras de diferentes clases sociales y de varias regiones del país, lo que me hizo ver la vida de manera distinta.

Mis actividades como académica empezaron en 1976, cuando la maestra Cecilia Diamant me invitó como ayudante de sus asignaturas de Teoría política en la ENES ( ahora FES) Acatlán. Apenas iniciados los cursos, entró a una cirugía inesperada cuya recuperación llevaría todo el semestre. A los 21 años tuve que impartir dos materias a estudiantes que prácticamente tenían mi edad.

En 1981 ingresé a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales como profesora de tiempo completo y como docente, investigadora, en actividades de difusión y como integrante de múltiples cuerpos evaluadores y colegiados.

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Es difícil ponderar cuál ha sido mi experiencia más importante en la UNAM. La distinción de ser electa por el Consejo Universitario como una de las integrantes de la Junta de Gobierno (JG) en 2015 es la de mayor responsabilidad y la que más me ha enriquecido recientemente. A partir de ternas presentadas por el rector, con base en las propuestas de las distintas entidades, la JG trabaja de manera honorifica auscultando a la comunidad y realizando entrevistas a los candidatos y candidatas, para elegir a las personas que ocuparán los cargos de dirección de 65 escuelas, facultades e institutos.

A lo largo de estos años he podido constatar la gran diversidad de la UNAM. Atender las expresiones de su vasta comunidad me ha permitido cultivar mi capacidad para escuchar diferentes voces: desde la referencia a los astros por parte de los astrónomos y poetas hasta las preocupaciones cotidianas de los y las estudiantes de educación media. Como socióloga he aprendido que las ciencias llamadas “duras” no lo son tanto y que muchos problemas de las distintas entidades tienen que ver con la comunicación entre pares y la solidez de su “tejido social”.

Algunas de las experiencias más relevantes han sido los nombramientos para la Rectoría, en los cuales he participado en tres ocasiones. En 2023 fui elegida por la JG como presidenta para conducir este proceso que ampliamos para conocer las opiniones de la comunidad de CU y de las entidades en todo el país. Durante esta etapa atendimos a una gran variedad de grupos que reconocen y forman parte de nuestra democracia colegiada.

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Es invaluable la oportunidad que he tenido para conocer las abundantes y heterogéneas manifestaciones y constatar que en la UNAM predomina la diversidad y el orgullo de pertenencia. Mi reconocimiento a una institución que supo adecuarse a la pandemia y que ha respondido siempre a otras catástrofes como los terremotos y los huracanes. La “Universidad de la Nación” se ha mostrado sólida y flexible, introduciendo cambios en el marco de su propia legislación y defendiendo su autonomía en un momento en donde los ciclones políticos han intentado amedrentarla.

Con casi medio siglo de antigüedad, “la vida me sabe a UNAM” y tengo el privilegio de paladear una cocina condimentada con respeto, tolerancia y pluralidad.

Gracias a la Fundación UNAM por el apoyo que brinda a los estudiantes de familias de recursos modestos para contar con una educación superior, “cristalizar sus sueños” y con ello impulsar la movilidad social en el país. Mi reconocimiento también por sus contribuciones a la salud, a la sustentabilidad y a la difusión de la cultura.

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