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¿Cuál hubiera sido el destino de El Colegio Nacional de haber contado, digamos, con la membresía de Luis Cabrera, el padre (Ángel María) Garibay, Carlos Pellicer, Fernando Benítez o Pablo González Casanova?, se planteó esta pregunta lúdica e hipotética, el historiador Javier Garciadiego, y él mismo respondió que al margen de que le hubiera encantado compartir la membresía con ellos, “sólo puedo decir que El Colegio Nacional hubiera sido el mismo y hubiera hecho lo mismo, lo que está obligado a hacer, aunque con distintos acentos y matices, o sea, dar conferencias”.
Durante la conferencia “El Colegio Nacional, una aproximación histórica”, con la que inició este domingo el octavo Encuentro Libertad por el Saber "El Colegio Nacional: 80 años en la construcción del México moderno", el miembro de El Colegio Nacional, dijo que seguro, esos cinco intelectuales que por distintas y variadas razones no entraron a El Colegio, seguro habrían dado sus conferencias con sus conocimientos y su personalidad.
“Es complicado especular sobre El Colegio que no fue, aceptemos la historia de su proceso de consolidación tal cual fue, en futuras ocasiones revisaremos otros aspectos de su historia, siempre provechosa para el país y de la que ustedes asistentes a las conferencias también son parte”, dijo Garciadiego tras repasar en su charla, el segundo periodo de desarrollo de El Colegio Nacional, el de su consolidación; pues el primero, dijo, fue el de su fundación, que además están publicados en formato de libros por la propia institución.
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Javier Garciadiego aseguró que se concentró en el complejísimo proceso de la integración de sus miembros y ha dejado para una siguiente ocasión lo que se podría llamar en términos de Alfonso Reyes: sus trabajos y sus días; o sea, sus actividades cotidianas, conferencias y publicaciones.
“En el asunto de la integración intenté analizar sus dificultades, sobre todo incluí un asunto antes siempre lúdico, el de los que fueron propuestos, mas no resultaron electos. Las razones pudieron ser varias: preferencias temáticas, reiteración disciplinaria, edad, por demasiado jóvenes o por haber rebasado un supuesto límite, o sobre todo por logística electoral. De entrada, debe decirse que la política nunca fue una razón de rechazo o exclusión pues fueron miembros el mayor opositor conservador del régimen: José Vasconcelos, y un militante comunista como Diego Rivera, al que podría agregarse a Jesús Silva Herzog, un claro hombre de izquierda”, señaló.
Durante su charla celebrada en el Aula Magna de El Colegio Nacional, el historiador hizo un repaso con base en la revisión de actas de la institución, de las discusiones y detalles que sobre quienes fueron postulados, pero no ingresaron a El Colegio, pues aunque no fueron parte de la comunidad, si fueron un parte de la historia de El Colegio. “Al estar en actas para mí son parte de la historia del colegio, aunque no hayan sido miembros”.
Dijo que las instituciones se definen tanto por quienes fueron sus miembros, como porque quienes no pudieron serlo luego de intentarlo.
“Aunque el hubiera no existe en la historia, es un pretexto válido y estimulante para hacer algunas reflexiones. En este caso nos permite especular sobre El Colegio que no fue, sobre El Colegio que pudo haber sido, pero sobre todo analizar las elecciones, nos permite conocer la naturaleza que sus propios miembros quisieron que tuviera El Colegio Nacional”, señaló Garciadiego.
Quien además, citó que el primero en no poder ingresar fue Luis Cabrera, en 1944, “con lo que quedó definido que no tendrían cabida los políticos partidistas de tiempo completo”.
Lo mismo podría decirse, agregó, de los casos de Alberto Vázquez del Mercado y de Pedro Ramírez Vázquez, pues “con ellos quedó claro que la excelencia o el éxito profesional no eran condiciones suficientes para ingresar a la corporación. Así mismo, puede decirse que en casos extremos, se evitó la incorporación de aspirantes que hubieran generado graves problemas de relación personal al interior de la Corporación; esta por cierto es una regla de oro de este tipo de instituciones, no hay duda resulta inimaginable la convivencia de Diego Rivera con David Alfaro Siqueiros, quien para colmo había tenido antes graves problemas legales, aunque con menos rayos y centellas tampoco me imagino conviviendo a Carlos Chávez con Manuel M. Ponce, un tercer ejemplo queda claro que Vasconcelos prefería convivir con un comunista, Diego Rivera, con un carrancista como Luis Cabrera”.
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Javier Garciadiego dijo que el tema de la edad incidió en sus dos extremos, por ejemplo, se objetó la avanzada edad de Ángel María Garibay y de Wigberto Jiménez Moreno, aunque en el caso de Garibay pudo haber sido decisivo, aún sin haber sido mencionado, su carácter sacerdotal “para que no se incorporara a una institución del sector educativo obligadamente laica, un ministro de un culto religioso”.
En el caso de la juventud, aseguró, el rechazo más lamentable fue el de Pablo González Casanova, aunque también pudo haber influido su disciplina la sociología, vista todavía con cierta suspicacia en cuanto a su rigor científico. También dijo que el problema de la indefinición disciplinaria acaso explique también la fallida incorporación de Fernando Benítez, periodista, promotor cultural, novelista, cronista y antropólogo historiador aficionado, “el mensaje de los miembros de El Colegio fue claro: para ingresar se requería de un campo de especialización definido y de una clara práctica académica, salvo que el propuesto se dedicara al campo de las artes”.
En un recorrido histórico amplio y diverso, Garciadiego repasó la historia de consolidación de El Colegio Nacional a través del ingreso de sus miembros y las reglas para ser electo, dio cuenta de la discusiones que se dieron para tal o cual elección, pero sobre todo para quienes no lograron ser parte de esta institución que cumple 80 años y que hoy arrancó con un encuentro de conversaciones, charlas, conferencias, conciertos y exposiciones que concluirán el próximo sábado.
melc