En su libro más reciente, "La revolución imaginaria. El obradorismo y el futuro de la izquierda en México" (Océano, 2023), el investigador e historiador —profesor de la UNAM, investigador nivel 3 del SNI, miembro de la y de la Academia Mexicana de la Historia e investigador visitante en universidades como Harvard y Columbia— recapitula los seis años del gobierno actual, desde el entusiasmo de la promesa inicial y la politización de los actos hasta la polarización y la tendencia al espectáculo, y cómo esto ha repercutido en la izquierda mexicana.

Usted dice que el camino ideal no es el de esta administración, pero tampoco es viable volver a las gestiones del pasado

Exacto. Digamos que esa es la tesis principal del libro. La izquierda tiene mucho qué decir en un país tan desigual e injusto como México. Las élites que llevaron a cabo la modernización en México, en los últimos 30 años, fracasaron y parte de la expresión de ese fracaso —por distintos motivos, entre ellos la corrupción— es lo que está pasando ahora. Al menos para los que nos reconocemos en la izquierda, lamentablemente nos hubiera gustado ver otras cosas y no exactamente las que hemos visto en esta administración.

Carlos Illades, con motivo de su libro "La revolución imaginaria". Fotos: Abril Angulo/ EL UNIVERSAL.
Carlos Illades, con motivo de su libro "La revolución imaginaria". Fotos: Abril Angulo/ EL UNIVERSAL.

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¿Esa es la tercera vía?

Sí. Me parece que es logro mayor de esta administración que, por lo menos, redujo, así sea marginalmente, la desigualdad; cosa que me parece nada menor. Por otro lado, lo que ocurre en las izquierdas y lo deseable en las izquierdas es transferir el poder del Estado a la sociedad y, concretamente, empoderar las clases populares. Eso no ha ocurrido. Más allá del discurso en las mañaneras (conferencias del Presidente), el poder, en todo caso, se ha concentrado en la figura del Ejecutivo y no ha llegado a la sociedad. La sociedad debería tener más posibilidad de autogobernarse, de autodirigirse, pero no se ha empoderado en esta administración.

Se dice que una vía es la mayor intervención de la iniciativa privada

Lo puede hacer, pero con una regulación estatal. El Estado tiene un papel, fundamentalmente en la regulación y la redistribución; ahí también es importante que el Estado haga mucho. Algo que se pudo haber hecho en esta gestión y no se logró, ni siquiera se intentó, era una reforma fiscal que diera mucho más margen a la redistribución, quizá habría recortes o menos recortes o incluso aumentos en los gastos en Ciencia, Tecnología y Cultura, con una reforma fiscal que le diera más recursos al Estado. Como eso no ocurrió, se descobijó a unos sectores para apoyar a otros.

¿Qué cosas esperó la izquierda y no sucedieron?

El empoderamiento. También afinar los mecanismos democráticos, lo que quiere decir que la democracia no se reduce a las elecciones, sino a democratizar el poder de decisión: que se le consultara más a la población, pero de una manera bien hecha y robusta sobre qué quiere, dónde hay que gastar, qué cosas hay que hacer. Eso no ha ocurrido.

¿Dónde pone a México en el plano internacional la precarización de Cultura y Ciencia?

Es un retroceso y es lamentable. No es infrecuente que eso ocurra, pero si de por sí en México los presupuestos ya eran raquíticos, esto daña todavía más al sector de Cultura, que me parece que ha estado más castigado en esta administración que el sector científico, el cual, me parece, tiene más herramientas para defenderse.

¿Qué conclusiones le deja este libro tras su escritura?

Que hay que reconstruir a las izquierdas, algo de la izquierda quedará en el proyecto de , pero es una izquierda que se ha ido haciendo pequeña, al menos dentro de algo más grande a lo que le llaman la Cuarta Transformación. Yo creo que hay que delegar a las izquierdas independientes y la izquierda social —incluso hay izquierdas que a veces actúan de manera violenta — de tal manera que se empuje una serie de metas comunes para resituar la agenda de la izquierda en el horizonte mexicano.

Carlos Illades, con motivo de su libro "La revolución imaginaria". Fotos: Abril Angulo/ EL UNIVERSAL.
Carlos Illades, con motivo de su libro "La revolución imaginaria". Fotos: Abril Angulo/ EL UNIVERSAL.

¿Cómo se puede detonar esto?

