El 24 de mayo de 1940, León Trotsky sufrió un atentado en la casa de Coyoacán donde vivía.
25 estalinistas, que vistieron uniformes del ejército mexicano, entraron a la residencia, sometieron a los guardias y dispararon al menos 70 veces contra el cuarto de Trotsky. Él y su esposa salieron con vida porque se escondieron bajo su cama.
“El señor Trotsky, en la entrevista que concedió a un redactor de EL UNIVERSAL , dijo tener noticias desde hace tiempo, de que agentes extranjeros de espionaje de la G. P. U. habían salido de los Estados Unidos, provistos de fuertes cantidades de dinero que les fueron situadas desde Moscú, por Beria, Jefe de la Siniestra institución, para matarlo”, se lee en la edición del 25 de mayo de 1940 del Gran diario de México .
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Pese a que Trotsky estaba seguro de quien era su agresor, la investigación apuntaba hacia otros responsables, entre ellos Diego Rivera , quien se había distanciado de Trotsky.
Corría el rumor que el conflicto entre Rivera y el exiliado se debía al amorío que éste último sostuvo con Frida Kahlo y que incluso era el responsable de uno de sus divorcios. En una carta que EL UNIVERSAL publicó de manera íntegra, León Trotsky aborda y aclara los chismes que, afirma, fueron obra de un periodista “demoralizado”.
Foto: Fototeca Nacional vía Mediateca INAH
Carta al Señor Coronel Sánchez Salazar
1 de junio de 1940
México, D.F., 31 de mayo de 1940.
Señor coronel Leandro Sánchez Salaza.— Presente.
Simultáneamente con la protesta que le estoy enviando al señor Presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, me veo obligado con toda rapidez a atraer su atención sobre las siguientes circunstancias:
1.— El atentado no es un accidente inesperado que pueda atribuirse a Dies, a Diego Rivera, etc. El atentado no es el primero de su género, todas las medidas de defensa fueron tomadas por mí ante la perspectiva de un atentado inevitable por parte de la G.P.U. Hoy, cuando el atentado es un hecho consumado, se aprehende a mis amigos y defensores, se sospecha de mis amigos de ayer, pero no de los verdaderos enemigos, bien conocidos de todo el mundo.
2.— No conozco nada del chofer del señor Rivera. Pero el intento de inculpar la participación en la conspiración al gran pintor, es una fantasía absolutamente absurda.
3.— Este intento coincide sorprendentemente con el intento de los asaltantes mismos, quienes gritaron: “Viva Almazán”, para provocar la impresión de que el asalto es un incidente de la política interior. Rivera, como se ve en la prensa, estuvo conectado con la campaña del general Almazán. La regla clásica de la G.P.U. es: la responsabilidad sobre alguno otro”.
4.— En un periódico de hoy se publica lo siguiente: “Posteriormente surgieron diferencias personales entre Trotsky y Diego Rivera. Hubo también la circunstancia de que el pintor también tuvo ciertas cuestiones con su esposa, la señora Frida Kahlo, que culminaron con el divorcio. Trotsky se marchó de la casa de sus amigos y tomó la quinta en la que actualmente vive”.
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Estoy seguro que esta ignominia proviene de algún periodista demoralizado y no tiene nada de común con las fuentes oficiales de información.
Mis diferencias con Rivera tuvieron carácter político, teórico y artístico y se agravaron por su temperamento impulsivo. Toda la correspondencia concerniente al rompimiento de nuestras relaciones está a la disposición de la investigación, si una seria investigación se hace también sobre este punto, que no tiene nada que hacer con el asalto de la G.P.U.
Mi familia dejó la casa de Rivera hace 13 meses. Su divorcio lo supimos por la prensa hace 5 o 6 meses solamente. Rechazo con indignación y disgusto que este episodio que nada tiene que ver con el atentado de la G.P.U., moralmente protegido por los señores Lombardo Toledano y otros.
5.— No tengo nada de común con las actividades políticas de Diego Rivera. Rompimos las relaciones personales hace 15 meses. No tuve durante más de un año ningunas relaciones con él, directas o indirectas, que pudieran dar siquiera un pretexto exterior para la construcción monstruosa que imputa a Rivera la responbsabilidad por el acto indudablemente cometido por la agencia de la G.P.U. y politicamente odiosa de los señores Lombardo Toledano, Laborde, Encinas, Salgado y otros.
6.— Estoy absolutamente seguro que las aprehensiones de mis colaboradores y amigos se basan en hechos del mismo valor que los concernientes a Diego Rivera. Estoy seguro que la investigación se orienta hacia un callejón sin salida. Cada nuevo día, cada nuevo hecho, cada nueva pista seria, desvanecen todas estas construcciones artificiales y desenmascaran a los verdaderos criminales, junto con sus inspiradores y protectores intelectuales.
7.— Hasta la fecha me impulsó el mutismo absoluto para no entorpecer la investigación. Pero en vista de su desorientación, inesperadamente falsa, me reservo el derecho absoluto de apelar a la opinión pública mexicana e internacional en este asunto.
Su atento servidor, León Trotsky.
fjb