ORLAN (Saint- Étienne, Francia, 1947) se mueve a su ritmo, con calma y firmeza. Es el equipo a su alrededor que anda apresurado para que ella disfrute su estancia en la Ciudad de México. El disparatado clima, con las altas y bajas de la temperatura, le pasó factura a la artista: perdió su voz. Pero con la ayuda de un mezcal, pastillas para la garganta y Diana Castillo, su colaboradora desde hace diez años y quien se encarga de traducirla al español, ORLAN conversa con EL UNIVERSAL fuerte y claro sobre sus inquietudes, como el envejecer y las influencers, y sus pasiones, como el feminismo, la fealdad y la Inteligencia Artificial.
La artista francesa visitó la capital, donde participó en múltiples actividades en la Semana del Arte, entre estas la inauguración de dos exposiciones suyas: Todos somos CHAAC, en el Museo de Arte Popular junto al artista Demián Flores, e Hibridaciones, en la galería Terreno Baldío. En ambas exhibiciones se muestran imágenes en las que la artista fusionó su rostro con el de distintas esculturas mayas.
ORLAN, quien cree que las mujeres siempre deben hablar fuerte para hacerse notar y por eso escribe su nombre siempre en mayúsculas, es una de las artistas contemporáneas más famosas de Francia.
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Aunque la artista trabaja distintos formatos, como fotografía, pintura y escultura, su obra más famosa y controversial es La Réincarnation de Sainte-ORLAN (La reencarnación de Santa ORLAN). Se trató de un performance en el que se sometió a nueve cirugías estéticas que transmitió en vivo, en 1990. El objetivo era alterar su imagen para salir de los estándares de belleza que impone la sociedad, un tema que ha trabajado a lo largo de su carrera. Una de las modificaciones que más destaca son los implantes que colocó en su frente, como si se trataran de un par de cuernos. Esta obra convirtió a la propia ORLAN en una obra de arte, a la que trata con mucho cuidado, al grado que para hacerse más fotos, retocó su maquillaje y colocó más brillos en sus protuberancias para destacarlas.
¿Qué le dejó trabajar esta serie de Hibridaciones con la cultura maya?
El objetivo es salir de mi etnocentrismo, tratar de llegar al encuentro con el otro, con la otra cultura, estudiarla para comprenderla. Trabajar la estatuaria de los mayas no fue tan diferente con respecto a otras esculturas precolombinas y del mundo, en las que de alguna manera siempre hay una mayor representación masculina que femenina. Algo que me dio mucho placer en esta serie de Self Hibridation Maya es que al hibridar mi rostro con el de estos gobernantes, de alguna manera se feminizan estos personajes. Tuve mucho cuidado en representar a figuras de distintas edades.
Un estándar social muy duro es evitar el envejecimiento.
Envejecer y morir son dos cosas absolutamente abominables. De hecho tengo una petición contra la muerte, que en el futuro próximo llegue la muerte de la muerte y que se pueda dejar de sufrir las consecuencias del paso del tiempo.
Las cirugías también se las hizo para tener una nueva imagen y crear nuevas imágenes. Ya pasaron décadas de eso, ¿tiene inquietud por someterse a una nueva cirugía?
No, las modificaciones que me hice fueron para ir en contra del objetivo que tiene la cirugía estética. En lugar de buscar belleza, buscar la fealdad, la monstruosidad, la indeseabilidad y eso fue hace ya 40 años. No busco romper el récord Guinness del mayor número de cirugías. Considero que el objetivo era cuestionar un fenómeno de la sociedad y se logró.
Al principio, todo mundo reaccionó como yo quería que reaccionara, como ocurrió con los Impresionistas, les dijeron “están locos”, “eso no es arte”, “es basura”... Lo mismo dijo la gente de mí. Yo quería crear esas reacciones. Ahora me dicen que soy bella. Esperaba que esta imagen monstruosa fuera aceptada en algún momento.
Lo que quiero decir con estas obras es que la belleza es simplemente un dictado ideológico del poder y la dominación, en un punto determinado y en un tiempo determinado.
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¿Cree que nuestra relación con lo feo ha cambiado?
