A finales de 1940, al tercer día de que el ejército nazi ocupó la capital francesa, la directora de la emblemática Biblioteca Americana de París, fundada en 1920 para satisfacer los deseos culturales de los combatientes de la Primera Guerra Mundial, recibió la visita del inspector encargado de la llamada “Gestapo de las bibliotecas”, quien le entregó la lista de las 40 obras literarias prohibidas, entre las que estaban libros de Ernest Hemingway y William Shirer, pero además la prohibición de dejar entrar a los judíos, so pena de cierre.
La directora, Dorothy Reeder, junto con sus bibliotecarias, hicieron de la biblioteca un lugar de la resistencia frente a la ocupación alemana, y de los libros una tabla de salvación; planificaron una estrategia de entrega a domicilio entre sus “abonados”, entre los que había muchos lectores judíos, a quienes siguieron alimentando de historia en medio de la guerra y a pesar del riesgo de ser detenidos y asesinados.
Esa historia de resistencia de la Biblioteca Americana de París, y la historia de amor por los libros de héroes, y sobre todo heroínas que hasta ahora habían permanecido anónimos ha sido llevada a la literatura por la escritora norteamericana Janet Skeslien Charles, en la novela "La Biblioteca de París" (Salamandra, 2021), que es un fenómeno de ventas en Estados Unidos y Francia.
Lee también: Fallece Esther Bejarano, la última sobreviviente de la orquesta de Auschwitz
“Puede haber muchas historias que se hayan escrito ya sobre la Segunda Guerra Mundial, pero hay 6 millones de judíos que fueron asesinados en los campos de concentración, así que hasta el momento en que tengamos 6 millones de libros nunca serán suficientes las historias de vida y lucha”, asegura Skeslien Charles en entrevista con EL UNIVERSAL, desde Montana, EU.
“Lo celebrable es que hoy en día en los libros acerca de la Segunda Guerra Mundial hay muchos más historias escritas por mujeres que hablan de mujeres. En este momento estoy investigando acerca de la Primera Guerra Mundial y estoy leyendo un libro de mil 500 páginas escrito por un hombre, que es una historia integral de esa guerra y sólo hay dos páginas dedicadas a las contribuciones de las mujeres; por eso leer a mujeres que están escribiendo de estos temas o donde está el punto de vista de las mujeres es central, porque las mujeres siempre han estado ahí”, señala la narradora.
Skeslien asegura que ese fue un periodo muy peligroso para los bibliotecarios, sobre todo para quienes provenían o estaban en bibliotecas de Europa del Este porque los nazis querían acabar con toda la historia, la cultura y el conocimiento de Europa del Este y eso fue su propósito París, y esa ha sido la historia en tiempos de guerra para muchos países.
La escritora que realizó una profunda investigación sobre la vida y obra de los bibliotecarios que hicieron la resistencia desde la Biblioteca Americana de París, y la cuenta a través de Odile, una bibliotecaria que trabajó allí y luego relata esa historia 45 años después a una adolescente norteamericana, dice que aún sin barbarie y guerras, lo que tenemos que hacer es leer para aprender y para exigir al poder, “por eso es tan importante la lectura, la educación y el conocimiento”.
Lee también: Un museo en Berlín da una segunda vida a monumentos malditos