Que la gente se manifieste, que la sociedad se active, que salga la calle, escriba y discuta. Para eso sirven los libros y leer las noticias. Algo muy alentador en estos años es el movimiento feminista, las protestas del 8 de marzo; que hubiera más acciones en ese sentido, desde otras demandas de la sociedad civil independiente. Pero eso requiere cierto nivel de organización que estamos lejos de tenerlo. Es muy alentador el 8M, que este año rebasó cuantitativamente otras manifestaciones. Debería ser continuo que la sociedad exigiera más.

¿Qué pasaría si se absorbieran las izquierdas críticas?

No creo que deban fundirse. Creo que deberían tener metas comunes por las cuales luchar: la autonomía, el ingreso, defenderse de la precarización —no sólo en la Cultura, sino en el trabajo general—, buscar más espacios y derechos.

¿En qué se convirtió la izquierda en esta administración?

Se chupó buena parte de la izquierda. Al final del libro uno tiene la impresión de que quedan pequeños núcleos: el neozapatismo, ya debilitado, cierta izquierda social, los nuevos anarquistas… Creó que hegemonizó los programas de las izquierdas, los sometió a la izquierda que viene del nacionalismo revolucionario y las absorbió, pero les recortó las garras.

Carlos Illades, con motivo de su libro "La revolución imaginaria". Fotos: Abril Angulo/ EL UNIVERSAL.
Carlos Illades, con motivo de su libro "La revolución imaginaria". Fotos: Abril Angulo/ EL UNIVERSAL.

¿Ese nacionalismo sustenta a quienes ven rasgos priístas en la administración?

Sí, pero creo que es un fenómeno distinto. No digo que no haya aparecidos con el priismo. El priismo era más institucionalizador, lo que creaba era muchas mediaciones corporativas entre el Estado y la sociedad. En cambio, aquí esas mediaciones se han ido rompiendo; es la relación entre el Presidente y la sociedad, lo que él llama “pueblo”. En ese sentido, estamos en una situación distinta, puede tener modos priistas, pero sobre todo es la relación del Ejecutivo con el llamado pueblo. En cambio, con el PRI había muchas cosas en medio.

¿Dicha hegemonización es ideología o populismo?

No hay certeza de que el populismo vaya a ocurrir. Si uno piensa en el obradorismo, el Presidente tiene un discurso y un estilo que podríamos llamar populista, pero todavía no se instituye como un régimen. Es lo que está en juego en los próximos años y yo veo difícil que se instituya como tal. Aunque el régimen no ha cambiado, no es fácil que pase. Hay un jaloneo en esa dirección, pero todavía no cuaja. Creo que una de las preocupaciones del Presidente es tener la mayoría que le permita hacerlo. Está en veremos, independientemente de que ganen la elección. La administración que viene va a tener que negociar mucho más con la oposición que ésta. En caso de que Morena y sus aliados ganen, no habrá una figura tan fuerte como la que representa Andrés Manuel López Obrador.

Carlos Illades, con motivo de su libro "La revolución imaginaria". Fotos: Abril Angulo/ EL UNIVERSAL.
Carlos Illades, con motivo de su libro "La revolución imaginaria". Fotos: Abril Angulo/ EL UNIVERSAL.

¿Cómo cambió el sector cultural que apoyó inicialmente?

La cultura, en términos puntuales, ha sido no muy bien tratada por la 4T; en el Proyecto Chapultepec se han ido buena parte de los recursos, y apoyos a museos o beca se han visto dañados. Supongo que la izquierda tiene un conocimiento, por lo menos, ambiguo en relación con la gestión cultural de esta administración (…) Hubo promesas que no se cumplieron, como el destinar el 1% del PIB al gasto de Ciencia y Tecnología. En Cultura y Ciencia ha quedado a deber esta administración. Fueron recortes muy duros. Creo que Claudia Sheinbaum es más sensible y conoce más que el Presidente, pero van a tener restricciones económicas fuertes. Va a ser difícil el manejo de las finanzas públicas, no dejan un país en bancarrota, eso es cierto y hay que agradecerlo. Pero estará más atada de manos la administración que viene y ojalá haya más sensibilidad respecto a estos sectores.

¿Tiene esperanza en que se alcance la tercera vía?

Lo veo difícil, pero sí tengo esperanza. Quienes nos reconocemos como izquierda deberíamos estar en ello, lo cual exige más reflexión crítica y mucho más debate. Tenemos un debate público muy pobre en relación con estas cuestiones. Esa es la intención del libro.

 “HAY QUE RECONSTRUIR A LAS IZQUIERDAS DEL PAÍS”
“HAY QUE RECONSTRUIR A LAS IZQUIERDAS DEL PAÍS”


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