En un contenedor del puerto de Barcelona, que luego se descubre que no está registrado, por pura casualidad, encuentran a una chica joven, que está drogada, atada, maltratada y desorientada, cuando la llevan al hospital y recupera el sentido, se descubre que ha perdido la memoria. Ese arranque, o “huevecillo” como lo llama, fue el motor que dio lugar a “La desconocida” (Alfaguara), una novela breve de apenas 150 páginas, dividida en 8 capítulos, que la narradora española escribió a cuatro manos con el escritor francés Olivier Truc.

“Teníamos claro que el tema de fondo era la trata de personas. El huevecillo de la historia lo puse yo, pero el desarrollo se abría a cualquier cosa, sabíamos que ella podía ser víctima o podía ser verdugo y que en la historia podía pasar de todo, y entonces a partir de allí comenzamos a desarrollar la historia”, afirma Montero, en entrevista sobre esta novela que fue un reto que les puso el Festival Internacional Quais du Polar de novela negra.

Foto: vía Penguin Random House.
Foto: vía Penguin Random House.

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Este festival francés, que es uno de los eventos de novela negra más importantes de Europa, impulsa, desde el año pasado, la escritura y publicación, cada año, de una novela corta, una nouvelle, hecha a cuatro manos entre una autora o autor francés y una autora o autor del país invitado, en este caso España.

“Desde que me propusieron hacer esta pequeña novela a cuatro manos me pareció retadora, una aventura. A mí nunca se me hubiera ocurrido, ni a Olivier, mi compañero de baile, hacerlo, pero nos sentimos tentados, nos conocemos desde hace diez años, los dos publicamos en Francia con la misma editorial que es Letellier, y lo hicimos”, relata Rosa Montero.

La autora de “La loca de la casa”, “El peligro de estar cuerda” y “La buena suerte”, cuenta que emprender esta aventura tenía sus reglas: “Otra condicionante era que la acción tenía que pasar en Lyon, donde se realiza el festival francés, y, en este caso, en Barcelona, porque en el Quais du Polar están aliados con la Semana Negra de Barcelona, y aunque yo soy de Madrid, me empapé de Barcelona”.

"La otra condición", relata Rosa Montero, es que la novela tenían que escribirla en ocho capítulos de 20 mil caracteres cada uno, y tenían que escribirla alternativamente.

“Ellos lo vendían un poco como que hiciéramos un cadáver exquisito, ese juego surrealista que cultivaba lo absurdo, pero ambos dijimos que no tenía que ser así. Lo que hicimos fue escribir los capítulos alternativos. Como a mí se me ocurrió el huevecillo, yo empecé e hice los capítulos 1, 3, 5 y 7, y Olivier los capítulos 2, 4, 6 y 8”.

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La dinámica era toda una aventura, tenían que esperar a que el otro mandará el capítulo para continuar, pero además intentando que la estructura general de la historia fuera algo acordado y que además fuera un final sensato y lógico, dice Rosa Montero; y eso también implicaba un reto.

“Él escribía en francés y yo en español, pasábamos los capítulos por el traductor, al mismo tiempo que pasábamos los capítulos a traductores profesionales, todo casi al mismo tiempo, porque otra de las condiciones era que la novela tenía que estar para el festival, durante los primeros días de abril, entonces tuvimos que hacer el libro en tres meses y una semana. Y en una temporada en la que los dos estábamos enloquecidos de trabajo. Él trabaja para Le Mandé y uno de los capítulos lo hizo en Ucrania, y yo en eso tres meses viajé tres veces a Latinoamérica. Luego fui a Fráncfort. Fue un pelotazo de adrenalina y muy divertido”, dice Montero.

Foto: Penguin Random House.
Foto: Penguin Random House.

Esa escritura frenética y alternativa generó una novela recargada de adrenalina y ritmo frenético, a partir de la historia de una chica que pierde la memoria, no sabe quién es, pero reacciona como nadie. Una chica con una acento latino, que poco a poco va recuperando sus recuerdos que sorprenden a los dos inspectores, una catalana y otro francés, que investigan su historia.

“Aunque esa chica ha perdido la memoria, sabemos que es una persona muy singular porque hace cosas muy raras e inesperadas, aunque ella misma no sabe ni quién es”, cuenta Rosa Montero, quien reconoce que la migración y la trata de mujeres es terrible y en esa grave problemática, Europa tiene varios fracasos, “el fracaso espantoso con la crisis de Siria, desaparecieron 40 mil menores y se suponen que entraron la mayoría en la trata; y ahora con la guerra de Ucrania y los desplazados está pasando lo mismo, aunque hay una mayor protección”.

Además de “la desconocida” que al poco tiempo se descubre que se trata de Alicia Garone, con dirección en Lyon; otros dos personajes importantes son Anna Ripoll, una inspectora catalana delineada por Rosa Montero, y el inspector francés Erik Zapori, creado por Olivier Truc, el escritor ganador del Premio Quais du Polar.

“Los dos inspectores cobran una gran fuerza, pero lo curioso es que ella, el personaje central, ‘la desconocida’, sí está desarrollada, sabemos al final sobre su vida y circunstancia”.

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