Heliotropo 37 es el nombre de la exposición que Graciela Iturbide (Ciudad de México, 1942) presentará desde el 12 de febrero en la Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo, en París, una muestra excepcional porque para esta ocasión la fotógrafa realizó fotografías en color; eligió hacer tomas en Tecali, Puebla, donde por tradición se crean objetos a partir de las piedras y que con sus paisajes le dieron un nuevo motivo. Como prefiere el blanco y negro, optó por el color en tonos pálidos.
La exposición de la fotógrafa mexicana es una pequeña retrospectiva con algunas de sus fotografías más conocidas, pero también imágenes abstractas, tomadas en Perú, Japón, sur de Estados Unidos.
Esa abstracción, dice en entrevista vía correo electrónico, es un camino por el que se ha ido decantando: “Cada día me interesa más investigar sobre la vida; sobre los paisajes, sobre los volcanes, sobre la lava”. En esa línea hace unas semanas estuvo en la isla de Palma, donde fotografió el volcán Cumbre Vieja, que tuvo una prolongada erupción.
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Es la primera gran exposición dedicada a la fotógrafa en Francia; se mantendrá hasta el 29 de mayo; abarca obras que van desde la década de 1970 hasta la actualidad, algunas creadas específicamente para la Fundación Cartier. Fue curada por Alexis Fabry y Marie Perennès. Toma su nombre de la calle donde se ubica el estudio de Graciela Iturbide, diseñado por su hijo, el arquitecto Mauricio Rocha; y contiene fotografías de Pablo López Luz, quien documentan este espacio.
¿Cómo se siente al exponer, en París, en la Fundación Cartier, al volver a las exhibiciones, y tras vivir dos años de confinamiento por la pandemia?
Estos dos años de confinamiento me han servido mucho para reflexionar sobre mi trabajo, ver mis negativos, escoger los que me gustan y apartar los que no me gustan. Arreglar mi biblioteca y pensar en los nuevos proyectos. Es decir, la pandemia me vino muy bien a mí, tuve el tiempo que necesitaba y que generalmente no tengo por mis viajes. Siento que es un privilegio que me hayan invitado a la Fundación Cartier en Paris, estoy muy contenta. La gente se ha portado de una manera increíble. Vamos a ver cuál es el resultado.
Al preparar la exposición Heliotropo 37 ¿cambió algo de lo que era la propuesta inicial, el concepto, a raíz de lo que esta pandemia implicó?
¿Cómo escogieron las fotografías de esta exposición?
Hubo dos curadores por parte de la Fundación Cartier, por supuesto con mi cooperación y creo que la elección que hicieron fue muy buena. Esta es una pequeña retrospectiva que decidieron hacer, hay obra de mis principios como fotógrafa, unas fotografías a color que me pidieron y fotos nuevas de mis paisajes y objetos.
Heliotropo 37", que toma el nombre de la calle donde está su espacio de trabajo, se convierte en una exposición de obras, ¿pero también de su vida, su universo personal?
Heliotropo 37 lo eligió Alexis Fabry ya que mi casa y mi estudio están en esa calle, tiene que ver con el movimiento hacia la luz, ahí tengo mi archivo. Eligieron muy bien el nombre porque tiene mucho que ver con la fotografía y me tiene feliz.
La fotógrafa explica que la Fundación Cartier invitó a su hijo, el arquitecto Mauricio Rocha, a hacer una especie de museografía, y una intervención en el museo: “Yo no tuve nada que ver con esto. Parece ser que les ha gustado y la fundación lo considera muy buen proyecto”.
Hizo unas fotografías en color, en Tecali, Puebla. Me gustaría saber ¿cómo fue esa experiencia, cómo las hizo, qué buscaba mostrar de esas piedras?
Nunca había hecho un proyecto personal acerca del color, excepto parte del Baño de Frida Kahlo; como me lo pidieron, fui a Tecali y fotografié las piedras a color. Como nunca hago color, me sentí un poco preocupada de que las cosas salieran bien. Creo que el resultado será bueno, no lo sé. Tengo que verlo en la exposición. No estoy acostumbrada a ver en color.
