Más Información
Esperanza de vida aumentó a 75 años en México; tasa de fecundidad descendió de 6.5 hijos por mujer a 1.6: Segob
De la Fuente pide la mejor diplomacia consular ante la llegada de Trump; hay inventario de leyes antimigratorias de EU
“Ya no soy presidente municipal de Ecatepec”; Vilchis responde a señalamientos tras protestas de trabajadores de limpieza
Adrián Pedrozo Acuña renuncia al Instituto del Agua de la Semarnat; fue a solicitud de Alicia Bárcena
cynthia.talavera@eluniversal.com.mx
La imagen era escandalosa. Sebastián Lerdo de Tejada, ministro de Relaciones Exteriores, y Benito Juárez, Presidente de México, se besaban en la boca frente a una mujer de rostro adusto que representaba a la “ambición”. Era una caricatura que publicó el periódico "La Orquesta", el mismo que desafió a Maximiliano y se burló de Porfirio Díaz en el siglo XIX.
Por las páginas de ese bisemanario desfilaron, a manera de caricatura, los personajes más importantes de la política mexicana entre 1861 y 1877. El carácter irreverente de la publicación se mostró desde su primer número, publicado el 1 de marzo y en el que se presentaron así: “Hemos tomado el nombre de orquesta por ver si el supremo gobierno, insensible a las arias y peticiones en recitado, se ablanda a los acordes de una orquesta. La música tiene una influencia incontestable sobre los animales”.
La doctora Esther Acevedo, especialista en caricatura política del siglo XIX, dijo a EL UNIVERSAL que la importancia de "La Orquesta" radica, primero, en su duración, pues en la época era usual que aparecieran periódicos durante algunos meses sólo para apoyar a algún candidato político.
Además “es uno de los periódicos que está hecho por mexicanos y uno de los primeros en los que la caricatura se va mexicanizando. Se mete con los problemas de la ciudad. No es partidista, no está casada con ningún candidato. Critica a ciertos liberales. Va criticando poco a poco a Juárez. Entre más se quiere colgar él de la Constitución, más lo señalan”.
En 16 años de publicación, con algunas interrupciones, "!La Orquesta" criticó lo mismo a los invasores franceses que a Benito Juárez tratando de “clavarse a la silla presidencial”, a Lerdo de Tejada siempre “tirándole” a quedarse con la Presidencia e incluso a Porfirio Díaz legislando “con las patas” y “encerrando a la Patria”.
Famoso fue el incidente que vivió "La Orquesta" con el embajador francés Alphonse Dubois de Saligny, célebre por su afición a la bebida. En noviembre 1861 fue borracho a un evento público para provocar a las autoridades mexicanas y Constantino Escalante, el caricaturista estrella, lo retrató metido en una botella de cognac.
También famosa fue la caricatura tras la Batalla del 5 de mayo, en la que Lorencez no entiende por qué sus tropas no avanzan y Escalante los muestra atorados en los magueyes.
Talentos de la sátira. El espíritu combativo de esta publicación sólo fue el reflejo de sus realizadores. El editor Carlos Casarín, quien usaba el seudónimo del personaje francés Roberto Macario, peleó en la Batalla de Puebla y murió en un duelo de honor. Retó a un ciudadano que se negó a pararse de su asiento cuando se interpretaba el Himno Nacional.
Constantino Escalante fue traído en una jaula desde Real del Monte, en Pachuca, a donde se había retirado con el inicio de la Intervención Francesa. Aunque en esa época "La Orquesta" no se publicaba, la fama del caricaturista llegó hasta las autoridades francesas. Su vida terminó de manera trágica luego un accidente por el que cayó a las vías del tren tratando de salvar a su esposa.
Otro destacado caricaturista fue Santiago Hernández, “niño héroe” durante la Intervención Estadounidense y quien pintó retratos de sus compañeros cadetes. Una vez que Escalante murió, Hernández asumió el reto de continuar con la crítica mordaz a través de la caricatura.
También es satírica una caricatura en la que Napoleón aparece “presumiendo” la Intervención Francesa como si fuera un trofeo, en cuya base está Juan Nepomuceno Almonte, luego Saligny, Lorencez y Forey, seguido por la Batalla del 5 de mayo y coronada por el fusilamiento de Maximiliano. A Lerdo de Tejada solían representarlo como un gato (el gato de Juárez) y al Benemérito como un ser obsesionado con la Presidencia.