La escritora uruguaya Ida Vitale (Premio Reina Sofía 2015; Premio Cervantes 2018) leyó ayer varios poemas de su libro más reciente, “Tiempo sin claves” (Tusquets, 2021), en el Museo de la Ciudad (Pino Suárez 30, Centro). La mesa fue coordinada por José María Espinasa, director del recinto.
La sencillez y naturalidad que Vitale mostró durante la lectura no son tan comunes entre los escritores. En ocasiones se disculpó tras confundir ciertas palabras al leer los poemas o le preguntó al público si podía soportar un poema más. Situaciones que Vitale quizá tomó con cierta despreocupación o humor.
Una de sus mayores obsesiones, cuenta, en entrevista, la poeta, “quizá es no repetir lo que me gusta, que es el riesgo mayor. Si es un poeta, no hay que repetirlo; y si es una forma, tampoco. Cuando empecé a escribir me encantaban los sonetos. Es una forma que me pareció sumamente perfecta, pero también lo perfecto tiene sus riesgos. Así que, en realidad, hice pocos sonetos. Uno tiene que adaptarse a la pulsión del momento, cuando viene de uno mismo”.
La estancia de Vitale en México se debió a que fue invitada al festival de poesía en San Luis Potosí, realizado hace un par de semanas. Espinasa se enteró de que la poeta estaba en México y que se iba a quedar unos días más, por lo que habló con ella y le propuso hacer una lectura en el Museo.
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Al final de la lectura, Espinasa tomó la palabra y recordó que, cuando él tenía alrededor de 20 años, platicaba mucho con la cuentista Inés Arredondo. Alguna vez los dos coincidieron, entusiasmados, en el interés por la obra de Vitale, quien, por cierto, también fue amiga de Arredondo. Y otro escritor, el colombiano Álvaro Mutis, también le habló de Vitale a Espinasa. “Póngase a leer de una vez a Ida Vitale” es la frase que le dijo el autor de “Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero”.
“Vitale escribe una poesía que está tocada por la gracia. Es a la vez imaginativa y expansiva, llena de imaginación y, al mismo tiempo, tiene un clasicismo muy llamativo en la poesía en lengua española. No hay que olvidar, además su longevidad, acaba de cumplir 99 años, es para nosotros, los lectores, una gran fortuna”, afirma, en entrevista, Espinasa.
Diego Simón Sánchez/EL UNIVERSAL.
Cuando fue otra vez el turno de Vitale, la poeta dijo que fue afortunada de tener amigos maravillosos y, además de mencionar a Mutis y Arredondo, recordó a Tomás Segovia y Octavio Paz, por quien sintió una gran admiración y respeto intelectual. “De pronto, quiero mucho a otros países. Sobre todo a México”, dice Vitale sobre su estancia de once años en el país.
Por último, cuenta que ha tenido ciertas devociones a lo largo de los años. “Cada época tiene lo suyo. Darío sigue siendo muy importante para mí. De la misma forma que uno no puede negar, queda el modelo que escapa. Uno no puede intentar repetir a Darío, así como un escritor no puede repetir a Cervantes. Son inimitables y, por eso mismo, sagrados”.
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