, la alcaldesa que velaba por el orden y la limpieza visual en la Ciudad de México, levantó polvareda hace unos meses por el abrupto retiró de los tradicionales rótulos de los puestos callejeros en la bulliciosa . Una polémica del vecindario local escaló hasta convertirse en debate a nivel nacional sobre el arte popular urbano, el uso del espacio público y los límites de la autoridad para decidir que sí y que no debe permanecer en las calles.

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Tras meses de intensas protestas, la alcaldesa no dio su brazo a torcer y se mantuvo como la inflexible autoridad de hierro que limpia lo que considera violatorio de las reglamentaciones del entorno visual en la demarcación que gobierna. Con resignación, la Cuauhtémoc vio cómo los colores de los rótulos desaparecieron rápidamente para dar paso a un uniformador blanco con gris sobre las superficies que antes estaban adornadas con diseños gráficos coloridos e ingeniosos, hasta que este fin de semana los vecinos y visitantes se amanecieron con la novedad de que el rostro de Cuevas ha aparecido en gigantescos carteles, además de otros anuncios repartidos democráticamente.

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Una campaña de propaganda visual para promover su informe de gobierno. Uf. Incongruencia, arbitrariedad, ilegalidad y basura visual inaceptable es como han calificado a todo esto en las calles de la Cuauhtémoc y en las redes. Y la gente tiene tiene razón. ¿Cómo justificará ahora la alcaldesa su cruzada contra el arte popular de los rótulos en la Cuauhtémoc? No tiene cara. Bueno, sí, por ejemplo una de varios metros, colocada sobre un largo muro en Tlatelolco que la ha dejado en serios aprietos para hablar de regulación de la publicidad exterior.

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