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Con el nombre “La Casita de La Lleca (2004-2020)” , la artista y activista Lorena Méndez Barrios relata en un texto la experiencia de este espacio que ha trabajado durante casi 17 años con personas en prisión, migrantes, trabajadoras sexuales, y estudiantes de diferentes áreas, y que ahora se enfrenta a la posibilidad de perder el lugar donde habita la familia de la artista, y donde se desarrolla su programa social, cultural y de activismo.
Tras un largo proceso jurídico, la artista y activista busca conservar el lugar desde donde trabaja La Lleca.
“El proyecto La Lleca se funda en el año 2004 por la artista mexicana activista Lorena Méndez Barrios con la finalidad de desarrollar un proyecto artístico continuo de intervención social teniendo entre sus propósitos aminorar la violencia en la comunicación de las personas en prisión en la CDMX y acompañar a lxs presxs a través de las artes visuales y la performance con la posibilidad de iniciar procesos personales sensibles”.
Lorena Méndez relata que con los años La Lleca se ha constituido en una propuesta de arte político y pedagogía radical ante las diferentes problemáticas de diversos y complejos grupos no sólo en prisión sino con inmigrantes, trabajadoras sexuales, y estudiantes de diferentes áreas.
“Desde los inicios de La lleca trabajamos como un tema fundamental; las masculinidades tóxicas y el respeto a las disidencias de género y sexuales”. Añade que La Lleca como proyecto artístico independiente cumple este año 17 años de trabajo continuo y ha atendido a miles de personas en situaciones complejas, que ha sido además un parteaguas para proyectos independientes e institucionales basados en prácticas estéticas-artísticas que buscan contribuir a las problemáticas sociales-culturales.
Foto: Especial
El espacio que habitan Lorena Méndez, su hijo y su madre ha sido el lugar donde La Lleca atendió en sus primeros años a familiares de personas en prisión a través del acompañamiento.
“Este lugar –relata Lorena-- también ha sido el espacio donde han vivido y recibido apoyo personas que han salido de reclusión, mientras rehacen su vida”. En ese lugar, Lorena y compañerxs del proyecto acompañan a personas en su mayoría con problemas por adicciones, por otra parte, cuenta que investigadores, activistas, artistas venidos del extranjero con la idea de colaborar y de formarse en el proyecto La Lleca también llegan a habitar el espacio conocido como "La casita de la lleca".
Relata que el espacio es un departamento en una privada en la colonia Roma Norte que el abuelo paterno de su hijo con su segunda esposa compró alrededor del año de 1992; posteriormente él emigro a Estados Unidos, luego se hipotecó la propiedad y se remató en 2011. Entonces, escribe Lorena, ella no tenía con los recursos económicos para adquirirla.
Lorena explica que hace tres años la propiedad es adquirida por una empresaria que vive en Guanajuato. En 2019, Lorena Méndez y su hijo fueron a Guanajuato para conocerla y contarle de su interés de adquirir los derechos del litigio para conservar su hogar y el espacio donde opera La Lleca de manera independiente. Entonces la empresaria no dio respuesta alguna a Lorena.
Desde hace dos semanas la noticia de un posible desalojo durante la pandemia causó alerta en La Lleca, aunque el proyecto artístico continúa y no ha dejado de desarrollarse de manera autogestiva con el grupo de la diversidad sexual del reclusorio conocido como RENO. Y en los reclusorios de jóvenes en la CDMX (antes y durante la pandemia) haciendo la tarea de instituciones culturales que por riesgo a los contagios diseñan propuestas sólo de manera virtual.
La Lleca, a través de sus propuestas artísticas, construye un espacio en el que las personas privadas de su libertad pueden trabajar sus emociones y tienen la posibilidad de contar con un resquicio de paz, respeto y visibilidad en momentos de emergencia social.
Lorena, como artista activista, busca mediación de autoridades para facilitar el diálogo con la empresaria, con el propósito de que La Lleca no sea desalojada en momentos de pandemia y poder conservar el espacio que es fundamental para su quehacer.
Lorena dice que no está pidiendo que le donen o regalen el espacio, sino poder negociar y adquirirlo de manera justa, fuera de las lógicas empresariales que invisibilizan a las personas (particulares no empresarias) con sus historias personales y sus quehaceres.
En el año 2018 el archivo artístico de La Lleca fue donado a Arkeia-MUAC-UNAM para su investigación, conservación y difusión tras ponerse en riesgo durante el sismo ocurrido en el año 2017.
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