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“Si quieren el respaldo de la sociedad, demuestren su talento y gánense los muros”, dijo a la comunidad grafitera la crítica de arte Avelina Lésper en el Museo de la Ciudad de México, donde se llevó a cabo el debate que convocó para intercambiar puntos de vista con grafiteros, tras haber encontrado un grafiti en la calle 4 Poniente esquina con Periférico Sur con la frase “¡Avelina Lésper me la pelas!”
A pesar de las poco comunes medidas de seguridad que tomó el museo para este encuentro, al final y entre gritos de los asistentes, la crítica de arte fue agredida física y verbalmente por seguidores del movimiento grafitero, quienes le aventaron un pastel en la cara.
En el debate la crítica señaló que en la actualidad la rebeldía necesaria en el arte para criticar el status quo no es perseguida ya que vivimos en la época de la “asimilación inmediata” en que incluso los insultos en redes sociales son permitidos bajo la libertad de expresión.
Dijo que en este nivel de “rebeldía asimilada” se encuentra el grafiti, que a pesar de su origen en los movimientos marginales en Estados Unidos, con el tiempo fue apropiado por las instituciones, buscadores de tendencias y la industria cultural “VIP”, respaldada por académicos y críticos de arte que promueven su mediocridad y falta de propuestas artísticas.
En el evento, que tuvo gran respuesta de convocatoria, también participaron los grafiteros Guillermo Heredia y Eblem Santana , quienes defendieron el grafiti como una forma de expresión de una antiquísima tradición multicultural que se representa de diversas formas, por lo que no se puede hacer juicios generalizadores.
Avelina Lésper
celebró que se llevara a cabo este encuentro tras los intentos de sabotaje que se realizaron en redes sociales en que se anunció la supuesta cancelación del evento, por el rechazo de los autores del grafiti que dio origen al debate, así como la promoción de falsas declaraciones suyas.
Por la tarde, el Museo de la Ciudad de México emitió un comunicado en que se pronunció al respecto de los hechos ocurridos tras el debate.
“Una vez afuera, una persona no identificada agredió a Lésper arrojándole un pastel a la cara; en ese momento ella corrió y atravesó la calle Pino Suárez junto con una persona que la acompañaba desde su arribo al recinto, y Roberto Solís, encargado de eventos en el MCM, hasta llegar al estacionamiento ubicado en la plaza Primo Verdad, donde el público continuaba tomándole fotos, y finalmente logró abordar su vehículo para retirarse.
El Museo de la Ciudad de México
es y seguirá siendo un espacio abierto a los encuentros, punto en el que se cruzan y entretejen las miradas más disímiles y en ese contexto se desarrolló la conversación referida. Todos sus visitantes tienen derecho a expresarse libremente, en el marco de las normas de convivencia que deben unirnos como sociedad para apreciar las distintas manifestaciones del arte público contemporáneo.
En ese sentido, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México rechaza categóricamente el uso de la violencia para dirimir controversias, o para manifestar diferendos entre ciudadanos, y condenamos cualquier tipo de intimidación (física o simbólica) que pueda recibir Avelina Lésper, como resultado del ejercicio de su profesión como crítica de arte, ni ninguno de los otros participantes de la mesa de conversación. La palabra es el único modo que admitimos para la diferencia de opinión.”
akc