El futbol se ha visto invadido por las distintas narrativas que tienen que ver con el crimen organizado, ha entrado a través de las porras, pero también de los negocios ilícitos que crecen a su alrededor, tal como ocurre con la venta de medicinas, el cultivo de limón o el huachicol, asegura el escritor , quien señala que “el narco forma parte del caldo de cultivo social y tiene que ser enfrentado de ese modo”.

El periodista y escritor sentencia sobre el tema: “Tenemos una narcosociedad, hay que reconocerlo, y si no lo reconocemos, no lo vamos a poder arreglar”.

El autor de títulos como "El testigo" y "Los culpables" acaba de publicar "No fue penal" (Almadía, 2024), un pequeño libro de dos cuentos sobre la historia de dos amigos y compañeros de equipo de futbol, “uno con mucho talento y otro con mucha afición y, accidentalmente, el que tiene afición, pero no tiene talento, fractura a la gran esperanza del futbol mexicano”.

Años después se reencuentran en la cancha, uno como entrenador de poco éxito y el otro como video árbitro, desde el césped y el VAR cuentan la misma historia, cada quien desde su óptica y desde su trastocado destino.

Desde el futbol, que es otra de sus pasiones, Juan Villoro explora el destino, la amistad, la rivalidad, el fanatismo y el crimen organizado, y reflexiona, además, sobre la situación actual de México, que, dice, “está muy mal, hay pocas alternativas reales, el sistema político mexicano está muy corrompido”.

El escritor mexicano Juan Villoro. Foto: EFE/ Sáshenka Gutiérrez.
El escritor mexicano Juan Villoro. Foto: EFE/ Sáshenka Gutiérrez.

Explora el fanatismo, pero también hace referencia al crimen organizado que ha entrado al futbol.

El fanatismo tiene distintos grados, una cosa es gritar por tu equipo durante 90 minutos y otra muy distinta es tratar de cobrar venganza dándole una puñalada a alguien de la porra enemiga. Hemos visto trágicamente en México cómo las barras, como ahora se les llama, o las porras, han sido infiltradas por el crimen organizado, lo vimos en el Estadio Corregidora de Querétaro, que fue algo terrible, en ese partido entre los Gallos Blancos del Querétaro contra el Atlas, en donde entraron en pugna barras que estaban infiltradas por dos cárteles distintos. Quería jugar con este fanatismo y ver cómo puede entrar en contacto con una de las tragedias que vivimos contemporáneamente, que es precisamente el crimen organizado.

El crimen organizado ha entrado y tomado todos los ámbitos.

Está en la venta de medicinas, el cultivo de limón, cultivo del aguacate, huachicol, etcétera, o sea, tenemos una narcosociedad, hay que reconocerlo, y si no lo reconocemos no lo vamos a poder arreglar; si pensamos, como decía el presidente Calderón, que los malosos se infiltraron en México como si fueran ajenos a esta sociedad, como si fueran extraterrestres que llegaron de repente, no vamos a solucionar el problema. El narco forma parte del caldo de cultivo social y tiene que ser enfrentado de ese modo.

Claudio Lomnitz dice que el presidente Andrés Manuel López Obrador al decir “Abrazos, no balazos”, los integra, pero no tiene una estrategia para imponer castigos, ¿qué opina?

Efectivamente, es muy tranquilizador sacarlos del cuerpo social porque si tú piensas que los narcotraficantes son seres totalmente distintos a ti, eso te protege porque en la medida en que tú no te comportas de esa manera no te va a pasar nada y crees, como sostuvo el gobierno de Calderón, que los narcos sólo combaten entre sí y que la violencia es producto de eso, pero desgraciadamente el problema lo puedes ver mucho más cerca, puede estar en tu centro de trabajo, puede estar en tu vecindario o puede estar en el espejo, puedes ser tú mismo o alguien de tu familia que está involucrado, muchas veces sin saberlo, en una de las muchas variantes del crimen organizado, y el futbol no es ajeno a esto, el futbol se ha visto invadido por las distintas narrativas que tienen que ver con el crimen organizado.

Entrevista con el escritor Juan Villoro. Fotos: Gabriel Pano/ El Universal.
Entrevista con el escritor Juan Villoro. Fotos: Gabriel Pano/ El Universal.

¿Representa un gran negocio?

Es un equívoco pensar que hay una guerra contra el narcotráfico, como se le llamó, en realidad es una guerra por el control del negocio del crimen organizado, se trata de controlar un negocio con ramificaciones enormes y que está infiltrado en los más distintos niveles del poder en México. Ese es un tema secundario de "No fue penal", pero yo no quería dejar fuera ese tema porque me parece muy importante.

