Cultura

La reconstrucción, en pie pese a Covid y a antiguos daños

La capital oaxaqueña trabaja con un plan para aminorar los riesgos que representan las edificaciones afectadas el 7-S

La iglesia de Nuestra Señora de las Nieves fue uno de los monumentos más dañados Foto: EL UNIVERSAL
07/09/2022 |03:00
Christian Jiménez/Corresponsal
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Los terremotos que en septiembre de 2017 dañaron a Oaxaca encontraron a una ciudad capital herida, con más de 300 inmuebles con valor histórico que ya arrastraban daños y afectaciones.

A cinco años, se trabaja en un plan para aminorar los riesgos que aún presentan estas edificaciones, de acuerdo con la Dirección del Centro Histórico y Patrimonio Edificado del ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.

Mercedes Rizo Chongo, titular de dicha dependencia, explica que los daños al patrimonio de la capital oaxaqueña causados por los sismos se sumaron a los que ya arrastraban los monumentos y edificios históricos.

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Según datos oficiales de 2013, desde esa fecha los inmuebles se catalogan por su nivel de riesgo: bajo, mediano y alto. El listado, que se actualiza constantemente en coordinación con Protección Civil, incluía 314 inmuebles con afectaciones.

Para 2017, a pesar de los sismos, se registró una reducción, pues se contabilizaron 284 inmuebles con afectaciones. La funcionaria explica que la reducción se debe a que en el periodo de 2013 a 2017, muchos propietarios intervinieron sus inmuebles y desde entonces las estadísticas señalan una recuperación paulatina.

Lo anterior se refleja en la cifra que indica que este 2022 hay 270 inmuebles con afectaciones en la capital, luego de que de 2017 a la fecha se puso en marcha el Plan de Gestión de Riesgo de Desastres para el Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca.

El objetivo principal es “tener una metodología de actuación para identificar los riesgos y poder actuar en el momento de una contingencia de una manera ordenada, puntual y poder mitigar daños”.

El documento, al que tuvo acceso EL UNIVERSAL, tiene como propósito 16 actividades clave, que incluyen la preparación, revisión y actualización periódica de las políticas, planes y programas de preparación y contingencia ante los desastres; el desarrollo de sistemas de alerta temprana y previsión multisectoriales centrados en las personas y los múltiples peligros; y la promoción de la resiliencia de las infraestructuras esenciales nuevas y existentes.

Aunque el plan se creó en 2017, se retomó en esta administración que inició en enero pasado, a fin de actuar con más eficacia ante contingencias como los sismos.

El plan, dicen autoridades, es prioritario si se toma en cuenta que según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de los 2 mil 340 inmuebles que sufrieron daños en los sismos en 11 estados, la mayoría se concentró en Oaxaca, que sumó 295 inmuebles con valor histórico, entre ellos 85 templos, 15 zonas arqueológicas, 12 museos, 12 espacios culturales y bibliotecas y seis construcciones históricas civiles.

En la capital oaxaqueña resultaron con más afectaciones la Catedral Metropolitana, el templo y exconvento de Santo Domingo de Guzmán y la zona arqueológica de Monte Albán.

Según el INAH, hasta el 22 de julio pasado se reportaba la restauración plena de mil 434 inmuebles, un avance superior a 65%, pero no incluían a Oaxaca, pues el instituto reconoce que será hasta 2023 que los esfuerzos se centrarán en Oaxaca, Puebla y Ciudad de México.

El  mayor riesgo

El retraso que admite el INAH en la restauración de monumentos, templos y edificios históricos es justificado por autoridades municipales por la pandemia de Covid, pues alentó los trabajos.

“Muchas de las personas que trabajaban en esta labor también enfermaron, muchos fallecieron, por eso es que a cinco años del sismo, en la ciudad y en las regiones del estado se sigue trabajando en las reparaciones”, dice la directora del Centro Histórico y Patrimonio Edificado.

Agrega que las construcciones en la ciudad se han adaptado a la experiencia y por tratarse de una zona sísmica, la arquitectura es resistente. Por esta razón, detalla, los principales daños son por falta de mantenimiento. “Si en 2017 los inmuebles se dañaron un poquito más fue porque el sismo sucedió cuando se registraban fuertes lluvias, a ello se suma la falta de mantenimiento, reportes de colapsos, de construcciones que al final no resistieron”, añade.

