El pasado domingo concluyó en el complejo Cultural Los Pinos el Festival de Literatura Infantil y Juvenil (Felij) con el que el gobierno federal buscó reemplazar por segundo año consecutivo la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij) que en 2020 hubiera celebrado 40 años. La estrategia fue loable para algunos, pero se quedó en un intento fallido por sustituir un encuentro literario que es insustituible.
Celebrado del 13 al 18 de diciembre, con actividades en librerías que Educal y el Fondo de Cultura Económica tienen en municipios y ciudades de México y algunas fuera del país, el Felij fue un evento que de tan nuevo, realizado en un nuevo lugar y en una fecha alejada del Día Nacional del Libro, como era tradición, resultó fallido aun cuando organizó una miniferia del libro y mantuvo el Seminario Internacional de Fomento a la Lectura con una lista de conferencistas muy desigual, donde hubo algunos invitados muy buenos y otros sin experiencia en formación lectora específica para niños y jóvenes.
“Esta administración tiene una deuda enorme con los derechos culturales de las infancias y las juventudes y con la cadena del libro”, dice la promotora de la lectura Alejandra Quiroz, y señala que no cree que la Filij vuelva, “ojalá puedan resignificarlo y hacer algo verdaderamente atractivo y estimulante porque lo que fue este Festival de 2020 y 2021, incluso teniendo la pandemia como justificación, deja una deuda”.
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En 2019, luego de dos años de haber crecido exponencialmente en el Parque Bicentenario, la Filij regresó al Centro Nacional de las Artes con el argumento de la administración actual, con Paco Ignacio Taibo II y Marilina Barona a la cabeza, de que era una feria excesivamente cara y centralizada en la Ciudad de México.
En 2020, la pandemia impidió la realización de la Filij y decidieron organizar no una feria sino un primer Festival de Literatura Infantil y Juvenil que fue virtual. El pasado domingo concluyó el segundo Felij en formato híbrido, que a decir de los organizadores participarían 54 expositores, más de 500 salas clubes y espacios de fomento a la lectura y más de 200 eventos en librerías FCE-Educal, sin embargo, no se conocen los resultados. EL UNIVERSAL solicitó entrevista con Barona, directora de Publicaciones, pero declinó por razones de salud.
Editores, autores, ilustradores, mediadores de la lectura, representantes de Literatura Infantil y Juvenil de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) y gestones critican la gestión de esta administración y señalan que sin la realización de la Filij se rompió el puente de fomento a la lectura, el encuentro de lectores con autores e ilustradores, y la profesionalización; además confirman un desprecio de la actual administración hacia una feria que es referente para América Latina e incluso Europa y Asia.
Adolfo Córdova, escritor, investigador y mediador de lectura independiente, asegura que no está en contra del Felij, pero sí contra las formas, “veo poco cuidado en esta política de tabula rasa y se ha querido negar lo que se hizo antes o no querer ver, hay como una sordera institucional y se ha desoído lo positivo que era para la ciudad, la industria editorial y el fomento a la lectura en general, que existiera una Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, que no era sólo para niños y jóvenes, sino un circuito que beneficia a todos”.
Agrega que hay despropósito en querer inventar un evento de cero, “no entiendo cómo ni por qué no se ha querido integrar la propuesta de la Filij a este nuevo plan de diversificar, multiplicar, de tener más sedes de fomento a la lectura que es su discurso original. La Filij era perfectible y llevaba tanto tiempo, había crecido muchísimo y al mismo tiempo había que mejorar, sobre todo por la dimensión del proyecto, pero querer anularlo no es posible”.
Para Andrea Garza, presidenta del Comité de Literatura Infantil y Juvenil de la Caniem, la Filij es insustituible y querer que este festival lograra lo que tenía la Feria es imposible, no sólo porque se hizo de manera apresurada y en un lugar muy pequeño de Los Pinos, “fue muy poca gente, los espacios de las editoriales eran muy pequeños, son detalles que se podrían pulir para hacer un festival que se podría replicar en diferentes fechas del año y puntos del país”, afirma y agrega que aunque los stands fueron gratuitos al organizarla el FCE se privilegia la exhibición de libros del FCE y hubo un desbalance frente a otras editoriales.
Sin embargo, Mónica Bergna, directora de Alboroto Ediciones, celebró el encuentro aunque con un espacio tan pequeño, pues fue una manera de empezar a incentivar a la industria tan golpeada.
El ilustrador Santiago Solís Montes de Oca asegura que sin la feria del libro como puente, las dos partes se disuelven, “se ha trabajado mucho en elevar el nivel desde la precariedad del oficio y este festival nos regresa muchos pasos atrás, pues en la parte de profesionalización de la ilustración no hay nada, se eliminaron las jornadas y el catálogo de ilustración, prácticamente desde el inicio de esta administración”.
Dice que al ser la ilustración una profesión sin opción académica directa (no existe como carrera sino sólo optativa en algunas universidades), los ilustradores principiantes se quedan sin ruta de inicio y los que ya tienen un recorrido, sin actualización ni perspectivas de la profesión fuera de las fronteras; “muchos (si no es que todos) de los que han ganado reconocimiento internacional por su trabajo visual han pasado por Filij. Es una plataforma de proyección, lo que también choca con la poca presencia de México en ferias como Bolonia o Frankfurt”.
La escritora Judy Goldman, autora de unos 50 libros para niños y jóvenes, asegura que lo que prevalece es un desprecio por cómo se hacia la Filij, “yo, como muchos, estoy triste porque no entendemos la negligencia y un cierto desprecio que hay y/o la poca importancia que le han dado a una feria que era muy importante para tanta gente. Hay una cierta falta de voluntad pues hay otras ferias de libro que se han hecho y que han funcionado bien, como las de Xalapa y Oaxaca”.
Aun cuando Paco Ignacio Taibo II ha asegurado que la Filij se realizará cuando los niños puedan correr por la feria, Alejandra Quiroz lo duda, “definitivamente sostengo que lo que conocimos como Filij, incluso hasta 2019 que ya hicieron ellos, se acabó. Es que ellos creen que era una feria donde íbamos los fifís de la lectura, es lo que piensan los encargados actuales, pero no. Incluso aceptaría que la redujeran a tres días pero que fuera un evento digno que respetara y fomentara los derechos culturales de niñas, niños y adolescentes, que pensara en la igualdad de condiciones para toda la industria editorial y regrese la bibliodiversidad”.
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Adolfo Córdova asegura que el Felij no tuvo la concurrencia que esperaban y es consecuencia de querer hacer de cero el festival, “es lógico que tengan que construir a un público cuando el público que tenía la Filij está siendo desconocido, ante eso tendrán que crear un nuevo público”. El asunto, dice, es que no es una mirada justa y constructiva sobre lo que se hizo, sino una cancelación o anulación de lo que hubo antes para imponer una nueva marca o rumbo, pero sin mucha claridad.
“A pesar de estas señales contradictorias y confusas, de mezclar festival y feria y de inventar un nuevo proyecto presencial en una nueva sede, que nos genera dudas, quiero creer y confiar en que la opinión pública presionará para que se mantenga la Filij, que se recupere un espacio amplio y que podamos celebrar la edición 40 de la feria en 2022, aunque hayamos pasado por esta revolcada. Me gustaría creer que mirarán con autocrítica lo que hicieron este año y ponderarán qué mantener y qué recuperar de la organización de la Filij. Ojalá que así sea”, concluye Córdova.
54 EXPOSITORES, más de 500 salas clubes y más de 200 eventos en librerías FCE-Educal serían parte de la Felij, de acuerdo con los organizadores.