En el libro habla del destino, ¿nuestra trágica realidad es nuestro destino?

No, yo me opongo a pensar que es una fatalidad padecer siempre los mismos problemas. Muchos países han pasado por situaciones como la nuestra, evidentemente esto tiene que cambiar. Yo siempre digo que la esperanza es una obligación, no necesitas motivos para la esperanza, es una obligación concebirla para transformar la realidad.

¿Pero el crimen organizado es parte de otros elementos que alertan sobre la caída de la democracia, como lo ha señalado Jacobo Dayán?

Jacobo Dayán ha estudiado muy bien el tema de la descomposición social que lleva a la búsqueda de respuestas extremas, pero esto no es privativo de México, lo vimos recientemente en Argentina con Milei, lo hemos visto en Italia con Salvini, lo vemos con el Vox en España, Donald Trump en Estados Unidos, y en cierta forma Andrés Manuel López Obrador en México.

En la medida en que los candidatos populistas, ya sea con una retórica de izquierda o de derecha, ofrecen una respuesta radicalmente extrema que se aparta de los usos habituales, la gente decepcionada de lo que tiene dice: “más vale que llegue un outsider, alguien que va a poner en cuestionamiento todo el sistema”. De esa manera se concibe a Bolsonaro o a Trump, como candidatos antisistema, o Bukele en El Salvador. Se apoyan estas propuestas que pueden llevar a situaciones autoritarias terribles.

El escritor mexicano Juan Villoro. Foto: Gabriel Pano/EL UNIVERSAL.
El escritor mexicano Juan Villoro. Foto: Gabriel Pano/EL UNIVERSAL.

¿Cómo mira este camino hacia las elecciones y el futuro de México?

Yo soy un optimista del desastre. La situación está muy mal, hay pocas alternativas reales, el sistema político mexicano está muy corrompido, vemos a políticos que saltan de un partido a otro, prácticamente no podemos hablar de convicciones, la candidata Claudia Sheinbaum todavía no tiene una entidad propia, para muchos es una especie de proyecto de reelección de López Obrador, y Xóchitl tampoco ha podido construir una alternativa.

Creo que no hay una esperanza muy tangible, pero aun así, suceda lo que suceda, va a ser un fortalecimiento de la democracia y yo espero que podamos volver a un tipo de gobierno en donde se necesite el trabajo en coordinación con distintos grupos sociales.

Uno de los grandes problemas que tenemos es que muchos actores sociales: científicos, intelectuales, agricultores, indígenas, feministas, ecologistas no pueden participar activamente en la gestión pública porque tenemos un gobierno caudillista. Gane quien gane vamos a tener que tener un gobierno de pactos, de alianzas, de discusión, acudir a los expertos en las distintas áreas. Entonces, aunque el desastre está a la vista, yo tengo optimismo porque creo que habrá una corrección relativa o más enfática, ya veremos, de lo que tenemos hoy en día.

“HAY QUE RECONOCERLO, TENEMOS  UNA NARCOSOCIEDAD”
“HAY QUE RECONOCERLO, TENEMOS UNA NARCOSOCIEDAD”

¿Qué opina de las propuestas de reforma a la Constitución presentadas por el Presidente?

Yo espero que no procedan todas ellas porque es la construcción de un posible maximato, de un control presidencial incluso transexenal, en algunos casos. Creo que la Constitución mexicana debería reformarse, esto no lo digo yo, sino constitucionalistas del nivel de Diego Valadés, no es posible que la Carta Magna tenga más de 700 enmiendas, eso ya habla de que es obsoleta, pero no creo que este tipo de reformas, que están muy orientadas a un continuismo de la figura presidencialista, sea lo más acertado.

Necesitamos federalismo, instituciones autónomas, contrapesos de poder, equilibrios que ayuden a que no pueda haber una gestión unilateral, esto no lo digo exclusivamente con dedicatoria a López Obrador, lo digo también con dedicatoria, por ejemplo, a Felipe Calderón. La llamada guerra contra el narcotráfico fue una decisión unilateral que no se consultó con el Congreso, que no se propuso en la campaña de gobierno y que ni siquiera contó con el aval del partido de Calderón, el PAN, de modo que fue una decisión presidencialista que nos metió en un derrame de sangre terrible. Yo estoy en contra de cualquier tipo de presidencialismo unilateral.

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