Pese a ello, afirma que se ha avanzado en la atención a inmuebles en mal estado y se han identificado edificios con valor histórico que representan riesgos en caso de sismos, pero están abandonados. Muchos otros tienen daños que no son visibles desde las fachadas y con los sismos, se dañan más.

“Estos inmuebles tienen diversas problemáticas, en algunos hay indolencia de los propietarios, quienes no tienen interés en repararlos, por lo que el deterioro es inevitable. Hay otros con situaciones jurídicas, como litigios, por lo que no se puede acreditar la propiedad y así no pueden intervenirse”, agrega.

Sin embargo, señala que el problema central es que las reparaciones de inmuebles antiguos requieren de recursos económicos, algo que muchas familias no poseen y al no haberse dañado por los sismos, no entraron en los planes de reconstrucción del gobierno. Según el ayuntamiento capitalino, hasta este 2022 se han emitido 40 notificaciones para informar sobre el estado de inmuebles que podrían ocasionar un accidente.

“Lo que hacemos es exhortar a las y los propietarios para informar sobre el estado del inmueble, apoyarlos en lo que se requiera y atender el problema”, agrega la funcionaria.

Pese a las notificaciones, sólo una decena de propietarios se han acercado a la dirección municipal para recibir orientación. “A esos inmuebles les damos un tratamiento especial, asesoría en coordinación con el INAH, para atenderlo lo más rápido posible”, finaliza.

Tecnología, protagonistas para prevenir más daños en Monte Albán

En el caso de la zona arqueológica de Monte Albán, ésta ha vivido años de trabajo en los cuales se ha buscado resarcir las afectaciones que los sismos como el del 2017 han dejado en este emblema de Oaxaca, pero sobre todo para profundizar en el conocimiento que se tiene del sitio y fue por ello que en octubre de 2021 se firmó un convenio de colaboración entre el INAH y el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), pues de acuerdo con Nelly Robles García, arqueóloga e investigadora del Centro Oaxaca, la tecnología ha sido la protagonista en este proceso de rehabilitación.

Para la también directora del proyecto “Conservación de los Edificios Dañados por el Sismo de 2017 en la Zona Arqueológica de Monte Alban-Atzompa”, más que hablar de grandes daños causados por los terremotos, se debe entender que los movimientos telúricos exacerban los daños que ya existían, sobre todo si no se les da mantenimiento a este tipo de monumentos.

“Desde la época de Caso se restauró con gruesas capas de cemento y se crearon corazas que no necesariamente son buenas para el mantenimiento y a veces están cubriendo cosas que están adentro, desgastes, erosión, madrigueras y que a la hora del sismo colapsan. Introducimos tecnologías de punta para leer los edificios a mayor profundidad”, explica en entrevista.

La experta señala que el proceso de reconstrucción de Monte Albán se ha centrado no sólo en resarcir los daños, sino en entenderlos, lo cual se ha logrado mediante el uso de radares que penetran el subsuelo.

“Se introdujo tecnología geofísica para leer el subsuelo y entender por dónde puede venir un problema serio en Monte Albán. Tenemos muchos edificios que han sufrido deslaves que van hacia las laderas y estamos tratando de entender esos fenómenos”.

Pese ello, Robles García dice que el mayor aporte de la reconstrucción es que sigue maravillando el trabajo que hicieron los zapotecos para sentarse en Monte Albán. “Toda esa plaza principal es una nivelación hecha a mano, metros y metros de nivelación, como 15, de puro terreno que fuero acarreando. Son trabajos de ingeniería que tenemos que abordar con imaginación de ingeniero”.

Esa fue la razón por la que la rehabilitación de la zona arqueológica se basó en trabajos interdisciplinarios con el ITO, con la UNAM y otros especialistas, para “tratar de entender más el problema telúrico y como podemos ayudar a que nuestros monumentos no sufran tanto durante nuevos sismos”.

(Con información de Fernando Miranda)

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