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GUADALAJARA, JAL. —Las revoluciones en Portugal han marcado la literatura de Lídia Jorge, las utopías del siglo XX le dieron esperanza como se la dieron a la humanidad en todo el mundo, quizás con más fuerza en Europa y América, utopías que murieron sin ser capaces de resolver la justicia social y que dejaron a este siglo XXI en la pura incertidumbre y la han llevado a girar su obra hacia otra forma de esperanza, menos revolucionaria y más humana, la de la misericordia, tal como se titula su más reciente libro.
“En nuestro tiempo han muerto las utopías, aquellas utopías del siglo XX y hoy no hay una utopía. Las utopías del siglo XX: el socialismo y el fascismo demostraron que no daban la felicidad a la gente, pero el liberalismo nos está mostrando que no es capaz de resolver el problema de la injusticia social, de nuestra forma de vivir sobre la Tierra como hermanos, nos muestra que no tenemos una propuesta”, aseguró la narradora y periodista portuguesa durante su conferencia magistral: “La Literatura como crónica del tiempo que pasa”, como parte de la Cátedra Latinoamericana “Julio Cortázar”, que se realiza en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
La autora de "Los memorables" aseguró que los escritores, cuando no tienen una propuesta, escriben y hacen exactamente lo que el poeta Homero, el protagonista de la película Las alas del deseo, que se paseaba por la destrucción de Berlín, después de la Segunda Guerra Mundial, sin ver que tal vez el mundo tenía ya un final.
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“Para nosotros los narradores lo importante es la idea y la creencia de que narrar evita el fin del futuro próximo de la humanidad. Narrar es una fórmula mayor para decir las artes, narrar es no querer el fin, es decir que el fin no está próximo”, señaló la narradora que aseguró que pasados 42 años de su primer obra y luego de escribir 12 libros sobre lo que significó la revolución como esperanza, optó por escribir un libro sobre la fragilidad en la Tierra, un libro sobre las mujeres y su papel en la vida, sobre el desencuentro con la familia y con los hombres, del desencuentro social, pero también sobre el amor humano.
“No es un libro sobre la historia, es un libro sobre el presentimiento de algo que podría ocurrir. Un libro que se llama Misericordia. Misericordia es un título que jamás yo pensé escribir en la cubierta de un libro, jamás; Misericordia es un título grave, solemne, un título religioso. Es un libro sobre el último año de vida de una mujer. Es un libro sobre el destino humano, sobre los sentimientos particulares, no es un libro sobre la gran sociedad, pero toda la sociedad puede verse como un espejo alrededor de esa mujer”, señaló Jorge.
La ganadora del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2020 dijo que se siente sorprendida sobre cómo los lectores han entendido esta historia de una mujer anciana frente a la muerte, como una historia simbólica y alegórica del momento actual que la humanidad está atravesando y, sobre todo, como una esperanza.
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Y recordó que hay una fórmula muy interesante que los eslavos tienen para describir al poeta, ellos dicen que el poeta es un niño ciego que su madre lleva a la espalda para describir el mundo a los hombres. “De verdad, los escritores somos ciegos. Nosotros no sabemos muy bien lo que estamos haciendo, pero a veces encontramos parábolas simples que pueden iluminar algo. Yo todo lo que quiero en mi vida es dejar, tal vez, una pequeña página, tal vez no para el futuro, pero sí para mis compañeros de vida, para mis compañeros de vida en la Tierra, algo que pueda ayudarles a decir lo que piensan, pero que no encuentran las imágenes ni las palabras. Si yo puedo encontrar una imagen, una frase que ayude a mis compañeros de viaje en este mundo, seré feliz”, afirmó la escritora que es parte de la delegación de la Unión Europea, Invitada de Honor de la FIL.