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La industria editorial en México ha sufrido una caída en la comercialización de libros de por lo menos dos dígitos y aunque todavía no hay reportes puntuales, el gremio de editores señala que la caída ya supera 12% este abril, cuando cerraron todas las librerías y puntos de venta por la pandemia del Covid-19; en contraparte, algunas empresas reportan un incremento de 30% en venta de libros en línea.
Aunque marzo cerraron con ventas casi normales, en abril ya reportan una caída importante, que saben que se irá incrementando en mayo y probablemente junio y aún en los meses posteriores, pues la mayor incertidumbre está no sólo en la fecha de regreso a la vida en las calles, sino incluso en cómo será ese regreso.
En el marco del Día Mundial del Libro, que hoy 23 de abril suele celebrarse con una gran cantidad de actividades literarias, maratones de lectura, ferias de libros y toda una fiesta alrededor del libro y la lectura, ofrecemos una mirada sobre cómo ha afectado esta pandemia a la industria editorial y cómo el Estado mexicano no ha planteado opciones de apoyo al gremio.
Esto a pesar de que la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) lanzó el pasado 27 de marzo un llamado al gobierno federal para que diera medidas fiscales para la protección del empleo, diferir el cobro de ISR, la declaración anual de las personas físicas y morales, y simplificar y acelerar la devolución del IVA a las empresas que tienen saldos a favor. Pero no ha habido ninguna respuesta positiva y ya ni la esperan.
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Roberto Banchik, director general de Penguin Random House México, asegura que van un poco como los alcohólicos, día con día, porque todo puede cambiar; dice que hasta febrero hacían proyecciones a meses e incluso a un año o dos, pero esta pandemia ha cambiado todo.
“Hace un par de días decidimos prácticamente posponer las novedades de abril y mayo, nosotros más o menos sacamos entre 60 y 70 novedades al mes, es el ritmo que teníamos entre bolsillo, infantil, diferentes formatos y sellos; de eso prácticamente todo se pospone porque no hay comercio, las librerías están cerradas, los puntos de venta están cerrados, le haríamos un mal servicio a nuestros autores porque ni siquiera los podemos producir”, afirma Banchik.
El editor reconoce que todavía marzo fue un mes donde algunas librerías cerraron pero otras no, la diferencia regional también fue distinta; Jalisco actuó muy rápido, pero la Ciudad de México no, por lo que en marzo no se notó realmente una caída en el comercio, pero en abril por supuesto ha sido duro porque ya no hay puntos de venta físico.
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“Lo que sí ha crecido muchísimo es el comercio electrónico, la gente que puede sí está comprando sus libros online y se los llevan a su casa a través de las cadenas de librerías como Gandhi o Porrúa, o a través de Amazon; igual que la descarga de libros electrónicos y audiolibros, eso ha crecido muchísimo, en unas cuatro semanas se multiplicó en México por un factor de 10; es decir, si vendíamos 10, de pronto en cuatro semanas ya estamos vendiendo 100. Esa es una gran noticia”, afirma.
También señala que el otro gran golpe para la industria ha sido la devaluación, “no sólo se han caído las ventas, la producción se vuelve más cara porque el papel que usamos nosotros es un papel de bosques sustentables por un compromiso ecológico de la empresa, y de pronto el peso se nos devaluó 30%, eso fue peor. El consumo va a caer inevitable, brutal y radicalmente, pero el tema es cuánto se recupera después”.
Algunas opciones
Esa es la preocupación del gremio de editores y de libreros en general. Juan Luis Arzoz asegura que entre las cosas que como Cámara han hecho, además del desplegado, es que lanzaron un llamado a quedarse en casa y a leer libros; y además lanzaron un directorio de librerías electrónicas.
“En estos días vamos a sacar una campaña desde la Cámara para que tanto editores como libreros promuevan en sus páginas de Internet el comercio electrónico, eso es lo que estamos haciendo como locos para tratar de promover y tratar de defender un poquito a los negocios”, señala el editor.
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Arzoz asegura que la editorial es una industria bien vulnerable, “no tiene grandes capitales, la gran mayoría son editoriales chicas, pagan imprenta, hay dos o tres grandes y también se ven afectadas”; Roberto Banchik señala que no sabe cómo va a quedar el mercado editorial y el consumo de libros una vez que salgamos de la emergencia sanitaria y de la crisis económica en la que ya está el país; tampoco sabe cuántas librerías quedarán y cuántas editoriales no podrán sobrevivir.
Además de Penguin Random House, el otro gran consorcio editorial es Grupo Planeta, EL UNIVERSAL, solicitó entrevista pero no la aceptaron porque informaron que ellos tienen la política de no ofrecer información referente a ventas y comercialización del libros.