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Roma. —El pabellón de Ucrania centrará todas las miradas en la Bienal de Arte de Venecia que abrirá sus puertas al público el próximo sábado, en una edición con más de 200 artistas marcada también por la ausencia oficial de Rusia y la participación de diez países latinoamericanos en uno de los eventos artísticos más importantes del mundo.
La guerra desatada por Rusia tras la invasión de Ucrania marcará esta 59ª edición, cuyos 80 pabellones nacionales, incluidos los de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Cuba, Guatemala, México, Perú, Uruguay y Venezuela, podrán visitarse del 23 de abril al 27 de noviembre.
Este año, la Exposición Internacional de Arte veneciana lleva por título The Milk of Dreams (La leche de los sueños), en un viaje entre lo humano y lo onírico propuesto a los artistas por la comisaria, la italiana Cecilia Alemani (Milán, 1977).
Sin embargo, la Bienal de este año se celebra en un momento geopolítico particular, en medio de la ofensiva militar de Rusia en Ucrania, y por eso los organizadores decidieron vetar la participación de delegaciones oficiales, instituciones o personalidades vinculadas al Kremlin. Pero sí permite participar a los artistas que se opongan al régimen del presidente ruso, Vladímir Putin.
Por el contrario, Ucrania cuenta con un pabellón, comisariado por el gobierno del país, y los organizadores han hecho “todo lo posible” para ayudar a que el artista Pavlo Makov pudiera presentar The Fountain of Exhaustion. Acqua alta, una instalación que hace un llamamiento a luchar contra el cambio climático y reflexiona sobre el declive mundial actual.
El pabellón se pensó antes de que estallara la guerra, por eso Ucrania también ha diseñado para esta Bienal una plaza, con sacos de arena simulando los que se utilizan en los conflictos para protegerse de las bombas, en la que artistas y ciudadanos hablan del horror de la violencia.
La Bienal contempla una treintena de eventos colaterales en las calles de la ciudad de los canales.