Marzo sigue celebrando a las mujeres y la UNAM también. Y la noche del domingo al homenaje se unió el tenor Javier Camarena (Xalapa, Veracruz, 26 de marzo de 1976), quien dedicó su recital a todo su público, pero en especial a las mujeres.

Antes, a principios de mes, la Orquesta Filarmónica de la UNAM arrancó sus conciertos de temporada con la participación de reconocidas mujeres compositoras y directoras.

Fue el caso de Sally Beamish (Inglaterra), Tania León (Cuba-EU); Jessie Montgomery (EU) y Kaija Saariaho (Finlandia); además de contar con las directoras huéspedes, la estadounidense Jeri Lynne Johnson y la inglesa Catherine Larsen-Maguire, quienes encabezaron los programas conmemorativos de mujeres en la música.

Y aún en el marco del Día Internacional de la Mujer, la noche del domingo, la presentación del tenor mexicano Javier Camarena en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM arrancó suspiros y aplausos del gran público que así agradeció el recital, cuya segunda parte fue dedicada a las mujeres a manera de homenaje.

Fue una velada “mágica”, “exquisita”, en la que el cantante complació a su audiencia que lo aclamaba para que regresara al escenario, lo cual hizo en dos ocasiones. De pie y con tremendos aplausos y vítores, el público hizo volver al tenor y al pianista Ángel Rodríguez, quien lo acompañó a lo largo de la presentación, para entonces hacer un encore. Interpretó “Muñequita linda”, pieza del gusto de toda la gente que, finalmente, quedó conforme y los despidió de forma efusiva.

Pero fue en punto de las 18 horas, cuando el cantante y el músico salieron al escenario de la Sala Nezahualcóyotl y desde ese momento sólo hubo complicidad con el público, entre quien estaba Diego Lizaola, un joven pianista que junto con toda su familia entró puntual a la cita con el cantante que posee una de las voces más reconocidas en el panorama operístico mundial, y quien agasajó también a los Osorio Ramos, incluidos un pequeño de seis años y un joven que “quería ver por primera vez al gran tenor”.

Un elegante y cauteloso Camarena inició la primera parte del recital con “Las Tres Arietas”, de Vicenzo Bellini, piezas que forman parte de las 15 composiciones de cámara del creador italiano. Siguió con “Cuatro canciones de Amaranta”, de Francesco Paolo Tosti, basadas en los poemas que su amigo, el vate Gabriele D’Annunzio, escribió para Giuseppina Giorgi Mancini, una de sus amantes. Y cerró con los “Tres sonetos de Petrarca”, de Franz Liszt, piezas del compositor húngaro basadas en los sonetos 104, 47 y 123 del Cancionero del poeta renacentista Francesco Petrarca, que narran su pasión amorosa por Madonna Laura.

Sus tonos suaves y notas limpias hicieron brillar la técnica del tenor, que no llegó a explotar su profunda voz, pero el público ya estaba entregado a él y a la musicalidad de Rodríguez, su pianista de cabecera.

El programa, dedicado a la canción de salón para voz y piano, fue disfrutado por el público del majestuoso recinto del Centro Cultural Universitario, de Ciudad Universitaria, que por medidas sanitarias estuvo al 50% de su capacidad, lo que hizo que varias personas se quedaran fuera o trataran de comprar boletos. Después de la pandemia, expresaron varios asistentes, “no nos podemos perder un evento de este nivel”.

Tras unos minutos de descanso luego de la primera parte, el dueto volvió. “Este programa tiene un punto central, es un homenaje a la mujeres, en el mes de marzo, esto está pensado para ustedes”, dijo Camarena, arrancado los vítores de la audiencia: “¡Bravooo, bravooo. Maravilloso!”, se escuchaba en toda la Sala.

De esta forma continuó el recital que se alargó media hora más de lo programado.

Canciones como con “Mucho corazón”, de Ema Elena Valdelamar Casarín; “Franqueza”, de Consuelo Velázquez; y “Despedida”, de María Grever, con arreglos de Ángel Rodríguez, terminaron por encantar al público que dialogaba con el cantante para adivinar las canciones.

De pie, con aplausos y gritos por largos minutos, la audiencia despidió a la pareja de virtuosos que, ante la insistencia, regresó para recibir el cariño mostrado. Una vez más se retiraron, pero el público pedía más y los artistas volvieron al escenario. Tuvieron entre ellos un breve diálogo y tomaron sus posiciones de nuevo; regalaron “Muñequita linda”, con la que cerraron la noche, y una reverencia a su público, con la que dijeron adiós.

“Me leyeron el pensamiento, yo quería ‘Muñequita linda’”, dijo el señor Luis Hernández, quien junto a su esposa disfrutó del recital: “Maravilloso, excepcional; ya queríamos vivir algo así. La pandemia nos paró, pero ya volvió la hora de relajarnos con este tipo de eventos”.

Javier Camarena
Tenor 
“Este programa tiene un punto central, es un homenaje a la mujeres, en el mes de marzo, esto está pensado para ustedes”

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