"No digamos que en México no escribimos porque no tenemos beca cuando hay razones mucho más poderosas para tomar la pluma; se vale la metáfora antigua: tomar la pluma y escribir", dijo el escritor David Toscana, durante la rueda de prensa que ofreció antes de la presentación de "Lontananza" —su primer libro de cuentos, reeditado bajo el sello de editorial ERA— en la Feria Internacional del Libro de Monterrey, que se lleva a cabo en el centro de convenciones Cintermex.

Toscana habló de la grandeza de escritores como Chéjov, Dostoievski, Tolstói y Gógol; literaturas frenéticas que revelan "un gran conocimiento del alma" y que están alejadas de cierto racionalismo que imperó, por ejemplo, en la Francia del siglo XIX, dijo.

"Los rusos y gran parte de esa literatura que me apasiona escribieron libremente en un mundo que no era libre y se dieron el lujo de escribir lo que querían. Sabemos que muchos fueron desterrados, que fueron enviados a campos de trabajos forzados y los ejecutaron; hubo muchas cosas para silenciarlos, pero ellos no se amedrentaron".

Recordó que Borís Pasternak, ganador del Premio Nobel en 1958, "fue cancelado de una manera atroz. No podía abrir el periódico porque no dejaban de insultarlo. De algún modo, lo dejaron de saludar los amigos; de algún modo lo desterraron y si se siente este aislamiento, este ostracismo en los escritores rusos".

Entre las muchas historias de este tipo en la literatura rusa, mencionó que, antes de su muerte, Ismael Kadaré publicó "Tres minutos. Sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak", que ahonda en la llamada que el dictador soviético le hizo al ya citado novelista y en la que, de algún modo, le pregunta si se debía fusilar al poeta Ósip Mandelshtam: "Era un mundo donde se sentía la presión del poder, de la censura, de la cancelación e, incluso, del hambre. Los poetas que hacían odas a Stalin vivían muy bien, mientras que una grandísima poeta como Anna Ajmátova vivía en la miseria".

Los escritores rusos, dijo, siempre han sido ejemplo: "Muchos se resistieron. Isaac Babel terminó con una bala en la cabeza".

Durante la conferencia, Toscana abordó temas que fueron más allá de la pasión por la literatura rusa: de la escritura de diálogos en la narrativa al papel fundamental que el Quijote ha tenido en su vida o la nostalgia que siente por el Monterrey en el que vivió en su infancia.

Sobre "Lontananza" cuenta que el libro data de una época en la que él no bebía. Entonces,  compañeros suyos de velada literaria, lo retaron a escribir un cuento inspirado en una cantina. "Escribo un cuento, pero tengo más espíritu de novelista. Escribo un segundo y un tercero cuento; todos en torno a esta cantina que se llama Lontananza. Si la quieren visitar está aquí, junto al Mercado Juárez".

El libro se publicó hace 27 años en Joaquín Mortiz y tiempo después tuvo una nueva edición en Sudamericana. "En esa edición le quitamos los títulos a los cuentos para que parecieran capítulos de una novela o para no imponer al lector lo que tenía que leerse. Para publicar este libro lo sometimos a la opinión de varias personas. Entonces, volvieron los títulos. Tiene vocación más de libro de cuentos que de novela", señaló.

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