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El flautista Horacio Franco anunció que el 12 de abril, a las 20:00 horas, dará un concierto especial para festejar sus 45 años de trayectoria en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes. Para esa noche, Franco ha preparado un programa con piezas de compositores como Arcangelo Corelli y Johann Sebastian Bach, así como de jazz y música tradicional.
Además, el ganador de la Medalla Mozart en 1995 contó que, en el concierto“Horacio Franco. 45 años haciendo música”, habrá invitados especiales, amigos o artistas con los que ya ha colaborado previamente: el organista José Suárez y la violinista polaco-mexicana Erika Dobosiewicz, por sólo mencionar a algunos.
Durante la rueda de prensa, en compañía de la subdirectora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Laura Elena Ramírez, el flautista abordó ciertos temas: de su exploración creativa al compromiso de los artistas con el oficio. Mencionó, por ejemplo, cómo ha buscado, a lo largo de su trayectoria, los puntos de contacto entre la flauta de carrizo y la flauta dulce, y cómo su repertorio, que puede ir de los maestros de la música barroca o de la música tradicional —de Bach a Cri-Cri—, no le ha impedido hacer crossovers con artistas como Susana Harp, Eugenia León o Susana Zabaleta. También dijo que los tenores mexicanos han tenido exitosas carreras en el extranjero debido a condiciones genéticas: “En los países desarrollados no tienen la calidad que sí tienen los tenores mexicanos”, dijo.
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Palabras que contrastaron con el abandono que ha experimentado la educación musical en el país, tema alrededor del que Franco profundizó en el evento. En sus años de formación, en 1977, recordó, le tocó “la última colita de una bonanza maravillosa en el Conservatorio”.
En México la educación musical, abundó, no tiene que ver con maestros buenos o malos, o con alumnos buenos y malos, sino con metodologías y estímulos, sino con el advenimiento de orquestas como la Chávez y el advenimiento de alumnos que se enfrentan a una sociedad con marcadas desigualdades sociales y deben sostenerse económicamente; éste es el germen de las carencias en el compromiso con los estudiantes.
Aunque hay excelentes maestros, continuó Franco, el fracaso es metodológico. “No hay una inversión en metodología y la actualización de planes de estudios”. Además, dijo que tras casi 40 años trabajando en el Conservatorio Nacional de Música ha visto a alumnos con grandes lagunas en su formación, a pesar de que les falta poco para recibirse.
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Sobre el Conservatorio también recordó que él fue el primer maestro de flauta dulce que tuvo la institución. “Hice un plan de estudios que después tiraron. No lo volví a hacer, hasta hace seis años, porque me sentí ofendido”.
Otra institución de la que habló fue la Academia de Música Antigua de la UNAM (AMA), “un fuego fatuo” donde los estudiantes se especializan en los compositores barrocos. “¿A dónde se van a ir después? No hay orquestas barrocas”.
Por último, en la sesión de preguntas y respuestas, a Franco se le preguntó si había hablado de estas carencias académicas con la administración actual. “No soy cercano a esta administración. No lo soy y no lo seré”, afirmó y subrayó que nunca ha hablado con el Presidente, aunque lo admira como político.
También recordó el tiempo en el que fue diputado constituyente como una de las experiencias más amargas de su vida. “Lamento que al Presidente no le interese lo que hacemos los artistas de música clásica (…) pero no me le echaría de bruces al Presidente porque no le gusta esto”, dijo y aplaudió, por otra parte, el impulso que se le ha dado a la música tradicional.