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¿Qué posibilidades le da el blanco y negro que no encuentra en el color?
La abstracción. Cuando yo fotografío en blanco y negro abstraigo lo que veo en la realidad y es totalmente diferente que cuando fotografías a color, que tienes que pensar más en las tonalidades de los colores.
Cada vez más le interesa explorar en las texturas... ¿esto tiene que ver con las posibilidades de abstracción de las texturas?
Cada día me interesa más investigar sobre la vida; sobre los paisajes, sobre los volcanes, sobre la lava. De lo cual puede deducirse que pueda llegar a la abstracción.
Efectivamente, en mi exposición hay fotos de mi última obra, que son paisajes en Japón y Estados Unidos y de otras partes del mundo. Es una extensión de mi obra del ser humano al paisaje, y a la abstracción, quizás.
¿Cuáles han sido las fotografías más recientes que ha realizado, dónde fueron, y cómo fue esa experiencia?
Hace un mes estuve en las Islas Canarias, donde descubrí la lava, los volcanes y el mar, de lo cual deduje la evolución de la tierra hasta nuestros días. Para mí fue una experiencia fantástica, ya que estaba de alguna manera en el Big Bang. Ahora estoy leyendo a Darwin y en alguno de sus libros decía que él quería ir a las Islas Canarias, pero que le fue imposible llegar. Este viaje me ha dado mucho a la reflexión sobre la evolución, sobre la tierra, de dónde venimos, etc, estoy muy feliz. Quizás seguiré por estos caminos.
¿Cómo ha sido el proceso de trabajar esas series recientes, por ejemplo para las piedras de Tecali... Me refiero a cómo se da esa transición de pensar una idea a lo que finalmente resulta en las imágenes?
La piedra es el principio del Big Bang, es lo más antiguo que existe en la tierra. Me encanta llegar a esto después de haber fotografiado todo lo que me rodea en el mundo. Las piedras son el origen del mundo, eso es lo que me interesa. Es el principio de lo que somos todos nosotros, así que de fotografiar al ser humano he llegado poco a poco al principio de la creación.
¿Para usted hacer la fotografía es una forma de ritual?
Efectivamente, es un ritual, pero aparte de ser un ritual es una forma de conocer el mundo y su cultura a través de mi cámara, empezando del ser humano, hasta las piedras.
¿Cuál será la siguiente serie de fotografías que hará?
Las piedras, los volcanes, la lava y veremos qué sigue después, el planeta te da muchas posibilidades, estoy abierta a todo lo que nos rodea. Y poderlo captar es maravilloso.
En julio de 2020 nos hablaba de que la pandemia le había dado espacios para leer, estar más cerca de su familia, trabajar en su archivo ¿qué piensa ahora de lo que esta pandemia ha representado?
Esta pandemia ha representado reflexión sobre mi trabajo, relación más cercana a mi familia, a amigos, acercamiento a la lectura y sobre todo a reflexionar, como ya lo dije.
La pandemia ¿qué ha cambiado en usted?
Nada. No ha cambiado nada, me ha dado la oportunidad de acercarme a mí misma y a mi trabajo.
¿Tendrá nuevos proyectos de trabajo con sus hijos Mauricio y Manuel?
Absolutamente no. Cada quien tiene su manera de trabajar. Admiro el trabajo de mis hijos, estoy muy orgullosa de su talento, pero cada quien tiene su camino.
¿EN DÓNDE?
La Fundación Cartier para el Arte contemporáneo nació en 1984 y fue creada por Alain Dominique Perrin.
Es un ejemplo de filantropía empresarial en Francia
Con sede en París, la Fundación ocupa un edificio lleno de luz, diseñado por Jean Nouvel
Ofrece exposiciones, conferencias y producciones y es un sitio creativo para artistas
Web: www.fondationcartier.com
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