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En el marco de la celebración de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia , organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México ( UNAM ) -que tiene como punto central, reflexionar en torno a los efectos del Covid-19- la filósofa y teórica queer Judith Butler expreso que la población debe llegar a acuerdos colectivos que desdibujen las políticas de desigualdad , que hasta el momento, imperan incesantemente en las sociedades.
Tamara Martínez Ruíz
, titular de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM , también fue partícipe del encuentro virtual, al entrevistar a la experta en temas políticos y éticos; señaló que el confinamiento debe incitar a las personas a la trascendencia del pensamiento y a un cambio radical de la manera en que nos relacionamos con la Tierra.
Butler expuso la importancia de no limitarnos a la inmersión del yo, al preocuparnos tan sólo por nuestra propia existencia, sino que es imprescindible garantizar, igualitariamente, las condiciones de todos los seres vivos. “Negarse a aceptar la disyuntiva de quién debe morir es hacer frente al mercado”, declaró la activista y feminista estadounidense, como parte de un acto de resistencia y un paso más para alcanzar la igualdad y mantener un mundo vivible.
A través de un comunicado, la Máxima Casa de Estudios compartió los postulados de la autora de la obra “ Deshacer el género " (2006), al exponer la importancia de luchar no sólo por nuestros cercanos, sino por un mundo en el que defendamos el derecho a la salud en comunidad. “Eso puede parecer poco razonable, pero tal vez haya llegado el momento de deshacernos de prejuicios locales y nacionalistas que sesgan nuestra concepción de lo razonable”, profundizó Butler ante los cuestionamientos de Rosaura Martínez, académica de la Facultad de Filosofía y Letras .
La catedrática de la Universidad de California en Berkeley, consintió la postura del director general de la Organización Mundial de la Salud ( OMS ), Tedros Adhanom Ghebreyesus, que hizo en recientes declaraciones opinó “que nadie puede aceptar un mundo en el que se proteja a algunas personas y a otras no; poner fin al nacionalismo y la racionalidad del mercado, que calcula qué vidas valen más y deben salvarse. Si nos negamos a esa disyuntiva nos comprometeremos con la búsqueda del acceso igualitario a la salud y a una vida adecuada”.
Ante esta problemática explicó que, aquellos quienes se interesan por la salud de la economía, ponen por encima de la vida humana al lucro y la riqueza. “Podría decirse que las fábricas y algunos lugares de trabajo tienen que seguir abiertos por el bien de las clases trabajadoras pobres, pero son justamente las vidas de esas personas las que se sacrificarán en sus espacios laborales, donde las tasas de contagio son las más altas”, y puntualizó que “es precisamente el trabajo lo que precipita la muerte”.
Por ello, propuso la construcción de una episteme filosófica, que nos ayude a cuestionarnos si es habitable un mundo donde se hace distinción entre qué vidas deben salvarse y cuáles no: “Esas preguntas que podrían parecer abstractas y filosóficas, son las que surgen del corazón de una emergencia social y epidemiológica ”, ahondó ante una visible permisividad social en la que se ha normalizado las pérdidas de vidas.
Judith Butler, quien ha colaborado anteriormente con la Universidad Nacional en coloquios como “El Encuentro Hemisférico”, reflexiónó respecto a que “no puede(n) designar a un grupo de personas como ‘perdible’, ni decidir que alguien ha vivido lo suficiente. Es una sentencia de muerte. No me gusta la idea de que basados en la demografía empecemos a separar a la gente: ancianos, luego podría hacerse con los negros, los judíos o los indígenas”.
fjb