Luego de haber revocado el premio al poeta por “inconsistencias” en la publicación de su libro “Cuadernos del Sur”, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura ( ) otorga el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para obra Publicada 2022 a Javier Acosta, por su obra “Viejos comiendo sopa” (Universidad Autónoma de Sinaloa, 2021).

El jurado, integrado por la y los escritores Claudina Domingo, Dionicio Morales y Ricardo Ávila Alexander, “considera que el libro tiene gran calidad poética y un discurso que consigue unificar el sentido del humor y la ironía con un uso del lenguaje agudo y preciso”, informa el boletín de prensa.

“Se trata de un libro que explora algunas de las condiciones del poema y de la poesía a partir de algunos conceptos básicos. El libro se abre con un epígrafe de Antoine Compagnon, al mismo tiempo misterioso, anticlimático y certero: ‘La mayoría de los poemas son malos, pero son poemas’; ¿qué significa ese ‘pero’?, ¿en qué consiste la última desnudez del poema? Desde luego que no hay respuestas, pero sí se recogen algunas de las posiciones que habitan mi cabeza y delinean mi escritura”, dice Acosta sobre su libro, en el que concibe sus poemas como “como una pequeña teología de la pobreza”.

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Sobre la elección del título “Viejos comiendo sopa”, el escritor dice que proviene de un cuadro célebre de las pinturas negras que Francisco de Goya que realizó en la Quinta del Sordo: “El poema más pobre es como la sopa boba, humilde, de los desposeídos, los que habitan en el estado de necesidad más extremo; de ahí el título, que remite al célebre cuadro de Goya, Dos viejos comiendo sopa, perteneciente a la serie de sus pinturas negras.

Javier Acosta (Zacatecas en 1967) es poeta y traductor; cursó la Licenciatura en Derecho y la maestría en Filosofía e Historia de las Ideas en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ); asimismo realizó estudios de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.

Ha publicado libros de poesía como “Regla de tres” (2007), “Largo viaje al presente” (2007), “19 poemas al oído del perro” (2015), “Mi vida como pájaro” (2019), entre otros. También ha publicado los ensayos “Schopenhauer, Nietzsche, Borges y el eterno retorno” (2006) y “Estancias críticas: trayectos desde Velarde, Reyes y Paz” (2017).

Acosta ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía Luis G. Ledesma 2000, el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2006, el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2010,el Premio Nacional de Poesía Universidad Autónoma de Sinaloa 2020 y la Medalla al Mérito Literario Roberto Cabral del Hoyo 2021, por mencionar algunos.

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Un premio que ya había sido otorgado

Ayer por la tarde, el INBAL explicó en un comunicado de prensa que el motivo de la revocación del premio fue porque el ISBN del libro fue emitido en 2022 por la Agencia Nacional ISBN (Indautor). “Hecho que transgrede la Cláusula Tercera de la convocatoria (que exige que la primera edición del libro debe ser del año 2021)”.

Otro argumento que presentó el Instituto fue que el ISBN estaba asignado a la editorial Los Libros de Caronte y no a Mano Santa Editores, editorial con la que se presentó el libro al concurso.

“Lo que yo quiero es rescatar mi trabajo literario, que el INBAL ha querido enlodar”, declaró Mauricio Montiel a EL UNIVERSAL.

dice que “Cuaderno del Sur” es un libro que escribió de forma intermitente durante 10 años. Luego de recibir comentarios alentadores por parte de sus colegas, el escritor se animó a publicarlo con el objetivo de regalarlo a sus amigos en las fiestas decembrinas de 2021. Por esta razón, el poeta pagó a la editorial -pues ese es su modo de trabajo- Mano Santa Editores para que publicara un tiraje de 30 libros. La preparación del libro se concluyó en diciembre de 2021 y por eso en el colofón se leía que había sido impreso en 2021.

Sobre el ISBN registrado en 2022, Montiel explica que “el 16 de diciembre de 2021 solicitamos el ISBN de ‘Cuaderno del sur’. Este se concedió el 4 de enero de 2022. (...) Hay un desfase de sólo cuatro días”.

Aunque dice que el proceso para decidir la revocación del premio fue un “proceso sumamente opaco”, Mauricio Montiel revela que asumirá la decisión que tomó el INBAL, que no entrará en una pelea legal, pero que sí quiere defender su trabajo y denunciar el trato que tuvo el Instituto con él: “El trato que me han hecho es como si yo fuera un criminal que hubiera hecho un fraude monumental y que tratara de ocultar mis huellas”.

El poeta lamenta que este suceso haya implicado a la editorial Mano Santa Editores y al jurado.

“La discusión se ha desviado a un colofón, de un libro que tiene 74 páginas previas a éste. Esas páginas fueron las que el jurado premió. Yo sí quisiera que la discusión se vuelva a enfocar en mi libro, porque lo que ha hecho el INBAL y la Coordinación de Literatura es denostar y oscurecer un trabajo que me llevó 10 años”, declara Montiel.

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