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El tema de la igualdad es muy discutido actualmente en todos los entornos sociales, pero éste se vincula poco con las áreas del conocimiento stem, acrónimo en inglés de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Sin embargo, llama la atención que en los últimos 10 0 años el conocimiento de las áreas stem ha aumentado de manera relevante y, a la inversa, los problemas de desigualdad en la sociedad se han reducido, aunque no con la velocidad deseada. Un mayor número de sectores discriminados en el pasado han logrado integrarse en grupos de dirección y de gobierno; la segregación racial ha descendido en buena parte del mundo; existen convenios de cooperación y comercio entre países con idiomas y religiones diferentes; y las asociaciones académicas y profesionales se integran con base en el campo de conocimiento de interés, sin discriminación. Estos hechos han favorecido que los grupos excluidos sean más visibles.
Debido a que el conocimiento y la tecnología han traído progreso, surge la reflexión ¿es suficiente este suceso para inducir sociedades tolerantes eliminando prejuicios, estereotipos y tabús de género, raza o religión? En mi opinión, no: adicionalmente se requiere que el conocimiento estimule sociedades con mayor capacidad crítica y de juicio, de manera que se respeten las diferencias de clase, raza, situación económica, etnia y género. Es decir, el conocimiento debe orientarse a eliminar patrones no fundamentados y tabús existentes, que son los causantes principales de las desigualdades.
En el ámbito laboral, es necesario evidenciar de manera contundente los juicios mal fundados a través de la tecnología. Esto traerá como beneficio la creación de círculos virtuosos por parte de las minorías que favorecerán la generación de ideas y desarrollo tecnológico propios dentro de su entorno de trabajo y la participación en toma de decisiones. De alcanzar este objetivo, el progreso y los avances del conocimiento se orientarán a satisfacer demandas genéricas respetando los pensamientos, deseos y ambiciones de cada individuo independientemente de sus preferencias. De este modo será factible alcanzar más rápidamente los objetivos de un desarrollo sostenible e inducir una sociedad más igualitaria e integrada con respecto y convivencia con el ambiente.
Considerando que entre más joven es un individuo, mayor es su capacidad de adaptación, las sociedades con sistemas educativos mixtos, laicos y públicos son más igualitarias. Por tanto, el esfuerzo es mayor para erradicar la desigualdad en una población de nivel bachillerato y de grado, que el requerido a nivel preescolar. De aquí la importancia de las becas que ofrece la Fundación unam y de sus esfuerzos para dialogar sobre temas relevantes como son el respeto al derecho, la convivencia y la adaptación en diversos entornos. Como académica, me enorgullece la labor de Fundación unam, orientada a lograr una mayor superación de los universitarios. Además, la felicito por sus 30 años de labor institucional y por la decisión de presentar dentro del Foro 20.20: Iniciativas Universitarias para la Inclusión, Diversidad e Igualdad, el tema “Retos y oportunidades en la ciencia, la tecnología y la educación”.
Dado que mi formación, desde la primaria hasta el doctorado, la realicé con apoyos económicos institucionales, soy sensible y valoro a las instituciones filantrópicas como la Fundación unam que hacen factible que los jóvenes logren una educación plena.
Investigadora del Instituto de Ingeniería de la unam