En 1988 se rompió la amistad entre Octavio Paz y Carlos Fuentes, una amistad que la poeta y ensayista Malva Flores define como “entrañable” y de “admiración correspondida”; una amistad intensa que se fue rompiendo de a poquito y que no pudo resarcirse ni aquel domingo 19 de abril de 1998 cuando murió Octavio Paz, pues tal como relata Malva Flores, Fuentes nunca llamó a Marie José Tramini de Paz para ofrecer sus condolencias por la muerte de quien consideraba su maestro.
La poeta y narradora dedicó varios años a desentrañar los lazos de admiración que los unieron y las diferencias que los separaron, y esa investigación es el motor de Estrella de dos puntas. Octavio Paz y Carlos Fuentes: crónica de una amistad (Ariel, 2020), una obra de casi 700 páginas que recupera la historia intelectual de los dos escritores mexicanos, cuya amistad cambió la historia de la literatura mexicana, hispanoamericana y mundial.
Flores documenta las varias diferencias que llevaron al fin de una amistad, como la “apropiación” y sátira hecha por Fuentes en su novela La región más transparente; la mítica revista Libre que editarían los amigos; la cercanía de Fuentes con el poder y su respaldo a Luis Echeverría, y finalmente, el silencio de Fuentes cuando quemaron la efigie de Paz tras su petición de elecciones libres en Nicaragua; el hecho, para Paz, significó la renuncia de Fuentes a la democratización de América Latina.
¿Cómo define la relación entre Paz y Fuentes, de admiración mutua?
Fue una amistad entrañable, la expresión de una admiración correspondida y un deslumbramiento mutuo, particularmente durante la década de los sesenta. Su correspondencia, que tiene más de 500 páginas, es un asombroso documento de calidez, reconocimiento, pero también de crítica, del mundo intelectual mexicano, hispanoamericano y mundial.
¿La literatura fue el motor de sus coincidencias, y la política de sus diferencias?
La literatura fue su gran pasión compartida. Sus desencuentros, como podrán leer en el libro, no fueron sólo ideológicos, estos últimos ocurrieron a partir de la década de los setenta y se agudizaron en los ochenta, pero hubo otras diferencias importantes que lastimaron su amistad a lo largo del tiempo.
¿Por qué si muchas de las diferencias entre ellos fueron públicas, el rompimiento entre Paz y Fuentes estaba “cubierto” como de una “bruma”?
Pienso que, en el caso de esta relación, nos es más cercano el último de sus distanciamientos, sobre el cual poco o nada dijeron ellos mismos, aunque la prensa y los amigos debatieran públicamente el conflicto: ellos expresaron alguno que otro comentario mínimo, pero nada más. Quizá lo hicieron por respeto a su vieja amistad, pero eso sólo podrían haberlo dicho ellos. Por otro lado, y los lectores podrán comprobarlo, sus desavenencias empezaron mucho tiempo atrás.
¿La publicación del texto “La comedia mexicana de Carlos Fuentes” de Enrique Krauze es el símbolo del rompimiento de su amistad?
¿La crónica de la amistad de estos dos intelectuales es también la crónica de la vida intelectual de México y el mundo de habla hispana?
“La comedia” es un ensayo fundamental para explicarnos la forma en que se transformó el campo cultural mexicano a fines del siglo pasado, por un lado; por otro, para entender algo que Paz siempre sostuvo: que la crítica debía ejercerse en cualquier contexto y, consecuentemente, que el juicio sobre una persona no debía confundirse con la crítica a las ideas de esa persona y, por último, que Enrique Krauze, quien ya había escrito sobre sus desacuerdos con la obra de Fuentes con anterioridad (por ejemplo en “Cuatro estaciones de la cultura mexicana”, publicado en Vuelta siete años antes) hizo un seguimiento puntual de las diferencias políticas, culturales y literarias que le provocaba la obra de Fuentes. No de otra cosa se trata la crítica.
¿Fue determinante para el fin de la amistad la efervescencia cultural y política de la época?
Yo disiento de esta opinión. Como me esfuerzo en probar, las polémicas literarias estuvieron presentes desde el inicio de su amistad. Primero, las enfrentaron juntos; más tarde, en lados opuestos; pero cuando uno revisa la prensa durante la segunda mitad del siglo XX (y también antes), advierte la efervescencia, el interés, la discusión que distintos libros o sucesos intelectuales y políticos provocaban.
Hoy eso ya no existe y es lamentable. Mi libro quiere que recordemos que es posible el ejercicio de la crítica. Que la crítica es esencial para defender la libertad.
¿1968 fue un año determinante para la amistad, es el año más cercano y el de la distancia?
1968 es un año crucial en su amistad. No sólo porque su correspondencia es muy intensa y en ella discuten y sufren por los sucesos que están ocurriendo en México. En esos momentos, Fuentes es un extraordinario y generoso amigo que apoya a Paz, le busca trabajo cuando el poeta sale de la India, comparten opiniones, temores y esperanzas.
¿Quién es Octavio Paz?, ¿Qué representa este poeta, ensayista e intelectual para México y el mundo?
Creo que Paz es el intelectual más importante que ha tenido México. No por el premio Nobel, eso es algo accesorio en la historia de los pueblos o las personas, sino porque nos enseñó algo fundamental: a defender, con crítica y valentía, la libertad. Pero también, y eso es algo que hemos olvidado, a buscar lo que nos une a los otros: a mirarnos en los ojos del otro. Esas tres pasiones: la crítica, la libertad y la búsqueda del otro son, en este momento del país, no sólo actuales o pertinentes, sino urgentes.
¿Y cuál es su definición actual de Carlos Fuentes, el escritor que durante muchos años admiró a Paz?
Sin Fuentes no existiría el Boom. Sin Fuentes, no tendríamos esa novela maravillosa que se llama Aura. Sin el conjunto de su obra careceríamos de uno de los espejos que también nos definen.
¿Qué sigue después de tantos años dedicados a esta historia de amistad que abarca 50 años y además congrega miles y miles de documentos?
Por razones de tiempo pandémico, acaba de aparecer otro libro mío, Sombras en el campus (Bonilla Artigas, 2020), que intenta ser una defensa de la literatura. Durante esta horrible pandemia escribí otro libro, a petición de la Universidad de Guanajuato. Se llama Paz y aparecerá, supongo, el próximo año. Es un libro pequeño, pero se trata de una versión absolutamente personal sobre el poeta.
Ya escribí sobre la revista de Paz, sobre su amistad con Fuentes, pero nunca había intentado enfrentarme al poeta yo sola, sin más apoyo que mi lectura de su obra. Mi propósito fue tratar de explicarme su poesía y leer al Paz político desde su convicciones poéticas.
Creo que ahí terminará mi ciclo Paz. Ahora estoy un poco cansada, pero creo que el año que entra es un año vital para México y que todos debemos estar listos para ofrecer nuestras mejores armas y rescatarlo.