El futuro de la colección de arte y de inmuebles de no debería ser un motivo de preocupación, pues a través de los años se ha demostrado que, sin importar quién es el dueño, no sólo se ha mantenido unida y conservada, también ha crecido y se ha puesto al alcance del público. Si formara parte del Estado, como ha sugerido el canciller , sería más inquietante.

Así lo considera la historiadora del arte Angélica Velázquez Guadarrama, directora del Instituto de Investigaciones Estéticas, quien conoce de cerca el acervo pictórico y autora del libro La colección de pintura del Banco Nacional de México.

“Cuando Citigroup compró Banamex, hace 20 años, hubo una gran inquietud. Banamex se ha distinguido por su labor cultural y por el manejo de su colección. Citi respetó e incrementó esa trayectoria y esos intereses, compró obras importantes y patrocinó grandes exposiciones. Hoy volvemos al mismo tema, pero no podemos olvidar que es una colección privada con un sentido social”, dice.

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En contraste, agrega, en los últimos sexenios no se ha visto un interés importante del estado mexicano en preservar, exhibir y estudiar sus acervos, ni en comprar obra.

“Los que estamos metidos en el mundo del arte vemos que en cada sexenio el presupuesto para la cultura y para los museos va en caída. A Chapultepec se le está destinando mucho dinero, mientras los museos no tienen el presupuesto mínimo indispensable, llama la atención el interés en esta colección, cuando no lo tiene en lo que ya está”.

Velázquez Guadarrama añade que ve remota la idea de que el próximo dueño, de mantenerse en la banca privada, pueda disgregar la colección.

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“La legislación mexicana, que protege las obras y los inmuebles con declaratoria, también nos debe dar un poco de calma. La idea es que el próximo dueño sea también el propietario y siga con la labor cultural”.

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