El contrabajista venezolano, Edicson Ruiz, uno de los músicos latinoamericanos más reconocidos a nivel internacional y que en días recientes se presentó en el Festival PAAX GNP, continúa su colaboración con artistas mexicanos como uno de los 11 solistas invitados a la temporada de verano de la Orquesta Sinfónica de Minería (OSM), que celebra su 45 aniversario y se presenta en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM hasta el 27 de agosto.
Sobre Carlos Miguel Prieto, director artístico de la OSM, Ruiz dice que ha sido un verdadero embajador de la música de América Latina en el mundo: "Es un gran aliado de los músicos venezolanos en México y en el mundo entero". Como muestra de ello, Ruiz menciona la colaboración que ha tenido con el trompetista Pacho Flores, no sólo en escenarios internacionales, sino en la última grabación reciente que hicieron con la Orquesta de Minería para Deutsche Grammophon. "Es una muestra de que el maestro tiene una gran conexión con los músicos latinoamericanos; esto, sin abundar en el apoyo y la difusión que han tenido ambos con la compositora y pianista Gabriela Montero".
Tampoco habría que olvidar, subraya el contrabajista, la gran cantidad de músicos venezolanos que integran la OSM y el apoyo que ha dado el catedrático y pedagogo William Molina: "No es de extrañar que el maestro extienda su mano y exprese su gran admiración por Venezuela y por el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, y me dé la oportunidad de trabajar con él aquí en su casa".
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Para Ruiz, quien en 2002, a los 17 años, se convirtió no sólo en el primer latinoamericano en formar parte de la Filarmónica de Berlín, sino en su intérprete más joven, ve coincidencias afortunadas en su colaboración con la OSM, desde haber conocido en Venezuela a Carlos Prieto, "quien ayudó a escribir muchos capítulos del repertorio de cello con la cantidad de obras que fueron escritas para él", hasta el hecho de que ciertos músicos de la Filarmónica han trabajado directamente con la orquesta: "Para mí, retomar un ápice de esa labor es emocionante treinta años después".
Uno de los mayores retos que enfrenta, dice, es llenar las expectativas ante los jóvenes músicos y la nueva administración con una "temporada de lujo" que incluye solistas internacionales: "El maestro Carlos Miguel Prieto trae la crème de la crème a México; con ese nivel digno de igualdad ante el violín, el cello, la trompeta; con un excelso cantante. El reto es dejar el contrabajo en alto y, a la vez, dar un mensaje a la juventud de perseguir los propios sueños hasta que suene la última campanada".
"Mientras sigamos vivos hay que seguir en la lucha; no sólo es tocar, es luchar mientras sucede la realidad mundial de siempre y la realidad latinoamericana. Seguir venciendo la pobreza material con la riqueza espiritual en un mundo que se ha vuelto tan materialista y tecnológico; transformar nuestro entorno con nuestra labor. Es una misión al servicio de la música, una misión de sembrar la paz y seguir pescando hombres, como decía Jesús, en esta América Latina tan atormentada y su realidad tan cruel".
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Al hablar de uno de los estrenos mundiales de la temporada: "Altar de bronce", de Gabriela Ortiz, comisionada por la OSM, Ruiz describe a la compositora como un ejemplo para los artistas del continente: "El gran auge que tiene es merecido y ganado a pulso. Ya será mi sueño poder algún día colaborar con ella y darle vida a un concierto para contrabajo. También sueño con poder trabajar en algún concierto de Arturo Márquez. Creo que los dos perdurarán como grandes compositores latinoamericanos".
Para la segunda mitad del año al contrabajista le espera "desempolvar" obras maravillosas de Jan Dismas Zelenka, quien tuvo el mismo maestro de Bach: Dietrich Buxtehude; Ruiz también se prepara para estrenos mundiales en Hiroshima, para grabar la sexta Suite para violonchelo de Bach —las cinco previas ya las grabó— y lanzar un nuevo material discográfico, además de sentirse contento por haber ganado el German Discs Critics Prize por "Iannis Xenakis: Eonta", que grabó con el Ensemble Schwerpunkt, Lorenzo Soulès, Peter Rundel y Dirk Rothbrust.
Desde sus primeros éxitos, en sus años de juventud, Ruiz entendió la responsabilidad que tenía de "llevar la música latinoamericana a ese Hércules de la música clásica que es la Filarmónica de Berlín. Fue una responsabilidad grande: dejé mi casa para, de la noche a la mañana, convertirme en adulto, seguir reinventándome y continuar en esta carrera. La carrera por conquistar un capítulo en la historia de la música", concluye.
melc