El mito de Quirón —centauro, ser entre lo divino y lo bestial— es el detonador del libro homónimo que a Christian Peña le valió el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2023. Mientras que en "Quirón "(Vaso Roto, 2023) Peña ahonda su visión de la paternidad, otro de sus libros, su primera incursión en la prosa, "Padres huérfanos" (Elefanta Editorial, 2023; Premio Bellas Artes Sonora de Minificción Edmundo Valadés 2022), desarrolla unas búsqueda cercana, pero inversa: la huella, por decirlo de alguna forma, que la pérdida del padre deja en la crianza.
Peña, ganador de premios como el Gilberto Owen y el Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, explica, en entrevista con EL UNIVERSAL, ambos ángulos del sentido de paternidad que subyace en dichos libros.
¿Cuál es el paralelismo entre "Quirón" y "Padres huérfanos"?
Mi padre quedó huérfano de niño y el libro tiene que ver con esa exploración de cómo es ser criado por alguien que no tiene una figura parterna a la cual pueda asistir. Por otro lado, es una suerte de ensayo sobre Juan Rulfo, quien también quedó huérfano muy joven. A mi abuelo lo mató su vecino con un bastón que tenía un verduguillo en el mango. Fue una muerte violenta. Cuando mi papá se pensionó, le presté el par de libros de Juan Rulfo porque quería que leyera una historia parecida a la suya. El libro es un ensayar y ver la relación como lector con Rulfo y como hijo con mi padre. Extrañamente compuse Padres huérfanos con notas de voz en el teléfono.
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¿Cómo fue este proceso?
Mi papá no habla mucho de esa parte de su vida; a veces, le pedía a alguien que le preguntara cosas sobre esa etapa y colgaba el teléfono. Fue extraño escuchar luego, con audífonos, la voz de mi padre. Varias de esas conversaciones están en ese libro, que mezcla varios registros en un sentido más ensayístico, a diferencia de "Quirón", que es un libro de poemas unitarios y a diferencia de otros libros que hice antes. No es tanto un poema de largo aliento como pueden serlo "Me llamo Hokusai" y algunos otros. A este libro lo conforman poemas unitarios y, si bien comparte el tema de la paternidad, que podemos pensar es próximo a "Padres huérfanos", se trata de la tensión entre la figura del padre y el centauro; cómo ese padre toma la forma de centauro cuando está junto a su hijo. Es mi perspectiva como hijo en "Padres huérfanos" y como padre en "Quirón".
¿Cómo surgió Quirón?
Con una imagen de un verso dado. Yo creo que un libro de poemas siempre debe surgir de una imagen, de un verso dado —como decía Marina Tsvetáyeva—: es algo que sucede, que lleva tiempo destilándose dentro de la mente, de la perspectiva y del pensamiento del poeta. Ese verso dado, esa imagen dada sucedió cierta vez, mientras cargaba a mi hijo en hombros en el Parque de los Venados y vi nuestras sombras proyectadas en la pared. Más que pensar en la imagen del típico caballito, percibí que la forma de relacionarnos era ser mitad hombre y mitad bestia. Yo cumplía el trabajo de bestia en ese momento y mi hijo cumplía la parte más humana, con la que yo no tenía contacto. Me hacía ver mi lado humano de una forma que no podía.
¿Esa relación mitad bestia-mitad humano se invierte cuando el padre envejece?
El padre de la voz poética del libro es un padre adulto. Hay un punto en el que uno como hijo termina cobijando al padre y puede que se invierta ese papel. También creo que tiene que ver con las versiones de poemas que el libro puede tener. La primera parte tiene una versión de los poemas y la segunda parte tiene otra. Un poema puede estar escrito desde el punto de visto del padre y desde el punto de vista del hijo.
Cuando yo era niño no teníamos ciertos términos. No se llamaba paternidad. Se llamaba padre y punto. Hoy se ejerce la crianza y es más consciente la relación con nuestros hijos. Cuando yo tenía siete u ocho años esa no era la línea para criar.
Hay una obsesión con la figura del padre.
La figura del padre para mí ha sido constante. Mi primer libro se titula "Lengua parterna". En distintos libros siempre hay un poema, un verso, algo que refiere al padre.
