En “La casa salvaje”, las actrices Irene Azuela y Mariana Villegas llevan a escena vivencias y momentos en las vidas de niñas y mujeres “para esclarecer lo que le pasará a los personajes en una futura puesta en escena”, explica, en entrevista, Azuela.
Son en otras palabras, experiencias individuales y colectivas, de forma paralela, que se muestran durante un ensayo, el work in progress de un futuro montaje, aún sin fecha confirmada, inspirado en la novela “Casas vacías”, de Brenda Navarro. “Un trabajo en aras de ser una obra mucho más formal”.
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No se trata —es importante reiterarlo— de un montaje de “Casas vacías”, sino de una especie de proceso creativo abierto al público: “A partir de improvisaciones acerca de nuestra infancia como niñas hablamos de esas niñas que fuimos y de qué manera impactan hoy en día en las mujeres que somos. Esto va a estar combinado con ciertos fragmentos leídos de la novela; es decir, es un laboratorio donde nosotros estamos explorando qué pasa con la niña que fuimos y cómo es, hoy en día, nuestra vida, con la maternidad y la no maternidad, los deseos y las inquietudes que nos trae ser mujeres”, continúa la actriz.
La lectura de los fragmentos elegidos de la novela, se sostienen de forma independiente y se intercalan con los testimonios para entretejer una multiplicidad de voces.
“Se comparten, entonces, momentos de la infancia que determinaron el presente, y quizá el destino, de ciertas personas; experiencias que “nos invitan a preguntarnos por qué fuimos educadas así, por qué decidimos ser así y qué de nosotros estaba o sigue estando en las mujeres que ahora somos. Es encontrar un diálogo entre la niña que fuimos y la mujer que somos para, entonces, poder entender a estos dos personajes de la novela”.
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Tal como en la novela de Navarro, los personajes de la puesta en escena se dirigen hacia temas como la profunda incrustación de la violencia y la enajenación en la sociedad. Las pautas, abunda Azuela, son la infancia, la inquietud de un grupo de teatreras hacia lo que significa ser mujer y madre en la actualidad, la violencia interiorizada por la sociedad y la “urgencia de usar el teatro como un espacio donde se plantean preguntas y se comparten inquietudes con el público”.
El ejercicio de volver al pasado —concluye la ganadora del Ariel a la Mejor Actriz en 2008 y 2009— e investigarlo siempre es una forma de entender mejor a las personas y a los personajes: “A nivel personal nos importa regresar a la infancia para tener un vaso comunicante con quienes somos, sabiendo que la infancia es el terreno fértil para el futuro”.
La pieza es dirigida por Mariana Giménez y las funciones empiezan el 11 de mayo y concluyen el día 23 en el Foro del Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo (Enrique González Martínez 10-P. B, Santa María la Ribera).
Los horarios se pueden consultar en: chopo.unam.mx. El acceso general cuesta $100 pesos y $50 al presentar credenciales (estudiantes, maestros e INAPAM) en la taquilla.
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