Pienso que ha evolucionado, pero no mucho. Ha cambiado en algunas clases sociales y niveles de conciencia. Creo que lo que sí ha evolucionado bastante es la identidad de género. Me interesan las identidades no fijas, las mutantes, las móviles que evolucionan. Creo que ahora sí hay más fluidez entre lo femenino, masculino, trans, queer, que es muy interesante. Pero aún hay mucha homofobia, y diré algo muy radical: quisiera erradicar todas las religiones, porque fueron hechas por y para el hombre y así conservar el patriarcado y la misoginia. Las religiones dividen y crean guerras al meter la idea de no aceptar al otro grupo.
Hay que pensar contra nosotros mismos, somos seres fabricados por nuestros padres, nuestra sociedad, nuestros ideales. Entonces, hay que cuestionar primero nuestras propias ideas para poder ir en contra de nosotros mismos y así mejorar. Es muy ingenuo cuando alguien sabe quién es y qué es lo que le gusta. No te puede gustar lo que no conoces, por eso al final terminamos aceptando sólo lo que conocemos. Por eso para mí siempre ha sido importante viajar y conocer otras culturas. Esto abre ventanas para aceptar más al otro.
Para mí, las Hibridaciones son un ejercicio que me permite salir de mi ego.
Una de mis últimas series se titula Me autorizo a ser tú y te autorizo a ser yo, es una serie en la que rindo homenaje a mujeres del pasado que trabajaron en causas que me son importantes y que por ello perdieron la vida. Esas serán las nuevas Hibridaciones y esta serie la hice con toda sororidad y admiración total hacia estas mujeres.
¿Qué la llevó a hacer arte carnal?
Era un paso lógico en mi proceso artístico, que sin entenderlo, no se puede entender el resto de mi obra. No estoy sujeta a ningún formato, estudio los fenómenos de la sociedad, los critico, cuestiono, analizo, decido cuál es el mensaje que quiero decir. Por eso cada una de mis obras tiene un manifiesto, que es la columna vertebral de la obra. Una vez que ya está resuelto eso, es que empiezo a pensar de qué forma va a existir la obra. Entonces en un dado momento trabajé con las operaciones, porque no había otra manera de ir en contra del objetivo de la cirugía estética. Ahora trabajo con un robot, que con Inteligencia Artificial, habla con mi voz, interactúa con el público, reconoce el idioma y puede hablar varios. Es casi como interactuar conmigo.
Ya logró su objetivo, con respecto a ese fenómeno social sobre la belleza ¿Actualmente hay algún otro fenómeno que le angustie?
Me inquietan mucho las influencers. Son chicas que no tienen estudios y que con el simple objetivo de ganar seguidores y dinero, se presentan en sus videos, lives y todo lo que hacen es con los peores estereotipos contra los que han luchado las generaciones precedentes. Estas chicas están regresándolos sin una verdadera reflexión.
Otra cosa que me interesa mucho en la actualidad es la Inteligencia Artificial, que no debería llamarse así, sino Inteligencia Auxiliar. Los humanos llegaremos a un punto en el que nuestro cuerpo se está volviendo obsoleto porque no tenemos suficiente memoria como las máquinas, por lo que hay que usar la Inteligencia Auxiliar para bien.
Desde los años 60 milita en el feminismo, ¿qué diferencias ve en la forma en la que hoy se hace el feminismo?
Siempre voy a apoyar el feminismo, aun cuando esté en contra de las formas en las que se lleva a cabo. Hoy hay feministas woke que no quieren darle la mano a un hombre o leer un libro escrito por un hombre. Yo no estoy de acuerdo con eso, pero si de esta forma logran que haya avances y cambie la mentalidad, yo me borro y las dejo ser. Hay otras mujeres que usan su cuerpo para escribir mensajes de protesta y atraer a los medios, hacen una forma de seducción, yo no estoy de acuerdo con eso, pero si logran un resultado, adelante. Las mujeres deben hacerse escuchar.
Me gusta que los hombres también tengan una actitud feminista, que no porque sean hombres no puedan ser feministas, es muy importante que tomen conciencia de cómo los construyó la sociedad.
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