En enero de este año, La Cosecha Librería, un espacio cultural singular a nivel nacional, enclavado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, desde 2016, daba sus primeros pasos para lograr que sus lectores y visitantes se volvieran autogestores del espacio, pero la pandemia los llevó no sólo a detener esa incipiente iniciativa, incluso las bajas ventas los obligaron abandonar el local de unos 100 metros cuadrados que rentaban y a emprender una campaña de fondeo para darle una segunda vida a la librería.
Salgari, una librería-cafetería de unos 120 metros cuadrados, que irradió luz durante diez años en Pedregal de Santo Domingo, en la alcaldía Coyoacán, en la Ciudad de México, muy cerca de la Ciudad Universitaria y especializada en literatura infantil y juvenil, así como en novela negra, inició 2020 con la confianza de que todo marchaba bien, eran visitados por chicos universitarios que revisaban los libros de su preferencia mientras se tomaban un café; sin embargo las cosas cambiaron y hoy intentan rescatar la librería en un pequeño local de 3x4 metros cuadrados, pero en la alcaldía Iztapalapa.
A Gloria Books & Co., una bella librería de unos 130 metros cuadrados con tapanco y una vida cultural muy activa, que en 2012 se convirtió en la primera librería de Juriquilla, en Querétaro, la pandemia por Covid le confirmó que la pasión por los libros era inviable, y hace dos meses, a finales de agosto, cerró sus puertas para siempre, desocupó el local y hoy aspira al menos a estar viva a través de la venta de sus libros en línea.
“Hay muy pocas librerías dentro de la red que tienen esta infraestructura y esta solidez para vender en línea”
CLAUDIA BAUTISTA
presidenta de la RELI
“Hay muy pocas librerías dentro de la red que tienen esta infraestructura y esta solidez para vender en línea, pienso que de la totalidad de la red a lo mejor un 10% tiene esta capacidad de vender a través del comercio electrónico, todas las demás hemos ido capoteando los cierres y capoteando las bajas ventas con recursos menos sofisticados o más simples, más al alcance de nuestras posibilidades como el Facebook, el WhatsApp o el Instagram”, señala Claudia Bautista, presidenta de la RELI.
Asegura que son ocho de los 35 espacios que representa, las que han cerrado.
Y cerrar no ha sido fácil. Óscar González, quien junto con Agustina Villella, Francesca di Saint Pierre, Irene Ragazzini y Néstor Jiménez conforman la cooperativa de La Cosecha Librería, asegura que más que una librería donde había una barra de café, este espacio que cerró sus puertas hace un mes era un centro cultural.
“El primer objetivo era mantener un espacio cooperativo, el segundo es ser un espacio que siembra principalmente libros; teníamos unos mil 500 libros abiertos a la comunidad, porque otro de nuestros objetivos es la cultura libre, nuestra propuesta es la democratización del conocimiento, entonces todos los libros funcionan como biblioteca, los puede usar quien no los puede comprar”, asegura.
Diego Castillo, fundador de Salgari, la librería que no pudo soportar los pagos del arrendamiento y luz eléctrica, dice: “Veníamos trabajando siempre con las dificultades de nuestra economía en general, nunca fuimos un proyecto extremadamente exitoso pero no nos había ido mal, sin embargo llego el Covid y con ello el cierre”.
Aun cuando entre junio y agosto las tres librerías reabrieron sus puertas en la llamada “nueva normalidad” y han empujado la página colectiva libreriasindependientes.com.mx, dicen que las ventas físicas nunca se normalizaron, por lo que pronto se vieron ahogados por el pago de arrendamiento, luz, agua, teléfono e Internet, sin contar sueldos.
10% DE LAS LIBRERÍAS que integran RELI tiene la capacidad de vender a través del comercio electrónico
Esos pequeños espacios de barrio no son los únicos que han perecido. Georgina Abud Pérez Porrúa, presidenta de la Asociación de Libreros de México (Almac), señala que a pesar de la reapertura de librerías y puntos de venta la caída en las ventas no se ha regularizado y siguen entre el 30% y el 50%, con respecto al año pasado.
Salgari, comandada también por Valentina Barrios, quien alterna la dirección de la librería con su trayectoria musical con producciones como Concierto de cuentos —disco que también es víctima de la pandemia pues se presentaría en marzo—, va a retomar actividades en diciembre en un espacio de apenas 12 metros cuadrados, pero en la alcaldía Iztapalapa.
Ese espíritu guía también a La Cosecha Librería, que en octubre comenzó una campaña de fondeo para habilitar un nuevo espacio y gastos básicos. Aunque están muy por debajo de los 210 mil pesos que buscan recaudar, ya consiguieron un nuevo lugar para la librería y planean hacer una pre-inauguración el 28 de noviembre.
Gloria Finck aun no ve factible un regreso, pero no descarta la posibilidad, “un librero siempre mantiene vivo ese deseo de fomentar la lectura por más gusto que negocio”, dice, y llama a la solidaridad en nombre de todos los pequeños libreros mexicanos: “El grito y el llamado es a los lectores, a que no abandonen a sus librerías de barrio, a que las mantengan vivas porque son la esencia de una comunidad, son espacios donde se hace comunidad”.