El panorama de "Laetatus sum: lo sacro y lo profano en el Barroco italiano", programa que presenta la Academia de Música Antigua (AMA) de la Universidad Nacional Autónoma de México, abarca —su nombre lo indica— la música vocal italiana de corte sacro y su contraste con obras instrumentales, que no son de origen sacro, compuestas por Antonio Vivaldi, Claudio Monteverdi y Giovanni Henrico Albicastro, explica la directora artística de la Academia, Eunice Padilla.

En su tránsito de lo instrumental a lo vocal, de los madrigales a Monteverdi, el programa explora el barroco medio y tardío de forma ágil, contrastante. Se trata, continúa Padilla, de compositores activos en la última parte del siglo XVII y la primera mitad del XVIII. Pero también hay un par de compositoras de un periodo más temprano, como Barbara Strozzi y Chiara Margherita Cozzolani. "Es un poco de música del siglo XVII y, en su mayor parte, del XVIII. Tenemos obras de Strozzi, un dueto de Monteverdi, figura importantísima en el desarrollo del barroco italiano, y luego hay compositores más tardíos como Vivaldi y Jan Dismas Zelenka".

Sobre las compositoras incluidas en el programa, dice: Cozzolani (1602-1678), que vivió básicamente todo el siglo XVII, fue monja y su estilo era más sacro, eclesiástico, menos extrovertido (su formación fue dada en un convento) que el de otros compositores del barroco: "Es una excelentísima artista que poco a poco se empieza a escuchar más"; la otra compositora, Strozzi, tuvo una formación musical y académica sofisticada. Hija del organista y compositor Gregorio Strozzi, conoció y trabajó con la literatura más importante de su tiempo. "Fue verdaderamente trascendental para la música de la primera mitad del siglo XVII. Vamos a interpretar una selección de los Madrigales, Op. 1 que hizo en su juventud, música verdaderamente fantástica que se programa poco y está al mismo nivel de Monteverdi y Vivaldi, los nombres más conocidos del repertorio", explica.

A estas obras las lleva de la mano, continúa, el abanico de la emoción exaltada, con un pie en lo sacro y otro en lo profano. Destaca el "Nisi Dominus", ZWV 92, de Zelenka, "obra verdaderamente original porque la parte vocal, que tiene un discurso sofisticado y, sobre todo, lleno de disonancias y momentos verdaderamente dolorosos a veces, es una especie de música minimalista en la que el discurso vocal va llevando al oyente. Nosotros estamos ahí, alrededor, como insistiendo en unos gestos melódicos que se repiten a lo largo de la obra y unas breves pausas para tener otro tipo de discurso armónico y melódico. Pocas veces vamos a encontrar algo semejante en el Barroco".

"Pero toda esta música trata de una exaltación del texto aunado a la expresividad de la música. Creo que eso es lo principal y lo más importante en la música del Barroco: resaltar las palabras, el texto, con esta relación entre la disonancia y la consonancia en obras que transforman nuestras emociones".

La Academia de Música Antigua tendrá tres presentaciones: la primera, el viernes 13, a las 20:00 horas, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario; la segunda en la Biblioteca Vasconcelos, el día siguiente a las 13:00, y la última, el domingo, al mediodía, en el Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso.

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