A un mes y días de que Rusia invadió Ucrania y desencadenó, a nivel mundial, una de las crisis político-militares más graves de las últimas décadas, el saldo es desolador: miles de muertos y heridos, millones de refugiados, ciudades bombardeadas, miedo e incertidumbre entre los ucranianos…
“Sin duda, el mayor impacto de esta guerra lo está sufriendo la población civil. Alrededor de 3.5 millones de personas han decidido huir de sus hogares y buscar refugio en los países vecinos, lo cual ha generado una emergencia humanitaria en la zona”, dice Yadira Gálvez Salvador, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y especialista en conflictos armados.
Hasta ahora, la Unión Europea ha asumido una política de brazos abiertos hacia los ucranianos que han tenido que abandonar su país; sin embargo, en opinión de la académica, la gestión del enorme flujo de refugiados será uno de los retos más complicados que habrá de afrontar en un futuro cercano (otro será la reconstrucción de Ucrania).
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Tanto Rusia como Ucrania se han mantenido inalterables: mientras la primera argumenta que actúa militarmente contra Ucrania para preservar su seguridad nacional y proteger a la población prorrusa que vive en la región del Donbás, la segunda sostiene que defenderá su integridad territorial y combatirá a Rusia sin tregua.
Profunda incertidumbre
Una faceta de este guerra que ha cobrado fuerza es el uso de los distintos medios de comunicación (prensa, radio, televisión, Internet, redes sociales…) para difundir propaganda y narrativas a favor y en contra de ambos bandos.
“El uso de los medios de comunicación en un conflicto armado no es nuevo, pero sí se ha potenciado porque las tecnologías de la información y la comunicación tienen hoy en día un alcance nunca antes visto. En este sentido, la guerra en Ucrania ha adquirido una nueva dimensión”, afirma la académica.
Son múltiples los impactos de la guerra en Ucrania y, por supuesto, el mundo entero está muy atento a lo que puede acarrear (hay que tomar en cuenta que se distingue por su evolución vertiginosa).
“Este conflicto armado ha ocasionado una profunda incertidumbre en el contexto internacional. Se trata de una guerra híbrida en la que se combinan estrategias y tácticas militares tradicionales con elementos no convencionales y asimétricos, como ataques al ciberespacio. Es la realpolitik, con la utilización de los instrumentos militares y la potenciación de la dinámica armamentista. En el caso de los aliados de Ucrania, la respuesta incluye medidas de carácter económico y diplomático para ejercer la máxima presión sobre Rusia”, indica Gálvez Salvador.
Esfuerzos en la ONU
En la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se han hecho esfuerzos para hallar una salida a este conflicto armado; por ejemplo, ahí está la resolución propuesta por México y Francia, que demanda el cese inmediato de las hostilidades, la protección de la población civil y el respeto al derecho internacional humanitario, pero si bien ya fue aprobada en días pasados por 140 países y adoptada por la Asamblea General de dicha organización, no es vinculante, o sea, no implica una obligación.
“La ONU está empantanada en su propia lógica, pues Rusia es uno de los integrantes del Consejo de Seguridad y, por lo tanto, tiene derecho de veto. Esto propició una falta de acuerdos en el seno del Consejo de Seguridad, por lo que la discusión se trasladó a la Asamblea General. Dicha resolución es una condena a la invasión rusa, con fuerza moral, pero con limitadas capacidades frente al conflicto.”
Por lo demás, en la reciente cumbre de la OTAN, celebrada en Bruselas, Bélgica, se acordó dar más apoyo militar a Ucrania y, ante la posibilidad de que Rusia lleve a cabo ataques químicos o nucleares en suelo ucraniano, se activaron los protocolos de respuesta.
Posible crisis alimentaria
“El mundo vive un momento de mucha tensión. Rusia sigue atacando a Ucrania; Zelenski, quien encabeza la resistencia, asegura que Ucrania no va a permitir que ningún espacio soberano caiga en manos de los rusos; y el presidente estadounidense, Joe Biden, ha elevado el tono del discurso al señalar a Putin como un criminal de guerra. Con todo, la puerta diplomática, la de las negociaciones entre Ucrania y Rusia, no se ha cerrado”, apunta la académica.
A partir de la guerra en Ucrania, la economía global se ha resentido con las afectaciones en las cadenas de suministros y el incremento en los precios de los combustibles.
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“Es muy delicado todo esto. La ONU ha advertido que puede surgir una crisis alimentaria en aquellos países que dependen de la importación de alimentos, como los africanos. Y, por lo que se refiere a los combustibles, ya ha habido una alza de precios en varios países.”
Según informes de la inteligencia estadounidense, Rusia ha tenido problemas con sus cadenas de suministros que han obstaculizado el avance de sus tropas en Ucrania.
“No obstante, del lado ruso persiste la narrativa de que su ‘operación militar especial’, que es como denominan la invasión, marcha de acuerdo con los planes trazados. En todo caso, se presentan diversos escenarios futuros. Por lo que ya se perfila, Rusia se concentrará en Crimea y el Donbás, y reclamará su soberanía sobre estos territorios. De esta manera, la integridad territorial de Ucrania estará en riesgo. Si se considera el apoyo militar que este país está recibiendo de la OTAN, la Unión Europea y Estados Unidos, así como la posición de Rusia, la guerra podría alargarse. Ahora bien, en el marco de las negociaciones, algunos países podrían jugar un papel relevante como mediadores. Se ha hablado, entre otros, de China y Turquía, pero aún no hay nada claro acerca de este punto”, finaliza la académica universitaria.