, quien fuera presidente de Panamá de 1994 a 1999, calificó como “infantil” la actitud del presidente para designar al próximo embajador de México en ese país centroamericano, luego de que el titular del Ejecutivo acusara a la la ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Erika Mouynes, de ser de la “Santa Inquisición”, porque la funcionaria pidió a México que no enviara “la solicitud de beneplácito” para Pedro Salmerón, acusado de acoso sexual.

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“La actitud del señor López Obrador en cuanto a la designación de su representante en nuestro país es infantil. Somos un país pequeño pero digno y valiente. Más nos necesita México a nosotros que nosotros a México”, dijo Pérez Balladares a través de su cuenta de Twitter.

El 17 de enero, la dio a conocer que el Presidente había propuesto a diferentes personalidades para que fueran designados como “titulares en diversas representaciones de México en el exterior”. Entre esas propuestas estaba “Pedro Agustín Salmerón, doctor en Historia por la UNAM y experto en Historia de México, a la embajada de México en Panamá”. Sin embargo, la postulación de Salmerón se volvió tendencia y generó críticas pues se le recordaron las acusaciones de acoso sexual que habría cometido contra estudiantes del Instituto Tecnológico Autónomo de México ( ITAM ) e integrantes del partido Movimiento de Regeneración Nacional Morena (Morena).

Las protestas y críticas tuvieron eco en Panamá y por ello, el pasado lunes 24, la ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Erika Mouynes, informó que “La cancillería panameña ya manifestó su posición a la cancillería mexicana por los canales diplomáticos que corresponden”. Pero, fue hasta ayer que el presidente mexicano dio a conocer que “como si fuese la Santa Inquisición, la ministra o canciller de Panamá se inconformó, que porque estaban en desacuerdo en el ITAM. (En un documento) nos pedía que no enviáramos la solicitud de beneplácito”.

En su conferencia matutina desde Palacio Nacional, el titular del Ejecutivo recomendó a la canciller el libro El General, que hizo Graham Greene sobre Omar Torrijos. Además defendió a Salmerón, historiador acusado de acoso sexual desde hace varios años.

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“Si no existe una denuncia formal, ¿nada más por la campaña de linchamiento encabezada por Denise Dresser, acusándolo de acoso sexual?”, dijo el primer mandatario y adelantó que “vamos a buscar la forma, a ver si no se enojan los conservadores, de utilizar los conocimientos de Pedro en otro campo. A mí me gustaría mucho que nos ayudara mucho en todo lo que son archivos, me importa mucho dejar bien terminado, protegido, porque desde el temblor está mal el edificio, conservado el archivo agrario y él es especialista. Me gustaría que fuese mi asesor para hacer en Presidencia una historia para los jóvenes sobre los fraudes electorales en México, sería buenísimo, todos los fraudes, cuando menos 100 años de fraudes, del fraude a Madero, 112 años para acá. O cualquier otra actividad histórica que él quisiera aceptar”.

Las críticas de Ernesto Pérez Balladares, expresidente de Panamá, no han sido las únicas, también han surgido diferentes posicionamientos de decenas de activistas y colectivas feministas, tanto de México. Incluso se vieron reflejadas esta mañana, durante el programa panameño Mesa de periodistas, de TVNNoticias, en el que participó la politóloga y periodista Sabrina Bacal y Jorge Eduardo Ritter, excanciller de la República de Panamá.

En su intervención, Bacal señaló que “el discurso de López Obrador además de demostrar malcriadez, de ser despechado y de ir en contra de la amplia experiencia diplomática que tiene su país, es un clásico discurso machista. Cada uno de los términos utilizados y los argumentos utilizados dibuja a un machista de libro de texto”.

Indicó que “hablar de mujeres que han sido acosadas sexualmente por una persona que tenía una posición de poder, de un profesor a unas alumnas, tiene que ser probado ante los tribunales, y como no hay denuncias entonces no ocurrió a pesar de los cientos de denuncias, no denuncias legales pero quejas, y a pesar de la decisión que tomó la universidad. Hablar de eso como un linchamiento es no entender en este contexto quién es el victimario y quiénes son las víctimas. Es ponerse de lado del victimario. Decirle a la canciller que es parte del linchamiento y que es parte de una Santa Inquisición es también parte de este de este lenguaje machista que busca desconocer que las mujeres somos iguales que los hombres, no es que la canciller se incomodó, es que hay denuncias serias contra la persona que usted nos quería enviar de embajador, aunque no hubiesen denuncias serias ella se puede incomodar porque ella debe dar el beneplácito”.

melc

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