Como cada año, las flores de Nochebuena adornan con su color rojo intenso casas, oficinas e incluso avenidas como el Paseo de la Reforma. Pero el cultivo de estas plantas no es reciente ni es una tradición que llegó a México de otros país, pues de acuerdo con diferentes investigaciones, está presente desde más de 500 años, de hecho “era cultivada en los jardines de Nezahualcóyotl y Moctezuma . Fue incorporada por los frailes franciscanos de Taxco a la celebración del nacimiento de Jesús, debido a que su época de floración coincide con dicha festividad, y a sus colores brillantes”.
Los investigadores Laura Trejo Hernández, Mark E. Olson Zunica y Robert Bye Boettler, del Instituto de Biología de la UNAM, realizaron el estudio “Datos histórico y diversidad genética de las nochebuenas (Euphorbia pulcherrima) del Distrito Federal, México”, en el que además de dar a conocer la gran variedad de nochebuenas, relatan la historia de esta planta originaria de México y cómo fue documentada por fray Bernardino de Sahagún en su obra Historia de las cosas de la Nueva España.
“La nochebuena (Euphorbia pulcherrima) es una de las plantas de ornato más importantes en el mundo, tanto económica como culturalmente, por ser el símbolo floral de la Navidad. Sin embargo, su domesticación, diversidad genética e historia han sido poco estudiadas. (…) Documentos históricos señalan que desde la época prehispánica las nochebuenas se cultivaban en el centro de México, y en un manuscrito de 1801 se ilustran nochebuenas en los jardines de la Nueva España con modificaciones con respecto a las silvestres”, señalaron los investigadores.
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Los especialistas también pudieron documentar que la nochebuena era llamada cuetlaxochitl, que en náhuatl significa “flor que se marchita”, que “la flor se consideraba símbolo de la pureza y se utilizaba para tratar algunas afecciones de la piel, empleando las hojas como cataplasmas. La nochebuena era cultivada en los jardines de Nezahualcóyotl y Moctezuma. Fue incorporada por los frailes franciscanos de Taxco a la celebración del nacimiento de Jesús, debido a que su época de floración coincide con dicha festividad, y a sus colores brillantes” y que “en la actualidad, la nochebuena, que es la planta ornamental de interior de mayor demanda en el invierno, es considerada la flor de la amistad en algunos países, como España”.
Foto: Archivo El Universal
Por su parte, la doctora Victoria Sosa Ortega, investigadora del Instituto de Ecología (Inecol), señaló en el artículo “La flor de nochebuena” que “las flores de nochebuena se cultivaban en jardines botánicos prehispánicos; se ha documentado que a Moctezuma le enviaban plantas de zonas bajas, de Morelos o Guerrero. Los mexicas extraían los pigmentos rojos de las brácteas para teñir textiles y el látex se utilizaba como medicina para curar fiebres. Euphorbia pulcherrima es una especie referida en el Códice Florentino y citada en la ‘Historia de las Plantas de Nueva España’, de Francisco Hernández. Para esta euforbia se conocen diversos nombres comunes en México a lo largo de su distribución: en el centro del país se llama Cuitlaxóchitl (significa flor de cuero en nahua), en Chiapas como aijoyó (zoque), en Oaxaca como gule-tiini (zapoteco), en Michoacán como uanipeni, y en Morelos como poscuaxúchitl (dialecto mexicano de Tetelcingo)”.
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La flor de nochebuena es reconocida a nivel internacional. Al respecto, los investigadores de la UNAM señalaron que la nochebuena fue introducida a la horticultura internacional y esta acción ha sido atribuida a Joel Roberts Poinsett, Primer Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos en México, de 1825-1830.
“Se dice que Poinsett encontró la nochebuena en barrancas cercanas a Taxco, Guerrero, en 1828. Poinsett en su calidad de miembro de la Sociedad Filosófica Americana, cuya sede se ubicaba en Filadelfia, realizó una expedición a distintos lugares de México, acompañado por 3 miembros de la Sociedad Histórica de Pensilvania: William Maclure, Thomas Say y William H. Keating, en 1828 y 1829. Poinsett y sus acompañantes enviaron desde México al Jardín Botánico de Bartram en Filadelfia al menos 4 cargamentos de plantas en el curso de esos años, entre las cuales pudieron haberse encontrado los ejemplares de nochebuena. Debido a que dichos ejemplares no estaban bien etiquetados, se desconoce quiénes los recolectaron. En una carta, James Ronaldson le escribió a Poinsett que desconoce quién mandó las cajas que recibieron en Bartram, pero que suponía que eran de él (Poinsett) y William H. Keating. Por consiguiente, los sitios de los cuales procedían las nochebuenas que posiblemente llegaron a Bartram y quién o quiénes las recolectaron siguen sin conocerse”, indicaron.
fjb