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El narrador Juan José Millás y el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga han edificado un rico relato sobre la existencia de la humanidad en el libro La vida contada por un sapiens a un neandertal (Alfaguara), que a la manera de una serie de aventuras los dos curiosos recorren desde un mercado, una sex shop o el Museo del Prado, para relatar la evolución humana desde la prehistoria hasta el siglo XXI.
En una mezcla literatura de viajes y divulgación científica, Millás y Arsuaga hacen viaje desde los orígenes del ser humano. “Yo suelo decir que este es un libro de aventuras porque realmente es una lectura de dos personajes qué van a diferentes sitios y a propósito de esos lugares en donde se encuentran hablan de la vida pero además les pasan cosas con el entorno y les pasan cosas entre ellos”, dice Millás.
El autor de El mundo y La vida a ratos, asegura que la separación de las ciencias exactas y las humanidades es uno de los grandes errores históricos cometidos por la especie, “yo suelo decir que un médico puede ser un buen médico pero no será un gran médico si no tiene formación humanística, un arquitecto podrá ser un buen arquitecto pero no será un gran arquitecto si no tiene formación humanística y un paleontólogo puede ser un buen paleontólogo pero no será un gran paleontólogo si no tiene formación humanística”.
Millás (Valencia, 1946) afirma que Arsuaga es un gran paleontólogo precisamente porque tiene formación humanística. Y considera que la ciencia es susceptible de ser observada a través de una mirada literaria.
“Yo no tengo mucha formación científica pero cuando leo un libro científico lo veo desde la literatura, y suelo decir que la lectura de la literatura científica igual que la literatura de la poesía me pone a cien y lo hace porque me estimula mucho debido a que una de las primeras obligaciones de la literatura científica es la precisión y la precisión es poética, la precisión es literaria; de manera que este experimento de unir a un científico como Arsuaga y a un literato como Millás, es un poco volver a los orígenes, es intentar entender al mundo desde las dos perspectivas dos ojos”.
Juan Luis Arsuaga (Madrid, 1954), dice que esta división de la evolución humana en períodos tiene además un lado cómico porque es como si los humanos que vivieron en el pasado fueran conscientes de las divisiones que mucho tiempo después los especialistas e historiadores van a crear.
“Me imagino a Caravaggio preguntándose ‘soy renacentista, soy barroco, quizás sea tenebrista’, y a Rembrandt diciendo ‘¿a qué escuela pertenezco? o a los impresionistas situándose en el tiempo. Una novela que yo siempre recomiendo muy divertida es una sátira de la prehistoria en la que los propios prehistóricos se preguntan: ‘estamos en el paleolítico medio o en el paleolítico superior’, y de hecho uno de los personajes se lleva un gran disgusto porque pensaba que ya estaba en el paleolítico superior pero está en el paleolítico medio”.
Arsuaga, quien es director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos, sostiene que los seres humanos nos pasamos la vida en el análisis histórico, y este libro nos muestra que en nuestro presente tenemos el pasado y el futuro.
“Pensar así se pierde el mensaje más importante de la historia, el más importante de todos que es el de la continuidad. Si la historia nos envía un mensaje es el de la continuidad; la historia de la vida es continua, estamos hechos a partir de nuestros antepasados, también en lo cultural, ahorita estamos hablando castellano que es un dialecto del latín con algunas palabras de origen árabe, o sea que simplemente con la lengua en la que nos comunicamos estamos comunicando nuestra historia”.
Arsuaga asegura que gracias a la teoría de la evolución las tres preguntas clásicas de la filosofía se han reducido a dos: las tres preguntas eran: quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, “hemos descubierto que quiénes somos y de dónde venimos son la misma pregunta: somos hijos de la historia, solamente nos queda por contestar la pregunta de a dónde vamos”.
El dato
Frase
“Hemos descubierto que quiénes somos y de dónde venimos son lo mismo: somos hijos de la historia, nos queda por contestar, a dónde vamos”. Juan Luis Arsuaga. Paleoantropólogo