Fueron grandes maestros quienes ayudaron a “encender las luces” de la casa de Liverpool 16, sede de la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM): escritores como Gabriel García Márquez, Rubén Bonifaz Nuño, Carlos Fuentes y Sergio Ramírez impulsaron a la FLM con asesorías a los beneficiarios o consejos para el desarrollo del proyecto, afirmó Miguel Limón, presidente de la FLM, durante el evento por los 20 años de la institución —que abrió sus puertas el 8 de mayo de 2003— en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología.
La figura de Octavio Paz —continuó— hizo posible que los empresarios reunieran un patrimonio, destinado a la literatura, que enaltece el potencial de los becarios. Con un video conmemorativo arrancó el evento; en él, algunos exbecarios entrevistados coincidieron en que se les dio una brújula, el mapa para caminar bajo una alta exigencia.
La presencia de la FLM se nota cada vez más y, en las últimas dos décadas, ciertos protagonistas de la literatura mexicana se formaron allí, dijo, también en un video, Juan Villoro, miembro del Consejo Consultivo.
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En palabras de Limón, el proyecto se centra en la autoconfianza, el tesón y el oficio, e intenta borrar el fantasma del éxito efímero. Los actuales tutores de sus cuatro disciplinas —narrativa, ensayo, poesía y teatro—: Geney Beltrán Félix, Jorge von Ziegler, María Baranda y David Olguín tomaron la palabra.
Beltrán Félix destacó que la Fundación es fruto del trabajo de un grupo de personas que se ha esmerado por una causa idealista: “El futuro aún no está escrito, escríbanlo ustedes, es posible resistir”. Von Ziegler habló del ensayo como un campo fértil para la discusión y de cómo, muchas de las mejores obras escritas bajo el techo de la FLM, pertenecen a dicho género: “Ningún carpintero hace una silla sin la idea de la silla antes”. Baranda recordó que, al frente de la Cátedra Extraordinaria Octavio Paz, invitó a 10 exbecarios a celebrar la obra del Premio Nobel de Literatura: “Las y los poetas habían conjurado el instante poético”.
Olguín subrayó que, después de 17 años como tutor, ingresó con la duda de que fuera posible enseñar a escribir; hoy cuenta con certezas y compara al teatro con una cita del poeta inglés John Dryden, recordada por Borges: “En el sueño somos el actor, el espectador y el propio teatro”.
Entre cada participación se le cedió la palabra a los exbecarios Fernanda Bada, Emiliano Cassigoli, Laura Sofía Rivero y Lucía Terán, quien afirmó que “el oído fue el pulso de mi tiempo en Liverpool 16”.
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El poeta y director general de la FLM, Eduardo Langagne, habló de lo polifónico como una alegoría de dicha comunidad. A exbecarios como Nadia López García, Nayeli García Sánchez, Rafael Toriz y Christian Peña, así como a miembros del patronato, también se les ofreció la palabra.
En el evento fue recurrente mencionar las colecciones editoriales en las que ha trabajado la Fundación, la Enciclopedia de la Literatura en México y la Casa Estudio Cien Años de Soledad, donde vivió García Márquez, sede, hoy, de residencias para escritores gracias a que hace cuatro años fue donada a la institución por Laura Coudurier, su propietaria.
En el público hubo figuras como Carlos Prieto, José Sarukhán y Eduardo Vázquez Martín. Videos para felicitar a la institución fueron enviados por Irene Vallejo, Javier Cercas, Juan Villoro y Héctor Abad Faciolince. Al final, en el coctel, los beneficiarios de varias generaciones celebraron la comunidad que han creado.