Investigadores de México y Francia encontraron en un rico conjunto de documentos que iban a ser subastados en París una lámina desconocida de hace más de 200 años, con dibujos de Francisco Agüera, elaborados originalmente para ilustrar el libro Descripción histórica y cronológica de las dos piedras, que con ocasión del nuevo empedrado que se está formando en la plaza principal de México se hallaron en ella en el año de 1790, del sabio novohispano Antonio de León y Gama. Este tratado pionero de la arqueología mexicana tenía como principal objetivo interpretar los monolitos de la Coatlicue y la Piedra del Sol, así como otras 24 esculturas mexicas exhumadas en la Ciudad de México a fines del siglo XVIII.
200 AÑOS DE antigüedad tiene el conjunto de documentos que iban a ser subastados en París
“Hasta hace muy poco, conocíamos el texto erudito de León y Gama, pero sólo tres de las imágenes que lo ilustraban. Y, por desgracia, el texto no se entendía cabalmente sin las imágenes; éstas eran indispensables para identificar las piezas arqueológicas a las que se refiere el sabio”, explica el arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor, quien junto con Marie-France Fauvet-Berthelot, de la Sociedad de Americanistas, realizó el hallazgo.
Los especialistas dieron a conocer su más reciente descubrimiento en el artículo “El último dibujo faltante de la Descripción histórica y cronológica de Antonio de León y Gama”, publicado en el número de enero de la revista Arqueología Mexicana, donde señalaron: “Más de dos siglos fueron necesarios para reunir las ocho láminas que ilustran las dos partes de que se compone la Descripción... Tras el feliz hallazgo de la última lámina faltante, quizás sea el momento de que publiquemos una nueva edición facsimilar de la de 1832, pero ahora con sus respectivas imágenes, haciendo realidad el sueño de don Antonio”.
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Pero la búsqueda de ambos investigadores de los dibujos no es reciente. Comenzó en 1990, cuando López Luján, entonces alumno del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, leyó por primera vez el libro compuesto de dos partes. Se dio cuenta de que contenía tres grabados de la Coatlicue y la Piedra del Sol —obras prehispánicas desenterradas en 1790 en el actual Zócalo—, “correspondientes a la primera parte, pero carecía de las cinco láminas con los monumentos arqueológicos descritos en la segunda”.
Este libro visionario fue incomprendido en su época y Gama fue objeto de terribles críticas. Por ello se decidió a escribir en 1796 sus Advertencias anti-críticas, que “concibió como una continuación de la primera parte al numerar sus cuatro apartados del 5 al 8”. En el primero respondió sistemáticamente a los ataques. Dedicó el segundo a sustentar el porqué era imposible hallar una clave general para el desciframiento de los jeroglíficos mexicas. Y analizó en los dos últimos apartados otras 24 esculturas que habían aparecido con posterioridad a la Coatlicue y la Piedra del Sol. Como complemento visual, Gama encargó a Francisco Agüera grabar cinco nuevas láminas.
Gama murió en 1802 y no pudo ver la publicación de la segunda parte. Fue hasta 1832 que se hizo una segunda edición, aunque sin los grabados de Agüera que para entonces se habían extraviado.
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Los hallazgos
En agosto de 2002, López Luján y Fauvet-Berthelot tuvieron un golpe de suerte al dar casualmente con cuatro de las cinco láminas perdidas de la Descripción…, en la Biblioteca Nacional de Francia. “Grandísima fue nuestra sorpresa al revisar el manuscrito 97 del fonds mexicain, el cual se describe en el catálogo de Eugène Boban como ‘Serie de 7 láminas de dibujos hechos a la aguada a fines del siglo pasado por Don Francisco Agüera’. Lejos de ello, el documento estaba integrado por 19 láminas de diverso formato, elaboradas por distintas manos y técnicas, las cuales habían sido propiedad de León y Gama”.
En ese “manuscrito 97” hallaron, además de las célebres láminas I y III de la primera parte de la Descripción…, correspondientes a la Coatlicue y la Piedra del Sol, otros siete folios con dibujos inéditos de la segunda parte: los bocetos sumarios de una Tlaltecuhtli y de una lápida con la fecha 8-Caña, así como los dibujos y grabados de las láminas I, III, IV y V.
Sobre la única lámina faltante de León y Gama, los investigadores hallaron “tres bocetos distintos, en los que se representa una escultura de Tláloc descubierta en el atrio de la Catedral y hoy desaparecida, así como la Piedra de Tízoc, el Indio Triste y la Chalchiuhtlicue de la Casa del Risco que hoy se exhiben en el Museo Nacional de Antropología.
“León y Gama era la máxima autoridad de su época en los estudios sobre las civilizaciones mesoamericanas del Centro de México. Pero, aunque sus explicaciones son particularmente eruditas, gran parte de ellas ya no se sostienen en la actualidad. Aún así, su trabajo sobre las ruinas de Tenochtitlan es pionero y, junto con otras exploraciones en Xochicalco, Palenque, El Tajín, Teotihacan y El Cerrito, marca el inicio de la arqueología en México”, indica López Luján.
"Hasta hace muy poco, conocíamos el texto erudito de León y Gama, pero sólo tres de las imágenes que lo ilustraban”: Leonardo López Luján, Arqueólogo
Agrega que “a diferencia de los bienes arqueológicos, cuya exportación fue prohibida desde 1827, estas ilustraciones de Agüera de la última década del siglo XVIII no estaban protegidas por la legislación al momento en que el abogado mexicano José Vicente Sánchez las vendió al coleccionista francés Joseph Alexis Marius Aubin, quien las llevaría a su país en 1840”. Por ello, México difícilmente las podrá reclamar.
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