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“Vivimos, efectivamente, en tiempos de las fake news, de la posverdad. El Oxford English Dictionary escoge una palabra para determinar el clima cultural del año. En 2016, cuando triunfó Donald Trump como presidente de Estados Unidos, se eligió la palabra posverdad, que no es otra cosa que el uso ideológico deliberado de la mentira.
"Cuando Hannah Arendt estudió los orígenes del totalitarismo, dijo que la cimentación del pensamiento autoritario se basa en la falta de distinción entre la verdad y la mentira. Parecería que en el tiempo digital que vivimos, tiempo de polarizaciones extremas y populismos desaforados, la verdad ya no tiene valor de cambio. Hubo 2 mil 140 mentiras comprobadas de Trump en su primer año. Esa es la situación, hoy en día, de muchos espacios políticos. Parecería que es muy difícil ejercer la verdad, pero justo por eso es más valiosa hoy”, declaró el escritor Juan Villoro, quien moderó el jueves un foro por el natalicio 100 de su padre, el filósofo Luis Villoro en el Colegio Nacional de la Ciudad de México.
En el conversatorio, coordinado por Juan Villoro y por el historiador Javier Garcíadiego, participaron, divididos en dos tiempos, Miguel Limón Rojas, presidente de la Fundación para las Letras Mexicanas; José Ramón Cossío, abogado y exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); y Diego Valadés, abogado y exdirector del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (IIJ-UNAM).
Mientras que en el segunda parte tomaron la palabra Guillermo Hurtado, doctor en Filosofía por la Universidad de Oxford y antologador de “La identidad múltiple”, libro póstumo de Luis Villoro; el ensayista y antropólogo Roger Bartra (quien habló a través de una videollamada); y el profesor titular del departamento de Teología del Boston College, Carlos Mendoza, quien se centró en la relación de Luis Villoro con la filosofía de la religión.
Al principio, Miguel Limón habló sobre los vínculos entre Villoro y la educación: “Siempre expresó gratitud hacia el magisterio de ese lúcido y generoso transterrado que fue José Gaos (…) En la filosofía, centro de su pasión intelectual, Villoro aprendió las reglas aplicables al ejercicio de la razón y supo encontrar el espacio propicio para abordar los temas relativos al origen y los fines del conocimiento científico, así como los métodos a través de los cuales plantear las grandes interrogantes que atienden al sentido de la existencia”.
En la búsqueda de esas luces, abundó Limón, se construyó la figura del maestro que durante seis décadas guió la formación de generaciones de mexicanos.
Valadés habló sobre la participación de Villoro en la reforma política de 1977. Abundó en el contexto de la época y en el impacto que dejaron las ideas del filósofo en ese entonces. Un planteamiento general de los intereses que movieron la mente portentosa de Villoro, afirmó.
Cossío habló sobre "el indigenismo en el pensamiento de Villoro" y se centró en 1994 y años posteriores, en un momento donde aún no había una comprensión tan cabal como en el presente.
Hurtado se centró en las reflexiones políticas de Villoro en la década de 1970: “En una época en la que los argumentos ecologistas todavía no estaban en el centro del debate, Villoro defiende una posición que ahora nos resulta sorprendentemente verde”, dijo. Y citó como Villoro proponía la búsqueda de otros modelos sociales , que permitan vidas sencillas “con realización armónica, corporal y espiritual en el seno de una vida comunitaria”.
Bartra agradeció la oportunidad de participar en un conversatorio dedicado a su amigo. Dijo también que la condición de extranjero propició las conversaciones entre ambos para profundizar sobre la identidad, lo indígena y el mestizaje.
Al final de la plática, para responder una pregunta que se le hizo desde el público, el autor de “El testigo” dijo que el legado y la influencia que su padre tuvo en él fue inmensa.
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