El presidente Andrés Manuel López Obrador marchó, junto a 1.2 millones de personas, del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino el pasado 27 de noviembre. Ahí ofreció un discurso para celebrar su cuarto año como Presidente y declaró que proponía dar nombre a su forma de gobierno. “No deja de importar cómo definir, en el terreno teórico, el modelo de gobierno que estamos aplicando”, expresó el mandatario antes de anunciar que bautizaría su forma de gobierno como “Humanismo mexicano”.
Pero, ¿a qué se refiere con eso?, ¿cuál es la connotación que López Obrador le da a la palabra “humanismo” ?, ¿qué implica para los ciudadanos que así llame a su forma de gobierno?
El presidente López Obrador dijo que se llama así su gobierno en parte por la frase atribuida al dramaturgo romano Publio Terencio: “Nada humano me es ajeno”. También enlistó una serie de postulados del Humanismo mexicano y que “inspiran” a la Cuarta Transformación : No aceptar el derrotismo, el progreso sin justicia es retroceso, no basta el crecimiento económico, sino que es indispensable la justicia; el fin último de un Estado es crear las condiciones para que la gente pueda vivir feliz y libre de miserias y temores, desterrar la corrupción y “por el bien de todos, primero los pobres”, frase que es la esencia de su actividad política. El Presidente explicó que estos puntos se irían definiendo “poco a poco” y “entre todos”.
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EL UNIVERSAL consultó a filósofos mexicanos para conocer su lectura sobre la propuesta de humanismo del mandatario.
Ernesto Priani, doctor en filosofía y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, señala primero la distinción entre el humanismo como corriente filosófica y el humanismo en el campo de la política. El primero es el estudio de las habilidades humanas (como la lectura, la escritura y la traducción), que data desde que los renacentistas rescataron la cultura clásica (es decir, a los griegos). Este humanismo llegó a México hace 500 años con la Conquista.
El humanismo en la política se da a partir de ideas nacionalistas y con el fin de establecer una doctrina; se afianzó en el siglo XIX en Europa y formó parte fundamental en las bases de sus gobiernos. Una vertiente más filosófica y de culto llegó a México a inicios del siglo XX, a través del grupo intelectual Ateneo de la Juventud, con representantes como Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña (que si bien era dominicano, estuvo muy activo en la filosofía mexicana).
Después de esto, el humanismo político en México se daría como una mezcla del humanismo filosófico y cristiano, trabajado por Efraín González Luna y Manuel Gómez Morín , ideólogos del Partido Acción Nacional (PAN), que parten de las ideas del humanismo cristiano que propone el filósofo francés Jacques Maritain.
“En México ha existido como doctrina política este humanismo cristiano que está en los fundadores del PAN. Esta tendencia del humanismo filosófico va a continuar hasta inicios del siglo XXI. Ese es el panorama general”, dice Ernesto Priani sobre la historia del humanismo en nuestro país.
En este caso, los especialistas ven que el Presidente y fundador del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) hace uso de la palabra “humanismo” como connotación de doctrina, así como de “herramienta” para “resignificar” y “ampliar” su concepto de la Cuarta Transformación.
“A mí me parece que definir su forma de gobierno como ‘humanismo mexicano’ tiene un efecto inicial, que es robarle al PAN el concepto del humanismo del PAN, que hacía mucho énfasis en la familia como el núcleo social básico. Me da la impresión que lo que hace el Presidente es moverse hacia la derecha, porque además sabemos que ha enfatizado mucho últimamente que la familia tradicional es muy importante”, explica Priani sobre el uso que López Obrador le da a la palabra humanismo. Con respecto al uso de la palabra “mexicano”, el filósofo considera que sólo es para hacer una distinción con la doctrina que maneja el PAN.
“Es muy difícil decir si la palabra ‘mexicano’ suma una carga, porque Reyes, Ureña y los panistas ya hacían ‘humanismo mexicano’. No creo que cuando el Presidente usa la palabra mexicano esté agregando realmente algo, salvo hacer una distinción y señalar que es el humanismo que le corresponde a la nación”, agrega.
En aquel mitin en el Zócalo capitalino , el mandatario dijo que era necesario heredar una teoría propia. Sobre qué implicaciones tiene para la ciudadanía que el Presidente dé nombre a una forma de gobierno, Priani, quien también es vicepresidente de la Red de Humanistas Digitales, responde:
“Lo que implica es que su gobierno está organizado por una ideología. Eso nos permitiría como ciudadanos identificar qué clase de gobierno tenemos y saber si estamos a favor o en contra de sus políticas e ideas. Para mí, uno de los fenómenos más interesantes de López Obrador es su indefinición ideológica, porque asumimos que es de izquierda (...), pero para ser un presidente de izquierda es demasiado de derecha”.
Por su parte, Hugo Alfredo Hinojosa, filósofo por la Universidad Autónoma de Baja California y dramaturgo, explica que “el humanismo del Presidente es una resignificación de su supuesta transformación” y establece una medida para hacer política:
“El humanismo lo podemos entender como la forma en la cual se miden o se entienden reglas, valores morales y normas éticas que debe seguir un ser humano . Lo que plantea el Presidente, desde una postura un tanto megalómana, es que sus valores morales y éticos trasladados hacia la sociedad, a través de su transformación política, es lo que debe regir al país y a los mexicanos: no robar, no ser corruptos, abrazar y dignificar la pobreza, etc. Cuando él dice: ‘No somos iguales’, justo es que rechaza los valores ‘erróneos’ de los otros y él, y su partido, se ponen como la medida de todas las cosas”, señala Hinojosa.
Sobre si esta teoría del mandatario tendría implicaciones para los ciudadanos, Hinojosa explica que no, pues lo que “tú consideras como mexicano y lo que yo considero como mexicano puede ser muy distinto”.
Luis Patiño, doctor en Filosofía y también profesor en la FFyL de la UNAM , coincide con que Andrés Manuel López Obrador hace uso “instrumental” del concepto de humanismo, en este caso para “extender” el discurso de la Cuarta Transformación, así como para mostrar “el punto de vista moral” con el que gobierna.
“Cuando habla de humanismo no es que tenga una doctrina específica, sino que se ve una extensión del discurso de la 4T, con un nuevo nombre. Más que hablar propiamente de humanismo, le pone nombre a una serie de principios políticos y morales, pero trabaja sobre la misma idea. Es casi una extensión de campaña”, dice Patiño sobre el “Humanismo mexicano” de López Obrador, en el que también se muestra su discurso con “sesgo nacionalista”.
La teoría de AMLO
Los filósofos señalan que esta teoría del Presidente no cuenta con un sustento riguroso , sino que se basa en sus propios parámetros: “Todo caería en el supuesto de ‘yo siento’. Es una ocurrencia por demás superada porque ya sabemos que aunque en términos generales las buenas personas son de tal y cual manera, todo depende del contexto”, dice Hinojosa.
Luis Patiño agrega que en el discurso retórico, cualquiera puede tener razón, pues es una cuestión de perspectiva.
Patiño también señala que no hay mucha información sobre la ideología de López Obrador : “No sabemos qué tanto escribe él o qué tanto es asesorado. Eso lo vuelve difícil cuando lo quieres estudiar”. Sin embargo, el académico destaca que el gremio ya lo analiza y en tiempo real, y un ejemplo es el libro Filosofía y la Cuarta Transformación de México (Editorial Torres Asociados, 2019).
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