Primero, desde la lengua que, de algún modo se aprende a hablar, que es la lengua paterna; luego está la lengua que uno decide hablar, que puede ser el lenguaje de la poesía. Es otro tipo de lengua, no necesariamente es la lengua paterna. Esas son las dos lenguas entre las que yo siempre me estoy un poco debatiendo.
La figura del padre me interesa porque siempre es imprecisa. El padre separa. Su trabajo es mostrar más al mundo; si de algún modo la madre cobija y alimenta, el trabajo del padre es romper. El padre tiene esas primeras caídas, esos primeros temas que son, incluso, más físicos; esté presente o no lo esté, la figura del padre siempre es imprecisa. El padre es como una estatua en la noche y es difícil ver sus formas, por muy bueno o muy terrible que éste haya sido.
Yo he tenido un padre que es maravilloso. Eso, enteramente, es "Padres huérfanos".
¡Y en "Quirón" cómo se desarrolla esta figura?
Por un lado el tema de "Quirón" tiene que ver con el dolor y la forma imprecisa de las cosas. Por el otro es un centauro, por esencia, híbrido; quiero decir, en otras palabras, que yo no puedo concebirme padre sin ser hijo tampoco.
¿Qué lecturas fueron determinantes para este libro?
Hubo un título esencial para la escritura de este libro: Dolor, de Vladimir Holan, que es uno de los poetas a los que más acudo y asisto. Él habla del cuerpo del semdios, refiriéndose al centauro, Quirón me interesó porque es el centauro por excelencia. La historia de Quirón, como el padre de muchos héroes huérfanos. Es un ser que por un lado, en el terreno mitológico, está herido por una flecha, pero no puede morir. Es un ser inmortal, destinado a vivir con ese dolor que no lo va a dejar partir. Por otro lado, él cura el dolor de las demás personas, él transmite sabiduría a los otros.
Para mí, eso tiene que ver con la paternidad: con una herida básica que te atraviesa cuando tienes un hijo; una herida de fondo, mental y emocional. Ese dolor es algo que no vas a poder sanar, sin importar el padre en el que quieras y puedas convertirte.
Hay muchas lecturas de la figura de Quirón.
Sí, está el punto de vista astronómico: el centauro, que es un cuerpo celeste, más no es un asteroide ni tampoco es un cometa. Para mí eso era interesante porque vuelve a la indefinición. Todo esto surge del nombre. Pienso en algo: cuando una persona descubre un asteroide, un cuerpo celeste, inmediatamente se le pone su nombre.
Cuando tuve a mi hijo, me pregunté cuál sería su nombre. Creo que a veces nombramos las cosas para no perdernos en ellas.
Quirón se mueve, surge, en esos terrenos, entre la mitología, la astornomía y la astrología. Pero la parte que más me interesa es el mito. Siento que el mito siempre nos define como seres atemporales.
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¿En qué punto de trayectoria se inserta "Quirón"?
Tengo un libro que se titulo Janto, que es sobre un caballo, el caballo de Aquiles, a quien los dioses le permiten hablar para consolarlo en su dolor. Tengo un libro que se titula Heracles: 12 trabajos, que aborda la figura del héroe. Estos trabajos inmediatos que uno tiene que vivir todos los días.
Si el primer libro que escribo sobre mitología es Janto, que es un caballo, y luego está Heracles... que es un héroe, llega Quirón, que es mitad hombre y mitad caballo.
Creo que es una de esas conexiones que no tenía presente, una de esas búsquedas de las que uno no se da cuenta y se van trazando y confluyendo en un libro con las mismas preocupaciones que se han delineado desde que comencé a escribir: la mitología, la lengua, la figura del padre. Esas cinco o seis metáforas, que dice Borges que siempre estamos escribiendo. Tengo detectadas dos o tres que son constantes.
Pero Quirón es un libro también sobre la soledad y la muerte. La paternidad está ahí, pero, ¿qué temas toca? La muerte, el miedo, la sorpresa y el pasmo son algunos de ellos.
En general, el Villaurrutia lo han ganado pocos libros de poesía.
El premio ha tenido distintas edades. El primer año justo lo ganó Pedro Páramo, que también puede ser uno de los poemas esenciales del siglo XX.
Pienso en varios autores estupendos que lo han ganado: Francisco Hernández, Eduardo Lizalde y Pura López Colomé.