El 2 de junio de 1963, EL UNIVERSAL reportó en una breve nota una trágica noche en la que 10 personas de Yerbabuena, Tamaulipas , habían sido asesinadas, todas víctimas de un pueblo “enloquecido”.
Pero, ¿qué fue lo que enloqueció a estas personas que las orilló a matar? La respuesta fue: una secta .
Cayetano Hernández, su hermano Santos y una mujer llamada Eleonor Solís lideraban una secta con tintes religiosos que manipulaban a los habitantes del lugar con brebajes con estupefacientes.
Aquella sangrienta noche, un acto de rebelión hacia Cayetano, quien se autodenominaba “Dios”, se desenlazó en aquella matanza para la que incluso autoridades mandaron a llamar al ejército.
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2 de junio de 1963
CIUDAD VICTORIA, Tams., 1 de junio.- Diez personas murieron ayer en la población de Yerbabuena, tres de ellas quemadas vivas y las restantes a balazos, como culminación de una serie de crímenes propiciados por extraña secta pseudo religiosa, que al parecer se dedicaba a los sacrificios humanos.
En la pequeña plaza del ejido de Yerbabuena fueron quemados con leña verde Héctor Arias, Celina Saldaña y un ejidatario no identificado.
Los increíbles sucesos tuvieron su principio hace algunos meses, cuando Cayetano Hernández , que se había proclamado “Dios” de una secta extraña, comenzó a practicar su “religión” entre los campesinos del lugar, aprovechando la ignorancia de éstos.
Hernández era ayudado por su hermano Santos y una mujer de nombre Eleonor Solís .
Los tres mencionados eran dueños de vidas y propiedades y tenían aterrorizados a los habitantes de Yerbabuena, contando con muchos adictos. Se sabe que les daban de beber un brebaje que contenía estupefacientes, con el cual los adeptos enloquecían.
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Parece ser que practicaban sacrificios humanos, ya que las autoridades de esta ciudad informaron que habían encontrado ollas conteniendo restos de carme humana.
Un campesino no identificado, inconforme porque el “Dios” disponía de las mujeres a su antojo, el jueves pasado lo mató de un escopetazo en la cara que casi le voló la cabeza.
Para vengar la muerte de Cayetano, su hermano, Santos y Eleonor Solís, reunieron a los campesinos, dándoles el brebaje y ordenándoles que se armaran. Fue entonces cuando sacrificaron a las tres personas, quemándolas vivas.
Las autoridades de Ciudad Victoria enviaron al ejido de Yerbabuena a fuerzas de la policía, que fueron recibidas a balazos por los enloquecidos campesinos.
En la balacera murieron siete personas, varias de ellas agentes policíacos.
Ante los graves hechos, el Procurador de Justicia del Estado, licenciado Pablo Villanueva, pidió la intervención del Ejército.
Tropas de la VIII Zona Militar, al mando del general Baltasar Leyva Mancilla, salieron hoy de Tampico para dirigirse a Yerbabuena, donde se informó que aún hay campesinos atrincherados y armados con fusiles modernos.
No se indicó si se habían practicado detenciones.
fjb