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Hoy se realizó el V Coloquio de Conservadores del Patrimonio Cultural , convocado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia ( INAH ), en el marco de las actividades por la 33 Feria Internacional del Libro de Antropologia e Historia ( FILAH ).
En el evento virtual, expusieron Luz de Lourdes Herbert Pesquera y Francisco Vidargas Acosta, directora y subdirector de Patrimonio Mundial del INAH, respectivamente, y abordaron que son miles los sitios reconocidos por la Unesco como patrimoniales, lo que, en sí mismo, despierta interrogantes acerca de si todos los sitios reconocidos como Patrimonio Mundial –llámese cultural, natural, mixto o inmaterial– tienen realmente valores universales y excepcionales.
La académica adscrita al Servicio Nacional de Patrimonio Mundial de Chile, Julieta Elizaga Coulombié, –país cuya presencia es destacada en la FILAH–, subrayó que un rasgo poco atendido al hablar de declaratorias internacionales para “poner en valor” un bien determinado, “es que hacerlo implica pensar que no tenía valor, cuando es altamente probable que el sitio tuviera reconocimiento y fuera motivo de orgullo para las comunidades que lo circundan y que conviven con él”.
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En este sentido, las y los expertos llamaron la atención sobre el peligro de priorizar que los sitios sean reconocidos como Patrimonio Mundial, debido a efectos como una mayor difusión y derrama económica que, ejemplificaron, derivan de la sola declaratoria.
“A menudo –expuso Herbert Pesquera–, recibimos propuestas de organizaciones o de la propia ciudadanía para crear rutas turísticas que, si bien no niegan el orgullo de la gente por su patrimonio, tienden a volverlo un activo económico”.
En su intervención, el director de la Zona Arqueológica de Teotihuacan, Rogelio Rivero Chong, trasladó esta situación a lo que sucede en torno a este sitio arqueológico, donde, dijo, mucha de la oferta turística llega a banalizar prácticas culturales como las danzas o la medicina tradicional de las comunidades aledañas.
“Como autoridades, necesitamos entender que es necesario respetar la búsqueda de esas ofertas por parte de la gente, pero también requerimos reordenar nuestras políticas de conservación. No tanto sobre los monumentos sino al buscar comunicar cuáles son los valores excepcionales de la ciudad prehispánica, a los 16 mil visitantes que cada domingo acuden a Teotihuacan”.
Por último, frente a otras dinámicas, como la expulsión paulatina de la población originaria de ciudades históricas que se gentrifican tras su reconocimiento internacional, las y los conferencistas instaron a una mayor y mejor comunicación entre los diversos sectores y actores involucrados, no solo en los procesos de inscripción de los bienes ante la Unesco, sino especialmente en la cuidadosa gestión de los mismos.
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