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A sus 81 años y con infinidad de libros publicados, la escritora chilena Isabel Allende debuta en la narrativa breve con “Perla, la súper perrita” (Penguin Kids), su primer cuento infantil con ilustraciones de la mexicana Sandy Rodríguez, que tiene como protagonista a una perrita, muy parecida a la suya, que tiene dos súper virtudes: hacer que todos la quieran y rugir como un león, y su coprotagonista es Nico, un niño que acompañado de Perla aprende a sobrevivir, a tener su propia voz, ganar confianza en sí mismo y a dejar de ser víctima de los abusadores.
“El mensaje que Perla nos enseña sobre el bullying es a hablarlo, a tomar conciencia de él y a contarlo. Cuando el niño se siente víctima y se achica no habla del problema, primero porque le da vergüenza y después porque tiene miedo. El niño pasa a ser una víctima y no lo va a hablar. El libro pone el tema sobre la mesa y si el padre o los maestros leen con el niño a esa edad, los niños pueden hablar del tema”, aseguró Isabel Allende durante una rueda de prensa con medios de América Latina para presentar este libro ilustrado para niños en el que dice, que no quiso predicar ni dar consejos, sino poner a discusión un tema, abrir preguntas, pero sin intentar dar respuestas.
Una historia que la llevó a recordar sus primeras lecturas, su timidez cuando niña y adolescente y sus temores pues siendo su padre diplomático se mudó muchas veces y fue varias veces una "excluida". Esta historia la llevó a darse cuenta que ella siempre se escondió en los libros para sobrevivir y que la literatura le dio las fuerza que requería: "He tenido que desarrollar una personalidad de Tarzán para poder sobrevivir en el mundo" y también, hoy a sus 81 años, concluir con una verdad que ya conoce: que los abusadores son cobardes.
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"Cuando uno enfrenta a los abusadores, escapan, siempre abusan del más débil del más pequeño y si pueden tienen una pandilla, tienen dos o tres que los ayudan, solos no se atreven, entonces el mensaje de esto es que el abusador es un cobarde y hay que enfrentarlo. Y yo quería hacerlo sin estar predicando, los niños igual que los adultos quieren descubrir la verdad, no quieren que tú se los machaques en la cabeza. Yo traté de que escribir esta historia desde el punto de vista de Perla, Yo no tengo nada que enseñarle a un niño, lo único que puedo mostrarle es el camino, por eso la voz de perla era importante que no fuera la voz mía contándole el cuento", afirmó la escritora desde su casa en Estados Unidos.
Sobre si este mensaje que trae su libro podría llegar a los niños que son violentados y agredidos por los adultos, la guerra y la violencia, la autora de "La casa de los espíritus" y "Eva Luna", dijo que esa es una pregunta dramática porque desgraciadamente esos niños que están en esas condiciones no tienen acceso a leer un libro como este, "son niños que están en campos de refugiados, que están en sometidos a la guerra que algunos que no tienen ni siquiera que comer, qué posibilidades hay de que puedan leer un libro como este, ninguna, entonces desgraciadamente ya el hecho de que existe un libro que hay que comprarlo y que alguien tiene que leérselo y que tiene que haber el tiempo para leerlo y la holgura para leerlo, ya limita mucho. Eso no es muy trágico".
Justo habló de los niños excluidos sufren tanto como los que sufren bullying. “Yo nunca sufrí abuso físico ni de ese tipo y en la época en que yo era chica por supuesto no existían las redes sociales, pero yo era hija de diplomático y nos cambiábamos de país a cada rato y cambiábamos de amigos, de lengua, de colegio. Yo siempre era la niña nueva y no tenía amigas. Era tímida, no me atreví a acercarme entonces siempre me sentí excluida, me refugiaba en los libros, estaba muy sola y muy excluida. Creo que eso duele casi tanto como el bullying”.
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Esa es la historia que está detrás de “Perla, la súper perrita”, esa certeza de que cuando uno se achica y se autovictimiza te va peor y sobre todo a las, dijo Isabel Allende. “Los niños, biológica o culturalmente, tienden a ocupar todo el espacio y tienden a hacer mucho más seguros de sí mismo que las niñas, las niñas cuando son bien chiquitas son muy seguras, pero después como que van encogiéndose. Yo les diría, lo que hay que hacer es ocupar su espacio, meter ruido, agrandarse, no achicarse porque mientras más te achicas más te victimizan y peor te va”.
Agregó que entre las cosas que no ha hecho y sabe que ya no hará, es escribir una novela erótica. “Siempre quise escribir una novela erótica, pero mi mamá estaba viva, entonces tuve que esperar que se muriera mi mamá y se murió de 98 años, muy tarde porque ya yo ya no tengo hormonas para para escribir una novela erótica, así que ya eso me sobrepasó desgraciadamente”, dijo la autora best seller que aseguró que su único poder es literario: “Yo lo único que tengo a mi favor, es quien nací con la vocación de atrapar historias en el aire y contarlas, ese es mi único superpoder. También soy mandona”.
melc